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empresa inglesa que ha conseguido un
vehículo idóneo para el servicio del
taxi, con cinco plazas, con altura y espacio
dentro para una silla de ruedas,
cochecitos de niños sin plegar, espacio
para maletas, etc., algo absolutamente
lógico (muy inglés) cuando se trata de
un vehículo que ha de cumplir una misión
especifica y concreta distinta de
la del resto de vehículos, casi siempre
ocupados por una o dos personas, con
poco espacio y sin maniobrabilidad
interior para el cliente. ¿Qué espera
la factoría de Citroën de Vigo para
diseñar un vehículo exclusivamente
para tal fin, comercializarlo en todo el
mundo y morirnos de éxito?
La mayoría de las grandes ciudades
en el mundo tienen su origen en un
puerto refugio, en un río o en una encrucijada
de caminos. Londres reúne
un poco de todo. Tiene un puerto fluvial,
pero importante; tiene un río que
lo es y ha sido todo para la ciudad, y
finalmente también era una encrucijada
entre los puertos del sur y las comunicaciones
con el norte de la isla, con
el propio river Thames en medio. Sólo
en el centro de la ciudad ya lo cruzan
diez puentes. Londres, para vivirla, al
menos habría que dividirla en dos partes.
La “City”, al este, el origen de la
ciudad convertido en su centro financiero
y de negocios, una ciudad absolutamente
muerta los días no laborables
y tremendamente bulliciosa durante la
jornada, y por otra parte el resto de
la ciudad. Curiosamente las últimas
muestras de arquitectura de vanguardia
en Londres hay que buscarlas en
la City, desgraciadamente apelotonadas,
sin retranqueos que posibiliten su
contemplación, sin espacios a su alrededor,
pero que al igual que en Berlín
y sin llegar al exceso de Nueva York,
van componiendo una silueta muy
identificativa de la ciudad, aun cuando
la proximidad entre ellas hacen que se
mezclen de forma llamativa con otras
arquitecturas del Londres de esplendor
de otros tiempos.
Si nos centramos en el resto de la
ciudad, Londres es en primer lugar el
comercio, las instituciones, los museos,