La casa de convalescencia.indd - Ediciones B

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Algo grave habría sido distinto, desde luego —aunque hace
mucho tiempo que no hay una emergencia en la planta superior—;
pero Sunny se perdió la cena y la noche sólo por un problema
que tendría que haberse solucionado de inmediato. Habla
con la muchacha Marja en su despacho, donde nadie puede oírlas.
—No, enfermera Taylor, no lo vi.
—¿No viste el frasco de pastillas roto
En realidad sí, lo había visto al deshacer la maleta más grande.
Había hecho lo que siempre hacía, apartar todas las medicinas
hasta que fuese alguien de la ronda de visitas. Las medicinas y varios
accesorios que las acompañaban. Había tirado los pedazos
de cristal; creía haberlos retirado todos.
—¿No sacudiste la ropa
Sunny reconoce su papel, la ausencia de enfado incluida. ¿No
es más eficaz causar remordimiento, arrepentimiento, sentimientos
más permanentes y molestos Sí, es mucho peor estar en el
otro extremo de la decepción de Sunny que ser el blanco de su
ira, porque todos saben que es demasiado estricta y mesurada
para caer en la verdadera crueldad. No ha habido motivos para
creer lo contrario, nada que se haya dicho o presenciado.
—Era tu responsabilidad y ahora tienes que ir a disculparte
con la señora Dey, decirle que sientes que, por un descuido
nuestro, resultara herida su primer día de estancia. Pregúntale
si quiere una taza de café y ayúdala a vestirse si acepta tu ayuda.
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