La casa de convalescencia.indd - Ediciones B

amarillo que ahora parece vibrar, algo vertiginosamente, ante
sus ojos. Avanza con precaución, impulsa suavemente los pies
dentro de las zapatillas que le han dado. Y Sunny piensa: ¿las
uñas, ¿callos Alguien tendrá que comprobarlo.
La enfermera Todd manda recado de que preparen un ramo
de bienvenida: helechos y flores silvestres del jardín con una
pequeña azucena del invernadero, del manojo que se corta para
distribuir en los ramilletes de alegre vegetación que adornan las
salas y el comedor. Las azucenas son un proyecto de las señoras
de los médicos. Con el tiempo, hasta puede que lo intenten con
orquídeas.
Una de las muchachas compondrá un pequeño, aunque bonito,
arreglo floral y se lo subirá a la enfermera Todd; se quedará
un momento en el escritorio mientras ella escribe en una
tarjetita tiesa: Tervetuloa, del personal de la planta Orvokki.
Para cuando Julia vea la azucena, la flor ya se habrá relajado un
poco, se habrá ablandado al contacto con el aire. Una vez cortadas,
se han conservado en la apenas usada cámara frigorífica
del ala clínica; en otras palabras, el depósito de cadáveres. Pero
¿alguien tiene que saberlo No, querida; no hace ninguna falta.
—Si necesita algo, hágamelo saber —dice Sunny, ambas de
pie, una junto a la otra, esperando el ascensor.
La frase de rigor, tantas veces repetida, acabará por perder
su sentido porque, claro, ¿no estamos aquí para eso, para que
Sunny cuide de todos los detalles de nuestras vidas cotidianas
Por ahora, Julia quiere que le devuelvan el abrigo. La enfermera
Todd lo ha sacudido y colgado en el guardarropa próximo a la
entrada principal, donde lo encuentran, con aspecto algo estupefacto,
en una percha. Julia quiere llevarlo puesto en el interior
del edificio y así lo hará, aunque a Sunny le cuesta encontrarle
el brazo en la ancha manga, para sostenerlo. ¿Es necesario
sostenerlo La suelta, pero Julia agarra de nuevo la mano y la
devuelve a su sitio. Julia no atiende durante el recorrido. Sólo
vuelve la cabeza de vez en cuando. Unas horquillas relucientes,
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