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Nº 056 - Cosas que me gustan

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de doscientos azotes por las calles, cuatro horas<br />

de vergüenza pública y destierro perpetuo para<br />

Marcet y Arrlaga. Curiosa<strong>me</strong>nte, para Alzaga sólo<br />

pedia el destierro perpetuo. La fuerza del apellido<br />

Inlluia decidida<strong>me</strong>nte en la conducta del autor<br />

del Himno. Los acusados horrorizados ante la<br />

infamante pena de azotes prefirieron cualquier<br />

otra y protestaron.<br />

Esta vista cayó mal en la opinión pública. Los<br />

diarios criticaban al fiscal y el juez, sin hacer<br />

caso, decretó la horca para los asesinos. La horca,<br />

precisa<strong>me</strong>nte, era lo <strong>que</strong> pedia el público. Habia<br />

dicho La Gaceta: "¡Cómo se concede la vida a<br />

unos hombres <strong>que</strong> el mismo fiscal declara <strong>que</strong><br />

son indignos de ser tratados como tales y se deja<br />

en libertad a unos monstruos para <strong>que</strong> resida!)<br />

fuera de Buenos Aires!"<br />

Bartolomé Cueto, el juez. dictó sentencia el 13<br />

de agosto de 1828:<br />

" ... debo condenar y condeno a Jai<strong>me</strong> Marcet,<br />

Juan Pablo Arrlaga y Francisco Alzaga, a éste<br />

en su ausencia y rebeldía. a la pena ordinaria<br />

de muerte con calidad de aleve, cuya ejecución<br />

por la atrocidad del cri<strong>me</strong>n se verificará en la<br />

plaza principal de la Victoria, poniéndose sus<br />

cadáveres en la horca a la pÚblica expectación ... "<br />

Como era de esperarse, el pueblO de la ciudad<br />

se precipitó a la plaza para "divertirse" viendo<br />

las ejecuciones. Como en la época del circo romano,<br />

también los portefios necesitaban a<strong>me</strong>nizar<br />

sus monótonas mañanas observando un derramamiento<br />

de sangre.<br />

Sin embargo, aún <strong>que</strong>daba una esperanza a los<br />

condenados. Su abogados detensores, los doctores<br />

Fedro José Agrelo (de Marcet) y Gabriel Ocampo<br />

(de Arrlaga), habian hecho lo Imposible, visitando<br />

a cada uno de los Representantes para<br />

<strong>que</strong> Impidieran la ejecución y obtuvieran el<br />

indulto.<br />

La señora Usandivaras de Marcet fue con su<br />

pe<strong>que</strong>fia hija a pedir cle<strong>me</strong>ncia y firmó una<br />

pet.iclón redactada por Agrelo. Las defensas de<br />

ambos abogados fueron famosas en a<strong>que</strong>llOS<br />

tiempos, y al final se obtuvo del gobernador, <strong>que</strong><br />

esperaba una misión de paz en la guerra con el<br />

Brasil, una pro<strong>me</strong>sa: si el barco <strong>que</strong> traia las<br />

bases de la paz con el Brasil llegaba antes de la<br />

hora de la ejecución (11 de la mafiana)) se conmutaria<br />

la pena de los condenados. Gu1l1ermo<br />

Brown habia obtenido esta pro<strong>me</strong>sa de Dorrego,<br />

pero Marcet, Incrédulo co<strong>me</strong>ntó: "SI ese compadrito<br />

de Dorrego quisiera conmutarnos la pena,<br />

ya lo habrla hecho". Marcet tenia razón y se<br />

cree <strong>que</strong> el propio complUlrlto mandó un aviso<br />

a la rada para <strong>que</strong> el barco no llegara a tiempo.<br />

Final<strong>me</strong>nte, el dla sefialado, los reos salieron<br />

escoltados por soldados y por sacerdotes. Pero<br />

el único <strong>que</strong> escuchaba las exhortaciones del capellán<br />

Tomas Ladrón de Guevara y Guzmán, era<br />

el joven cordobés, arrepentido de su cri<strong>me</strong>n.<br />

Marcet morlria en plena furia, Insultando a todos<br />

y maldiciendo. Los tambores sonaban y pronto<br />

una descarga de fusileria terminó con la vida<br />

de los dos jóvenes. Rápida<strong>me</strong>nte el verdugo se<br />

encargó de subirlos a las horcas. Asevera Juan<br />

Manuel Berutl <strong>que</strong> "fueron ejecutados a las 11<br />

de este dia (16 de setiembre de 1828) y <strong>que</strong> estuvieron<br />

colgados hasta las doce y <strong>me</strong>dia en <strong>que</strong><br />

por respeto a sus famlllas los bajaron, y tueron<br />

llevados al ce<strong>me</strong>nterio a enterrar... Marcet murió<br />

de 28 afios de edad y Arrlaga de veintiuno,<br />

y los pongo en este diario por ser extráfio <strong>que</strong><br />

unas personas tan decentes y con tantos empefíos,<br />

no pudieran escapar de perder la vida con<br />

Infamia, por la rectitud de los jueces".<br />

Al dia sigUiente el capellán dio a publicidad<br />

una carta del reo Arrlaga. Decia: "Falta <strong>me</strong>dia<br />

hora para salir al suplicio y mi corazón siente<br />

más <strong>que</strong> la muerte, la Infamia.<br />

Por eso y para satisfacción de mis <strong>que</strong>ridOS<br />

padres, de mis parientes y amigos, sobre todo en<br />

obsequio de la religión católica en <strong>que</strong> aquéllos<br />

<strong>me</strong> educaron, y' es, en este terrible mo<strong>me</strong>nto, mi<br />

único consuelo, autorizo al presbitero don Tomas<br />

Los zonas de Barrocos y del Riachuelo eran escena r;o preferido de los paseos de Francisco de ~.lzaga.<br />

Pág. 69

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