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Esto se demuestra mejor volviendo a la joven pareja. Como resultado del<br />
incremento en sus ingresos, ellos deciden salir a comprar la casa de sus sueños. Una<br />
vez instalados en su hogar, deben pagar un nuevo impuesto, denominado impuesto a la<br />
propiedad. Es entonces cuando compran un nuevo automóvil, muebles nuevos y<br />
electrodomésticos, acordes a su nueva casa. Y de pronto, despiertan y descubren que la<br />
columna de sus obligaciones está llena de deudas por hipoteca, prendas, y saldos<br />
deudores de tarjetas de crédito.<br />
Ahora, ellos están atrapados en la carrera de ratas. Llega un niño. Trabajan más.<br />
El proceso se repite. Más dinero, impuestos más altos, también denominado cambio de<br />
categoría impositiva. Una tarjeta de crédito llega por correo. Ellos la ponen en uso.<br />
Pierden el control. Una entidad crediticia los contacta, diciendo que su "inversión"<br />
mayor, su casa, tiene un valor considerable. La compañía les ofrece un préstamo para<br />
"consolidación de deudas", dado que sus referencias de crédito son tan buenas; y les<br />
sugieren que lo más inteligente que pueden hacer es reducir el alto interés pagado por<br />
concepto de consumos, cancelando los saldos totales de sus tarjetas de crédito. Y<br />
además, los intereses sobre el valor de su casa, son deducibles de impuestos. Ellos<br />
aceptan, y cancelan esos altos intereses de las tarjetas de crédito. Exhalan un suspiro de<br />
alivio. Sus tarjetas de crédito han sido saldadas por completo. Ahora, ellos han incluido<br />
su deuda por consumos dentro del préstamo hipotecario de su casa. Sus pagos<br />
mensuales se reducen al distribuir el total de su deuda a 30 años. Eso era lo más<br />
inteligente que se podía hacer.<br />
Sus vecinos llaman para invitarlos a ir de compras a un centro comercial, porque<br />
hay una liquidación por algún festejo importante. Es una oportunidad de ahorrar<br />
algunos pesos. Ellos se dicen a si mismos, "no compraremos nada; sólo iremos a<br />
ver...". Pero por las dudas encue ntren algo, deslizan una tarjeta de crédito "limpia" en<br />
su cartera.<br />
Vuelvo a encontrarme con esta joven pareja todo el tiempo. Sus nombres<br />
cambian, pero el dilema financiero es siempre el mismo. Vienen a alguna de mis<br />
charlas a escuchar lo que tengo para decir. Me preguntan, "¿Puede decirnos cómo<br />
ganar más dinero?" Sus hábitos de consumo provocan su búsqueda de mayores<br />
ingresos.<br />
Ellos ni siquiera sospechan que el problema es realmente la forma en que eligen<br />
gastar el dinero que poseen, y que esa es la causa de su inestabilidad económica. Todo<br />
esto es causado por la ignorancia de los principios financieros, y por desconocer la<br />
diferencia entre una inversión o activo, y una obligación o pasivo.