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Cómo evitamos perder el autocontrol emocional 3<br />

Propósito<br />

Ofrecer algunas herramientas que apoyen al supervisor de módulo, y a las personas que le rodean,<br />

a tener una mejor regulación de sus emociones.<br />

Contenido<br />

A veces explotamos emocionalmente diciendo y haciendo cosas de las que nos arrepentimos en<br />

muy poco tiempo. ¿Qué nos provoca ¿Podemos controlar nuestros impulsos<br />

Teníamos en la oficina un compañero que era dado a las explosiones emocionales. Las discusiones<br />

con él (legítimas discusiones de trabajo, nada personal) solían terminar con manifiesta falta<br />

de regulación emocional, en las que los reproches, las salidas de tono y hasta los insultos se<br />

sucedían sin control. Lo sabíamos, y conocíamos la señal: un temblor en el labio y en las manos<br />

que indicaban que estaba a punto de explotar.<br />

Él no lo pasaba bien, y me consta que hacía lo posible (como hacemos todos los que somos<br />

dados a este tipo de explosiones) por controlarse. Lo cierto es que poco a poco la gente dejó<br />

de sentirse cómoda trabajando con él. Porque lo dicho en una explosión emocional, por más<br />

que entendamos que lo es, dicho queda. Y en ningún caso es neutro para las relaciones. En su<br />

caso, los que habían vivido sus explosiones en directo no tenían ganas de repetir la experiencia,<br />

y esto hizo que renunciaran a trabajar con él a pesar de su sobrado talento, y que con el tiempo<br />

se fuera quedando solo.<br />

16<br />

El “efecto gaseosa”. Todos sabemos lo que ocurre cuando agitamos violentamente una botella<br />

de gaseosa y seguidamente abrimos el tapón. No hay forma humana de controlar el pegajoso<br />

líquido que sale a presión salpicándolo todo. El estropicio está servido.<br />

Nuestras emociones son como la gaseosa. Si algo las agita y de forma inmediata dejamos que<br />

salgan fuera, saltan por los aires causando estropicios. Cuando discutimos, cuando recibimos<br />

mensajes que nos remueven, nuestro interior se convierte en un cúmulo de sentimientos agitados,<br />

que si abrimos la botella provocamos desastres de los que nos arrepentimos de inmediato<br />

y que causan daños en nuestras relaciones.<br />

Las respuestas en caliente nunca van a ser ni mesuradas ni constructivas. Es esencial encontrar<br />

mecanismos que nos ayuden a mantener el control y a posponer la réplica inmediata. Una gaseosa<br />

agitada no puede abrirse al instante. Si la dejamos reposar, al cabo de un cierto tiempo<br />

podremos abrirla. Mantendrá todavía cierta presión, pero si lo hacemos con cuidado no pasará<br />

nada. Así, ante algo que nos agita debemos intentar evitar las reacciones inmediatas. Hay que<br />

1<br />

Fragmento adaptado de Ramón-Cortés, Ferrán (2010). Cómo evitamos perder los papeles. Semanario de El País,<br />

Marzo de 2010.

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