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"Ya he tenido esta conversación con Mike. El ya está trabajando gratis, quitando<br />

el polvo y acomodando latas. Mejor que te apures y vuelvas allá."<br />

"Eso no es justo", grité. "Usted debe pagar algo."<br />

"Tú dijiste que querías aprender. Si no aprendes esto ahora, crecerás siendo<br />

como las dos mujeres y el otro hombre mayor que estaban sentados en mi sala,<br />

trabajando por el dinero y deseando que no te despidan. O como tu padre, ganando<br />

mucho de dinero, sólo para esta endeudado hasta los ojos, esperanzado en que más<br />

dinero resolverá e problema. Si eso es lo que deseas, volveré a nuestro trato original de<br />

10 centavos por hora. O puedes hacer lo que la mayoría de la gente termina haciendo.<br />

Quejarse de que el salario no es suficiente, renunciar, y buscar otro trabajo."<br />

"¿Pero y yo qué hago?" pregunté.<br />

Padre rico me dio golpecitos en la cabeza. "Usa esto", dijo. "Si lo usas bien,<br />

pronto me agradecerás por darte una oportunidad, y te volverás un hombre rico."<br />

Me quedé allí sin poder creer aún qué trato tan tonto había estado manejando.<br />

Yo había llegado aquí solicitando un aumento, y ahora se me pedía que trabajara gratis.<br />

Padre rico volvió a golpearme la cabeza diciendo, "usa esto; y ahora vete de aquí<br />

y vuelve al trabajo".<br />

LECCIÓN # 1: Los ricos no trabajan por el dinero<br />

No le dije a mi padre que no me estaban pagando. El no hubiera entendido, y yo<br />

no quería tratar de explicar algo que ni yo mismo entendía aún.<br />

Por tres semanas más, Mike y yo trabajamos durante tres horas cada sábado, por<br />

nada. El trabajo no me molestaba, y la rutina se volvía más sencilla. Eran los partidos<br />

de baseball y el no poder afrontar la compra de los comics lo que podía conmigo.<br />

Padre rico apareció por allí al mediodía del tercer sábado. Lo escuchamos<br />

maniobrar su camión en el estacionamiento, chisporroteando cuando el motor se<br />

apagaba. Entró a la tienda y saludó a la Sra. Martín con un abrazo. Luego de chequear<br />

cómo iban las cosas en la tienda, fue al refrigerador de los helados, sacó dos paletas,<br />

las pagó, y nos señaló a Mike y a mí.<br />

"Vayamos a dar un paseo, chicos."<br />

Cruzamos la calle esquivando algunos automóviles, y caminamos a través de una<br />

gran extensión de pasto, donde unas personas adultas estaban jugando softball. Nos<br />

sentamos en una mesa de picnic apartada, y nos dio los helados.

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