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aprovechó Jai<strong>me</strong> para apuñalar}!) en la garganta.<br />
Arrlaga grItó espantado. Pero ya Marcet daba las<br />
órdenes: ·-"A ver, ayúden<strong>me</strong> a llevar el cuerpo<br />
a. la letrina, alli se puede desangrar <strong>me</strong>jor y evitaremos<br />
<strong>que</strong> el piso se manche." Alzaga mantenía<br />
una vela encendida, hasta <strong>que</strong> recibió de<br />
Marcet la orden dE': aca.bar el degüello. Empuñó<br />
01 puñal, <strong>que</strong> continuaba en la herida, y le hizo<br />
un tajo cIrcular; Álvarez dejó de exIstir.<br />
Juan Pablo,· el más afectado por la horrIble<br />
~scena, recibió la orden de buscar el coche <strong>que</strong><br />
~staba esperando en la calle de las Torres (RivajavlaJ,<br />
mIentras los otros dos bajaban el cadáver<br />
a la sala. Marcet. aprovechó para <strong>que</strong>darse<br />
con el anIllo del muerto, co<strong>me</strong>ntando sarcástico,<br />
<strong>que</strong> ya no le servía de nada. Arriaga anunció <strong>que</strong><br />
el carruaje estaba en la puerta. JaI<strong>me</strong> llmpló<br />
sumaria<strong>me</strong>nte con su propia capa algunas manchas<br />
<strong>que</strong> divisó en la oscuridad reinante.y luego<br />
los tres se echaron el muerto al hombro; le habían<br />
puesto una venda en el cuello con un pañuelo<br />
para <strong>que</strong> no sa.n~rara tanto, y encima colocaron<br />
un ramo de violet.as <strong>que</strong> llevaba Juan Pablo.<br />
Jai<strong>me</strong> manejaba el coche mientras los otros mantenían<br />
el cadáver sentado, como si se tratara de<br />
un hombre total<strong>me</strong>nte borracho. Pensaban hablar<br />
fuerte y reírse por si encontraban a alguien por<br />
pI camino. Pero esa noche helada no hallaron a<br />
nadIe y se dIrIgIeron tranquila<strong>me</strong>nte hacIa Barracas<br />
por la calle larga, <strong>que</strong> los conduciría a<br />
Santa Lucia, el lugar de destIno. Y allí, claro, se<br />
hallaba la noria, <strong>que</strong> había fascinado, al cerebro<br />
del grupo. Ladraron 100S perros, pero al reconocer<br />
al amo enmudecieron en seguida. Y en el sllencio<br />
de la noch~, ios tres amigos -los cuatro---. se<br />
dirigieron al pozo. A t.aron una piedra al extremo<br />
de una cuerda <strong>que</strong> colgaba de la noria y el otro<br />
extremo 10 aseguraron al brazo de Alvarez. Luego<br />
echaron el cadáver al fondo.<br />
Era la una de la mañana cuando llegaron al<br />
centro. Debían toda vía ir a la tienda de Alvarez<br />
a robar. Devolvieron el coche y continuaron a<br />
pIe. En la tienda encendieron luces pensando <strong>que</strong><br />
a nadIe llamarían la atención por ser su dueilo<br />
tan noctámbulo, y todo lo regIstraron. Encontraron<br />
al fIn billetes de banco en un cajón y<br />
montones de onzas en un baúl. En total eran<br />
ochenta mil pesos, <strong>que</strong> se repartieron allí mIsmo.<br />
Sólo al termInar la operaCión, se dIeron cuenta<br />
de <strong>que</strong> sus tl'ajes estaban manchados de barro<br />
y de sangre.<br />
Ja1<strong>me</strong> se mostraba contento; sugirió <strong>que</strong> debían<br />
hacer desaparecer la ropa <strong>que</strong> llevaban puesta,<br />
pero tambIén aconsejó Ir al día sIguIente a la<br />
casa adonde se co<strong>me</strong>tiera el cri<strong>me</strong>n, con los sirvIentes<br />
para lavar las manchas y vestiglos. Luego<br />
Arrlaga debía devolver la llave a la dueña, dIcIendo<br />
<strong>que</strong> a Dehesa no le gustaba la casa. En<br />
cuanto se dIeran cuenta de la desaparIcIón de<br />
Alvarez, debían ser ellos los pri<strong>me</strong>ros en buscarlo:<br />
¡al fin y al cabo eran sus <strong>me</strong>jores amigos!<br />
El plan tan madurado, parecía perfecto.<br />
BUSQUEDA<br />
Efectiva<strong>me</strong>nte, a la mañana del 6 de Julio partieron<br />
los amigos, con sus mucamos respectivos<br />
TODO ES HISTORIA N9 56<br />
El jefe de polic/a don Gregario Perdriel acluó<br />
decisiva<strong>me</strong>nte en la investigación del cri<strong>me</strong>n<br />
de Alvare •.<br />
provistos de baldes, trapos y cal. Se les encargó<br />
llmplar a fondo las manchas de esa casa, lo <strong>que</strong><br />
se hizo durante varias horas. Los "señoritos decentes"<br />
eran incapaces de limpiar ellos mismos<br />
las manchas, aun<strong>que</strong> fuera para cubrir las huellas<br />
de su propIo crI<strong>me</strong>n. ¿LImpiar eHos ¿Agacharse<br />
con un trapo ¡Jamás!<br />
La tienda de la Recova Nueva <strong>que</strong>dó cerrada<br />
al día sIguíente. Era algo Insóllto, por<strong>que</strong> el prestamista<br />
casI nunca se alejaba de sus funcIones.<br />
Los tres delincuentes aparecieron por la noche y<br />
dieron grandes golpes hasta <strong>que</strong> los vecinos informaron<br />
<strong>que</strong> en todo el día no se había visto a<br />
Alvarez .. -"Estará durmiendo la mona en alguna<br />
parte", dIjo JaI<strong>me</strong> rIendo. El mIsmo había ido a<br />
ver al dueño del coche de alquller preguntándole<br />
sI no habia encontrado un puñal. ~UAquí está el<br />
suyo, señor", le contestaron, y Marc'et, lleno de<br />
ansiedad, vio <strong>que</strong> estaba llmpio de sangre. El<br />
dueño de la casa de alqulleres no le díjo nada<br />
más, pero lo <strong>que</strong> sucedía era <strong>que</strong> Jai<strong>me</strong> no recordaba<br />
<strong>que</strong> sólo se había empleado un puñal la<br />
noche anterior, el suyo, pues Alzaga no tuvo <strong>que</strong><br />
usar éste <strong>que</strong> habían perdIdo.<br />
Un día después, don Angel Alvarez inquirió por<br />
su herm~no. ¿A qUién se dirigió a los tres amigos,<br />
desde luego. Respondieron éstos <strong>que</strong> no sabían<br />
nada de Francisco. Pero el hermano entró<br />
en la tienda y pudo ver <strong>que</strong> había sido asaltada.