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Nº 056 - Cosas que me gustan

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Sale a la. puerta, El sol ha emp~zactl} a levantarse<br />

sobre la arboleda de la antigua quinta de<br />

los Azcuénaga. Elena Faggionalo de Frondizi besa<br />

a su marido en la <strong>me</strong>jilla:<br />

-E,'Stoy orgullosa de vos .........alf::.anza a oírse.<br />

El presidente entra a un automóvil. A su lado,<br />

el cd€'cán naval se ha prestado a acompañarlo<br />

hasta el Aeropar<strong>que</strong>. Mientras el vehículo traspone<br />

los jardines, un gran silencio se desploma sobre<br />

los hombres <strong>que</strong> han ido a acompañar los últimofi<br />

mo<strong>me</strong>ntos presidenciales de Arturo Frondizi.<br />

Una casa modesta pero cómoda -,.la del subjde<br />

naval de Martin García--- será su alojamiento<br />

en la Isla. Allí perm'.anecerá. casi un año. sin<br />

salir de los límites del jardíll: como la consigna<br />

es no permitir <strong>que</strong> salga sin custodia de su obligatoria<br />

residencia, Frondizi ha preferido fijar la<br />

frontera de su confinamiento. Un cocinero, un mozo<br />

y un valet ·~todos conscriptos de Marina.­<br />

forman su personal de servicio. Durante esos <strong>me</strong>ses<br />

el presidente cautivo seguirá. apasionada pero<br />

silenciosa<strong>me</strong>nte las alternativas del caos politico<br />

<strong>que</strong> se abate sobre su país: los reiterados planteos<br />

y ~ublevaciones militares, los ve'(tiginosos cambios<br />

de gabinete, el enfrentamiento de "azules" y "colorados",<br />

la recesión económica, la inc€"rtidumbre.<br />

No hace decla'raciones públicas pE:'l"O recibe a sus<br />

amigos un par de veces por semana; ellos vienen<br />

en avión mUltar, rigurosa<strong>me</strong>nte seleccionados por<br />

la Casa Militar de la Presidencia, almuerzan cou<br />

el prisionero y regresan en seguida, a llevar a las<br />

filas del derrocado partido las sugestiones y directivas<br />

de quien sigue siendo su jefe indIscutido.<br />

Frondizi, <strong>que</strong> habia llegado a los límites de la<br />

resistencia física durante los cuatro tre<strong>me</strong>ndos<br />

años de su administración, encuentra en Martín<br />

Gurda ·---tal como ocurriera COn Yrigoyen-- el sosiego,<br />

la tranquilidad, el clima propicios para recuperarse.<br />

Se hace rapar la cabeza a lo conscripto<br />

y lava su propia ropa, aun<strong>que</strong> tiene personal<br />

suficiente a su servicio. Como es su invariable<br />

hábito, co<strong>me</strong> y bebe muy sobria<strong>me</strong>nte, duer<strong>me</strong><br />

siesta y a veces escucha música en el living de la<br />

casa. Pero su principal actividad es leer, Constante<strong>me</strong>nte<br />

le llegan pa<strong>que</strong>tes de libros <strong>que</strong> él pide<br />

a sus amigos o hace comprar en las librerías de<br />

Buenos AIres: quiere actualizarse en lecturas, él<br />

<strong>que</strong> durante cuatro años ha tenido <strong>que</strong> suspender<br />

lo <strong>que</strong> fuera sU hábito intelectual más g.!ato. Leerá,<br />

en esos <strong>me</strong>ses isleños, COn tanto fervor. <strong>que</strong><br />

incluso sus médicos llegarán a prohibirle <strong>que</strong> exceda<br />

determinado tiempo para no cansar demasiado<br />

su vista. Su esposa y su hija pasan temporadas<br />

con él pero la mayor parte del tiempo estará<br />

solo. A veces mantiene divertidas conversaciones<br />

con el personal <strong>que</strong> lo atiende o habla de<br />

política e historia con los oficiales de la guarnición<br />

<strong>que</strong> vienen a entretenerlo. Nunca se <strong>que</strong>ja<br />

de su condicióJ. jamás pregunta cuanto tiempo<br />

durará su confinamiento. Cuando le hacen saber<br />

-·a prlncipios de 196.3- <strong>que</strong> será trasladado a BarBoche,<br />

se limita a recoger su ropa y hace embalar<br />

sus libros y papeles.<br />

En febrero de 1963, Arturo Frondizi. <strong>que</strong> ~igue<br />

stt-ndo -·a sus propios ojos y según la más<br />

estricta interpretación legal ._., el presidente de<br />

los argentinos, es llevado en avión a su nuevo<br />

confinamiento. Ha terminado para Martín Garcia<br />

su destino de prisión ilustre. Siete años más tarde,<br />

la Marina de Guerra devuelve la isla a la provincia<br />

de Buenos Ares y las barracas, los depósitos,<br />

las baterías, las casas de oficiales y tropas<br />

empiezan a sufrir el embate lento pero implacable<br />

de la maleza.<br />

y alli sigue la histórica isla <strong>que</strong> descubriera<br />

Solís y fuera escenario de tantos episodios épicos<br />

ti- polHKO.s, el pedazo de tÜ!fra argentino <strong>que</strong> eodlciaron<br />

portugue::;es y brasileños. franceses y<br />

oriental~s, la cresta rocosa <strong>que</strong> enlaza. geológica<strong>me</strong>nte<br />

con la capital d(~ Brasil. la lIa.ve dt~ los<br />

ríos interiores de la Cuenca del Plata. Allí, retornada<br />

a su pacífico destino, espera <strong>que</strong> una visión<br />

gubernativa imaginativa le devuelva al pueblo<br />

argentIno para <strong>que</strong> su belleza, su clima, la sugestión<br />

de su pasado sea aproveChada por todos.<br />

LA SOBERANIA SOBRE<br />

MARTIN GARCIA<br />

La naturaleza ha puesto entre nuestro pais y<br />

nuestra antigua provincia, hoy Nación soberana,<br />

la RepÚblica Oriental del Uruguay, dos ríos magnificas<br />

por su belleza. grandiosidad y beneficios.<br />

Excelentes vías de comunicación, nunca fueron<br />

ele<strong>me</strong>ntos de separación, sino por el contrario, entre<br />

los puertos de ambas repúblicas siempre hubo<br />

un activo intercambio dt: viajeros y <strong>me</strong>rcancias,<br />

y en la actualidad de vehículos particulares y de<br />

transporte. Nuestros pueblos, hermanos por su<br />

origen, infancia e historia casi común, no han tenido<br />

problemas demasiado serios en cuanlo a límites,<br />

aun<strong>que</strong> éstos no se hayan resuelto definlt.iva<strong>me</strong>nte.<br />

Justa<strong>me</strong>nte, algo <strong>que</strong> no se resolvió en definitiva<br />

es a quién corresponde la isla Martín Garda.<br />

aun<strong>que</strong> los titulos argentinos son bien claros y el<br />

Uruguay nunca puso demasiado énfasis en sus reclamaciones.<br />

Al respecto dice Agustin de Vedia.<br />

en su obra "Martín Garcia y la jurisdicción del<br />

Plata": '¡Haciendo abstracción de antecedentes<br />

aislados y olvidados. puede afirmarse <strong>que</strong> el Uruguay<br />

nunca tuvo al respecto convicciones claras,<br />

ni se opuso directa<strong>me</strong>nte a la posesión de ios argentinos,<br />

ni protestó solemne<strong>me</strong>nte contra ella,<br />

ni <strong>me</strong>nos trató de ocupar la isla a título soberano.<br />

Lo má.'S ('.ierto es <strong>que</strong> hizo depender la decisión<br />

de ese punto del pronunciamiento de las naciones<br />

<strong>que</strong> suscribieron la convención de l828. una de las<br />

cuales era precisa<strong>me</strong>nte la <strong>que</strong> retenia la isla en<br />

su poder".<br />

La Convención Preliminar de Paz entre la Argentina<br />

y el Imperio del Brasil. de 1828, no estab!ecía<br />

la jurisdicción del nuevo Estado ,independIente.<br />

Recién se establecieron los límites orientales<br />

en el Tratado del 12 de octubre de 1851, firmado<br />

por el canciller de Montevideo. el lloCO lucido<br />

diplomático doctor Andrés Lamas y los representantes<br />

de Río de Janeil'o, Honorio Hér<strong>me</strong>to<br />

Carneiro Leao y Antonio Limpo de Abreu. Pero en<br />

él, si bien se habla de la n(~utra1iz;ación de Martin<br />

García como garantía de la libre navegación df:<br />

los rios. en nlngun mo<strong>me</strong>nto se dice <strong>que</strong> sea oriental.<br />

En 1854, el diputado uruguayo Pa tricio V áz<strong>que</strong>z.<br />

presentó en la Cámara de Representantes<br />

de su país un proyecto de comunicación al Ejecutivo<br />

exhortándolo a <strong>que</strong> recla<strong>me</strong> la isla Martín<br />

Garda. Su~ argu<strong>me</strong>ntos se basaban en la proximidad<br />

de la Isla a la costa orientaL en la aplicación<br />

del Derecho dt' Gentes con respecto a los limites<br />

internacionales y a las declaraciones de los Tratados<br />

de 1851 y 1852, firmados por el Uruguay y el<br />

Brasil. Otro argu<strong>me</strong>nto era el reconocimiento hecho<br />

por Espaii.a de la juriSdicción de la Banda<br />

Oriental sobre Martín Garcia, cuando se ordenó<br />

a Jas autoridades de Montevideo dar posesión de la<br />

isla a don Antonio José del Texo. Como sabemos,<br />

del Texo no era montevideano, como suponían los<br />

españoles y algunos uruguayos, ni tal donación<br />

llegó a hacerse efectiva. Y t'n último caso el virrey<br />

Elio <strong>que</strong> debia haberla hecho cumplir sólo<br />

t.enia jurisdicción efectiva sobre Montevideo. Por<br />

último Váz<strong>que</strong>z recuerda quP laoS armas uruguayas<br />

~stuvt('ron en posesión clt' la isla fon 1838 y

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