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Buscamos una casa durante dos semanas, una que cumpliera con todos los<br />

criterios que estábamos buscando. Había una infinidad para elegir, de manera que la<br />

búsqueda fue bastante divertida. Finalmente, encontramos una casa con 3 dormitorios<br />

y 2 baños, en un buen vecindario. El dueño había sido víctima de la reducción de la<br />

empresa para la cual trabajaba, y necesitaba vender ese día porque se mudaba con toda<br />

su familia' a California, donde lo aguardaba un nuevo empleo.<br />

El pedía u$s 102.000, pero le ofrecimos solamente u$s 79.000. Aceptó<br />

inmediatamente. La casa tenía adjudicado un préstamo sin requisitos, lo que significa<br />

que aún un vagabundo sin trabajo podría comprarla sin la previa aprobación de un<br />

banco. El dueño debía u$s 72.000, de manera que todo lo que mi amigo tenía que<br />

aportar eran u$s 7.000, o sea, la diferencia de precio entre lo que se debía y el precio<br />

de venta. En cuanto el dueño se mudó, mi amigo puso la casa en alquiler.<br />

Mensualmente, luego de pagar los gastos, incluyendo la cuota de la hipoteca, le<br />

quedaban u$s 125 en su bolsillo.<br />

Su plan era conservar la casa durante 12 años y dejar que la hipoteca se pagara lo<br />

más rápido posible, mediante la deducción mensual de esos u$s 125 de la deuda. Nos<br />

imaginamos que en 12 años, estaría cancelada en gran parte y, para cuando su primer<br />

hijo fuera a la universidad, él podría estar recibiendo u$s 800 netos por mes. También<br />

podría vender la casa si su valor aumentaba.<br />

En 1994, el mercado inmobiliario de Phoenix cambió repentinamente, y el<br />

inquilino que vivía allí, quien amaba esa casa, le ofreció comprarla por u$s 156.000.<br />

Nuevamente mi amigo me preguntó qué pensaba yo, y naturalmente le dije ¡vende!,<br />

bajo el amparo del diferimiento 1031 -de impuestos por recambio.<br />

De pronto, él contaba con u$s 80.000 para operar. Llamé a una amiga en Austin,<br />

Texas, quien entonces pasó este dinero libre de impuestos a una participación limitada<br />

en un pequeño depósito para almacenaje que ella estaba montando. Mi amigo, luego de<br />

tres meses, comenzó a recibir cheques apenas inferiores a u$s 1.000 por mes en<br />

ingresos, los cuales volvió a verter en el fondo para la universidad, el cual ahora crecía<br />

tanto más velozmente. En 1996, el pequeño depósito se vendió, y él recibió un cheque<br />

por u$s 330.000, procedentes de la venta, y que fueron involucrados en un nuevo<br />

proyecto que arrojaría más de u$s 3.000 por mes en concepto de rentas y, de nuevo, se<br />

depositaron en el fondo común para la universidad. Actualmente, él está muy confiado<br />

en que su meta de u$s 400.000 será alcanzada fácilmente, y sólo se necesitaron u$s<br />

7.000 para comenzar, y un poco de inteligencia financiera. Sus hijos podrán afrontar la<br />

educación que deseen, y él utilizará entonces el activo subyacente, protegido por su

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