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35 • Ap r o i n
los monumentos, los teatros, los colegios,
los parques, las zonas residenciales
victorianas, todo en abundancia,
y como existen multitud de guías turísticas
perfectamente informadas e
Internet es extraordinario, nada voy
a recomendar aquí sobre el particular
salvo las impresiones que ello produce,
y si vamos de impresiones, vamos
también al lado negativo del asunto,
que al igual que el positivo, lo hay y en
abundancia.
La cocina, salvo en restaurantes
buenos y caros, sigue siendo una auténtica
cámara de tortura para todo
tipo de alimentos. Los ingleses siguen
sin tener ni puñetera idea de cocinar,
mezclando auténticas barbaridades,
sin gracia ninguna. Mientras en España,
sin conocer una ciudad es muy posible
que uno coma bien en cualquier
restaurante con un mínimo aspecto
recomendable, en Londres sería un
auténtico milagro, y nunca en un pub.
Siendo eso así, ¿por qué se atreven a
cobrar un 12% de servicio?, ¿por qué
en algunos sitios has de pedir y recoger
la consumición en la barra pagando
al momento de servirte?, ¿acaso no
le pagan a los camareros? Si no se dispone
de los posibles adecuados y del
conocimiento sobre donde se esconden
los buenos restaurantes, que los
hay, lo mejor es entregarse en manos
de una franquicia italiana, si hay sitio
y… avanti.
Por otra parte, si de cerveza se trata,
lo del pub ya resulta mucho más
adecuado, aunque los hay, como en la
viña del señor, de todo tipo. ¡ojo!, sobre
todo con los servicios, pequeños,
estrechos, sucios, mojados por todas
partes, antiguos, pintados, etc., aunque
también hay alguna excepción,
que conste.
Lo de la juventud inglesa, generalizando
(ya se que no se debe), es para
echar a correr, no sólo cuando están bebidos,
sino incluso en los momentos más
sobrios (ellos y ellas). ¿Cómo es posible
que en muy pocas generaciones hayan