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firmó una Convención Preliminar de Paz cuyo<br />
artículo 1 decia: "La República de las Provincias<br />
Unidas del Río de la Plata reconoce la independencia<br />
e integridad del imperio del Brasil, y renuncia<br />
a todos los derechos <strong>que</strong> podría pretender<br />
al territorio de la Provincia de Montevideo, llamado<br />
hoy Cisplatina". En' su artículo 3 9 se establecía<br />
<strong>que</strong> las Provincias Unidas retirarían sus<br />
fuerzas del territorio cisplatino y en el 49 se disponía:<br />
"La isla de Martín García se pondrá en el<br />
statu quo ante bellum, retirándose de ellas las<br />
baterías y pertrechos". Esta cláusula tuvo su razón<br />
de ser, por<strong>que</strong> el Imperio, además de la Banda<br />
Oriental, pretendía Martín García como garantia<br />
de paz y seguridad y también de esa forma<br />
se aseguraba el control de los ríos, en des<strong>me</strong>dro<br />
de nuestro país. Pero Garcia, <strong>que</strong> transó en la<br />
posesión brasileña de la Banda Oriental, consiguiÓ,<br />
como una migaja de la transacción, sacar el<br />
artículo 49 <strong>que</strong> nos obligaba a dar garantías al<br />
BrasiL<br />
El Congreso reunido en Buenos Aires, con la<br />
asistencia del gabinete en pleno, en reunión secreta<br />
del 25 de junio de 1827, tomó conocimiento<br />
de la Convención prelim1nar y del <strong>me</strong>nsaje del<br />
presidente Rivadavla, en donde expresaba <strong>que</strong><br />
García había traspasado y contravf.'nido sus instrucciones<br />
y él, como presIdente, "ha acord9.do y<br />
resuelve repelerla, como de hecho <strong>que</strong>da repelida".<br />
Pero el escándalo provocado por ésta y por otras<br />
cue~tiones de política interna, detenninaron la<br />
renuncia de Rivadavía a la Presidencia de la<br />
República el 27 de junio de 1827.<br />
La guerra se fue reduciendo a encuentros aislados<br />
y a la acción de los corsarios, extranjeros,<br />
en su mayoría, al servicio de la República Argentina;<br />
la escuadra de Brown, cada vez más <strong>me</strong>rmada<br />
en su poderío, fue perdiendo su radio de<br />
acción. Así llegamos a 1828, año en <strong>que</strong> se firma<br />
la paz con el Brasil <strong>que</strong> determjna la independencia<br />
de la Banda Oriental. tanto del Brasil como<br />
de la Argentina. Al realizarse el canje final<br />
de ratificaciones en Montevideo, uno de los delegados<br />
argentinos fue el almirante Gui11ermo<br />
Brown, héroe indiscutido de la guerra naval.<br />
Del desar<strong>me</strong> de Martín Garcta no se hablaba<br />
más en esta Convención de Paz.<br />
MARTIN GARCIA y<br />
LOS FRANCESES<br />
Han pasado ahora casi diez años. Gobierna<br />
Rosas en Buenos Aires, conducIendo las relaciones<br />
exteriores' de la Confederación Argentina.<br />
Empiezan a acumularse nubarrones en el horizonte<br />
internacional y en los episodios <strong>que</strong> sobrevengan,<br />
nuestra isla será escenario de gloriosoo<br />
hechos de armas. Para entonces, Martín García<br />
tenia una pe<strong>que</strong>ña guarnición permanente y las<br />
mujeres <strong>que</strong> entonces rodeaban todo regimiento<br />
o ejército daban al ánlblto isleño un aire de aldea<br />
muy particular.<br />
En Buenos Aires. un vicecónsul francés, Ai<strong>me</strong><br />
Roger. desata con sus imprudencias un conflicto<br />
<strong>que</strong> seria largo y complejo. Ahorrando detalles<br />
al lector, digamos <strong>que</strong> Roger, a principios de 1838.<br />
consiguió <strong>que</strong> la escuadra francesa estacionada<br />
f.'n Río de Janeiro apoyara sus pretensiones. La<br />
cuestión diplomática era ya un conflicto de hecho.<br />
El almirante Leblanc envió su ultimatum<br />
el 24 de marzo de 1838, pero en la respuesta,<br />
Arana le expresa <strong>que</strong> el gobierno al cual representa<br />
no tiene ningún propósito ofensivo contra<br />
Francia, y <strong>que</strong> como él es un jefe militar al frente<br />
dE' una eRcuadra, no pl1ed(' conferenciar con él<br />
en forma oficial sino privada<strong>me</strong>nte. ·'Exigir so~<br />
bre la boca del cañón privilegios <strong>que</strong> sólo pueden<br />
concederse por tratados. es a lo <strong>que</strong> este<br />
gobierno nunca se so<strong>me</strong>terá".<br />
Digna respuesta <strong>que</strong> los franceses no esperaban.<br />
El 28 de marzo, el almirante declaró blo<strong>que</strong>ados<br />
el puerto de Buenos Aires y todo el litoral del<br />
Río de la Plata perteneciente a la República Argentina.<br />
El encargado de hacer efectiva la <strong>me</strong>dida<br />
fue el capitán Hipólito Daguenet con una<br />
flota compuesta por la fragata "Minerva", las<br />
corbetas "Ariadne" y "Safo" y los bergantines<br />
"D'Assas'·, "'Sylphe" y "Cerf'.<br />
Rosas tuvo el respaldo de las provincIas en su<br />
actitud de resistencia, luego del fracaso de la<br />
misión de Domingo Cullen para tratar de hallar<br />
alguna solución al conflicto <strong>que</strong> perjudicaba a<br />
las provincias del litoral en su co<strong>me</strong>rcio. Una<br />
<strong>me</strong>diación del ministro británico Mandeville<br />
también fracasó. Ya en estos mo<strong>me</strong>ntos los franceses<br />
apoyaban a Rivera en su Intento de derrocar<br />
al presidente constitucional del Uruguay y<br />
jefe del partido blanco, don Manuel Oribe. Entonces<br />
los franceses y los riveristas decidieron<br />
dar un golpe de mano muy importante para la<br />
navegación fluvial y para cortar las comunicaciones<br />
por agua entre la sitiada Montevideo y<br />
Buenos Aires. EllO de octubre una fuerza combinada<br />
franco-oriental fondeó en el canal suroeste<br />
de la isla Martín Garcia, a tiro de fusil<br />
de ella. El capltan Daguenet, <strong>que</strong> se encontraba<br />
al frente de la expedición, intimó al teniente<br />
coronel Jerónimo Costa, comandante de la isla,<br />
para <strong>que</strong> la entregara en el término de una hora.<br />
Costa, antes de dar una respuesta, reunió a sus<br />
oficiales y los consultó al respecto. La situación<br />
era dramática, pero todos eran hombres de tent ..<br />
pIe y el sargento mayor Juan B. Thorne "declaró<br />
noble<strong>me</strong>nte <strong>que</strong> aun<strong>que</strong> él no había nacido en<br />
la República Argentina, estaba acostum.brado a<br />
combatir con dignidad bajo este pabellón, y <strong>que</strong><br />
combatir era el deber de los <strong>que</strong> defendían la<br />
isla".<br />
Con estas palabras Costa contestó al portador<br />
del ultimátum: "En contestación a la nota de]<br />
señor comandante sólo tE>ngo <strong>que</strong> decirle <strong>que</strong><br />
estoy dispuesto a sostener segun es de mi deber<br />
el honor de la nación a <strong>que</strong> pertenezco. ,. (Saldías,<br />
Adolfo: "Los aliados contra Rosas". En:<br />
Historia de la Confederación Argentina. Tomo<br />
IV. Buenos Aires, Ediciones Cenit, 1958. Pago 108.)<br />
Las cartas estaban echadas y Daguenet ordenó<br />
el desembarco de una fuerza de 550 hombres. <strong>que</strong><br />
habían sido transportados en la corbeta "Expeditive'·,<br />
el bergantín "Bordelaise" y la goleta<br />
"Ana", todas francesas, y en cuatro goletas uruguayas,<br />
"Eufrasia", "Despacho". "Loba" y "Estrella<br />
del Sur", acompañadas por 23 lanchones.<br />
Los jefes de las fuerzas de desembarco eran los<br />
capitanes uruguayos Soriano y Susviela y a<strong>que</strong>llas<br />
fueron protegidas en su acción por un nutrido<br />
cañoneo dirigido desde los barcos, especial<strong>me</strong>nte<br />
el "Bordelaise" <strong>que</strong> poseía diez cañones a<br />
granada explosiva Paixans, <strong>que</strong> causaban terribles<br />
destrozos en las defensas de la isla. La artillería<br />
de Thorne respondió con bizarría. causando<br />
algún daño a los atacantes, pero al fin la reducida<br />
guarniCión tuvo <strong>que</strong> replegarse dada la desigualdad<br />
de fuerzas. Pero el valiente nortea<strong>me</strong>ricano<br />
Thorne no se arredró y pudo contener<br />
un rato mas a los atacantes disparándoles, a<br />
boca de jarro, las dos piezas de a 12 <strong>que</strong> aún<br />
le <strong>que</strong>daban, mientras el teniente Molina disparaba<br />
las últimas balas de a 24.<br />
También los atacantes hicieron derroche de<br />
valor y luego de una hora y <strong>me</strong>dia de encarnizado<br />
combate. ge apoderaron del reducto tan heroica-<br />
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