La relación entre humanos y mascotas Una terapéutica de resiliencia

poblacional; pero vista la historia en su conjunto, podría
decirse que los desplazamientos forzados son la constante
de nuestro devenir como pueblo y como Nación”.
Así, el DFV se ha vuelto un dato recurrente y permanente
en la historia colombiana. Es parte de las memorias de
cada hombre, niño, mujer, familia y colectivo humano que
ha sufrido directamente esta crisis humanitaria. Está inscrito
en los recuerdos de los habitantes urbanos, precedió la
fundación de los barrios marginales de cada ciudad colombiana
y la apertura de tierras en las fronteras y en las zonas
selváticas. Por todo esto, el desplazamiento se convirtió en
un eje vertebrador de la conformación territorial del país y
de la identidad del colombiano.
Sin embargo, a partir de los años noventa, y muy de la
mano con la agudización del conflicto social y armado en
el país, los éxodos han tomado dimensiones de catástrofe
humanitaria y el fenómeno se ha hecho visible, no sólo por
su creciente magnitud, sino ante todo porque se logró situarlo
como un tema específico de preocupación política y
deslindarlo de otras violaciones indiferenciadas a los derechos
humanos.
El informe de la LXX Asamblea Plenaria Ordinaria de la
Conferencia Episcopal de Colombia, en el cual se presentó
una actualización de la primera investigación sobre el desplazamiento
forzado interno –que fue realizado hace diez
años por esta misma organización–, contiene un análisis de
la magnitud e impacto del desplazamiento forzado entre
1995 y 2005. Cerca de 3 millones de colombianos tuvieron
que salir de sus lugares habituales de residencia o traba-
jo, abandonando 4.8 millones de hectáreas en el marco
del conflicto armado interno y otras violencias ligadas a la
disputa territorial, poblacional y de recursos (Conferencia
Episcopal de Colombia: 2006).
La Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento
(CODHES), presenta como cifra estimativa nacional
de la población que se ha desplazado desde 1985 (año en
que comenzó el estudio del fenómeno) hasta el 2005 un
total de 3.662.842 personas (Codhes, 2006).
DESPLAZAMIENTO FORZADO POR LA VIOLENCIA EN EL
DEPARTAMENTO DEL META
El desplazamiento forzado en el Meta es uno de los efectos
inmediatos del accionar de los actores armados que deja
múltiples consecuencias en la población civil. Durante la
década de 1986 - 1996, el Meta ocupó el tercer lugar en el
país como departamento expulsor, al desplazarse 43.091
personas, aproximadamente el 10% de la población para
esa época (Comité Cívico por los Derechos Humanos del
Meta, 1997: 43).
Según el Observatorio Presidencia de Derechos Humanos
y Derecho Internacional Humanitario (Observatorio de Derechos
Humanos Y DIH: 2006), el departamento del Meta
mostró una disminución de las personas expulsadas entre
el 2003 y 2004, reduciéndose en un 30%. En el 2003, el
número de personas forzadamente desplazadas en el departamento
fue de 2.227, mientras que en el 2005 fue de
6.507. Los municipios con más expulsión de población durante
esos dos años fueron: La Uribe, El Castillo, Lejanías y
Mapiripán; y Villavicencio fue la primera receptora de esta
población.
TABLA NO. 1. Comportamiento del desplazamiento 1985 - 2005
Año
1985
1986
1987
1988
1989
1990
1991
1992
Población Desplazada
Por La Violencia
27.000
36.000
59.000
105.000
119.000
77.000
110.000
64.000
45.000
78.000
Año
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
Población Desplazada
Por La Violencia
89.000
181.00
257.000
308.000
288.000
317.375
341.925
412.553
207.607
287.581
252.801
1993
1994
2003
2004
2005
Fuente: Codhes, Octubre de 2005.
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