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Un día, en el año 1996, uno de mis hijos volvió desilusionado del colegio.<br />

Estaba aburrido y cansado de estudiar. "¿Por qué tengo que pasar tanto tiempo<br />

estudiando temas que jamás voy a utilizar en mi vida real?" protestó.<br />

Respondí sin pensar, "porque si no logras buenas calificaciones, no vas a<br />

ingresar a la universidad".<br />

"Más allá de que vaya o no a la universidad, yo voy a ser rico", replicó.<br />

"Si no completas tus estudios universitarios, no podrás conseguir un buen<br />

empleo", respondí con una ligera sensación de pánico y preocupación maternal. "Y sin<br />

un buen empleo, ¿cómo planeas hacerte rico?"<br />

Mi hijo rió desdeñoso y sacudió su cabeza lentamente con cierto aburrimiento.<br />

Anteriormente, ya habíamos sostenido muchas veces esta conversación. El bajó la<br />

cabeza y puso sus ojos en blanco. Mis palabras de sabiduría materna estaban cayendo<br />

en oídos sordos una vez más.<br />

Si bien era inteligente y determinado, siempre había sido un joven educado y<br />

respetuoso.<br />

"Mami" empezó. Había llegado mi turno de recibir una lección. "¡Ponte al día!<br />

Mira a tu alrededor; las personas más ricas no se hicieron ricas a causa de su<br />

educación. Mira a Michael Jordan, o Madonna.<br />

Incluso Bill Gates, que abandonó la universidad de Harvard, y fundó Microsoft;<br />

él es hoy uno de los hombres más ricos de los Estados Unidos, y está aún en sus 30<br />

años. Hay un lanzador de baseball que gana más de 4 millones de dólares al año<br />

aunque su coeficiente mental ha sido etiquetado como `dudoso'."<br />

Hubo un largo silencio entre los dos. Caí en la cuenta de que le estaba dando a<br />

mi hijo el mismo consejo que me habían dado mis padres. El mundo a nuestro<br />

alrededor había cambiado, pero el consejo no.<br />

Acceder a una buena educación y lograr calificaciones altas ya no asegura el<br />

éxito, y nadie parece haberlo notado, excepto nuestros hijos.<br />

"Mami" continuó, "no quiero trabajar tan arduamente como tú y papá lo hacen.<br />

Ustedes ganan mucho dinero, y vivimos en una casa enorme, repleta de `juguetes'. Si<br />

sigo tu consejo, acabaré igual que tú, trabajando más y más, tan sólo para pagar más<br />

impuestos y acabar endeudado. Ya no existe la seguridad de un empleo; ya he oído<br />

todo acerca de reducciones y reajustes empresariales. También sé que los graduados<br />

universitarios hoy en día ganan menos de lo que ganabas tú cuando te graduaste. Mira

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