La casa de convalescencia.indd - Ediciones B

se encalla, dejando dolorosos hoyos rojizos que molestan al andar.
Después del trabajo siguen caminos distintos, y se le ocurre
a Sunny, mientras se dirige a la sauna del personal, que nunca,
ni una sola vez, ha visto a Evelyn Todd aquí. Lo que le parece
bien. Pero ¿dónde pasa Evelyn el tiempo libre Ésta es una de
las muchas ideas fugaces que se escabullen entre los árboles antes
de que Sunny reconozca haberlas pensado.
En la sauna, una nueva muchacha se sienta de forma natural,
medio cubriéndose el cuerpo con una toalla.
Alguien le pregunta dónde trabajará.
—Päivänkakkara —responde, que significa «margarita» en
finés; las unidades tienen nombres de flores, Päivänkakkara,
Ruusu, Krookus. Y la de Sunny, Orvokki. Significa «violeta»—.
Haré el turno de noche.
—Pues ten bien preparada una pila de camisones limpios y
también ropa de cama cuando vayas allí —dice una de ellas.
Las otras mujeres sonríen amables, sin mala intención.
Esta muchacha trabajará con su tía, fuerte y nada impresionable,
y juntas firmarán y anotarán sus iniciales siempre que
hagan algo, en este caso cien iniciales durante la noche, por incontinencia:
delantera, trasera y doble.
—Tendrás que comprobar cada cama y, si encuentras algo,
ocuparte de eso.
—¿Se despiertan
—Algunas, tal vez. Puede que algunas se te resistan cuando
vayas a ponerles la ropa limpia. Hay una en Päivänkakkara que
intentará salir de la cama estando dormida. No está mal de la cabeza;
sólo es sonámbula.
—En Orvokki pasa lo mismo, a veces —dice Sunny, a trompicones
y no del todo correctamente, pero en finés, de todos
modos.
Se hace el silencio después de sus palabras y entonces Sunny
se cohíbe, intenta no ser demasiado consciente de lo que debe
de parecer: que está escuchándolas, observándolas. Sin embargo,
las mujeres la aceptan, o al menos no rechazan su aportación.
Se recuestan tranquilamente, de modo que todo lo que
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