Mesa 5: Pasado y presente del pensamiento de izquierda - CeDInCI

Mesa 5 — Pasado y Presente del Pensamiento de Izquierda
Blas de Santos
Subjetividad, memoria y polítca
• por último, el impasse provocado por la Huelga de Hambre de los presos de la Tablada 1 que ha llevado,
salvo al pequeño grupo que los acompaña a una verdadera parálisis de la opinión pública y de los grupos
partidarios para tomar posición más allá de los reflejos rutinarios de solidaridad.
II.
El caso de La Tablada tiene características particulares. Por un lado, posee el valor de aportar como el resto
elementos que tendrán significación en términos de la totalidad que hayan contribuido a construir. Pero, al
mismo tiempo funciona por sí solo como verdadero punto de resignificación de todos los anteriores y es una
prueba de los callejones sin salida a los que ha llevado la lógica implícita en los mismos, en cuanto a los efectos
que para el presente político tiene la historia reciente. Voy a emplear esa actitud frente al pasado como un
“analizador”, revelador de reduccionismo del pasado a una función utilitaria: racionalizar, en nombre del pasado,
interpretaciones y comportamientos de la realidad fundados en premisas dogmáticas. Se ve en torno a
ese episodio cómo un hecho del pasado alcanza usos opuestos según la crítica busque en él y en sus efectos,
la significación histórico-política de los mismos o, descuente su deducción de las intenciones y fundamentos
dados por sus autores. Las que absueltas y amparadas a priori en sus intenciones y fundamentadas en la
letra de sus teorías llevan a que la memoria invocada en torno al episodio actúe como “agujero negro” de los
sentidos políticos de esa historia. Es decir, si era la ocasión de hacer la historia de la política armada en
nuestro país, otra vez la voluntad, el valor y, la audacia de sujetos elegidos por su destino plantean que el
sentido de un acto no precisa de consenso social, ya que el mismo, por el contrario, surge a consecuencia de
su puro impacto. En cambio del recurso a un despliegue discursivo que restituya los sentidos políticos disueltos
se insiste en la inmediatez de la acción-gesto que lo instala ex-nihilo.
Recordemos: si la condición para el foco era la clausura de la democracia, la razón para desencadenarlo, en
plena democracia podía crear o forzar las condiciones (dictatoriales) para que la premisa se cumpla.
III.
La prueba del conflicto que analizo puede leerse sintomáticamente en la ambigüedad y las contradicciones de
los discursos levantados en defensa de los huelguistas de La Tablada, que oscilan entre la revisión o el desconocimiento
del juicio que los condenó. Un enunciado cuyas elipsis y disociaciones tiene que forzar los eufemismos
para racionalizar las paradojas de su enunciación. Veamos la fórmula de un grupo de intelectuales
europeos (Alain Touraine. Michel Lowy, Lucien Sève, entre otros) que reclaman la revisión de las condenas,
“sin abrir juicio alguno sobre los hechos acontecidos en la Argentina el 23 de enero de 1989 que originaron su
detención”. Politólogos, filósofos marxistas, militantes políticos haciendo malabarismos jurídicos y humanistas
para evitar “abrir juicio sobre los hechos”, es decir, abstrayéndolos del campo de pertinencia del análisis político,
único en el un pronunciamiento público debería justificar su sentido. La des-politización que esa “defensa”
intenta no suple en la des-politización de lo acontecido la mala conciencia de una defensa que se excusa
de valorar la responsabilidad de los sujetos que los acometieron. Lo mismo pasa en los argumentos de que
aun tratándose de acciones insensatas o irracionales cabe el beneficio de las buenas intenciones, las buenas
causas y, por último, la “justicia” de que sean amparados en la misma impunidad que el régimen tiene para
con la criminalidad de los represores. Desde la izquierda militante se hace mas evidente aun la inhibición de
los argumentos políticos. En primer lugar, la razón revolucionaria—reivindicar el derecho a subvertir la legalidad
instituida— se hace sospechosa de oportunismo cuando reclama en defensa de la “defensa a rajatabla
de la Constitución Nacional o del respeto al orden jurídico internacional, cuando no a la defensa de la vida,
ante la imposibilidad de compatibilizar sus principios con los hechos que motivaron una condena a la que no
atinan a apelar políticamente. Esto se hace flagrante cuando nadie de los que reclamaban la inmediata libertad
de los huelguistas se hacía cargo de extender su reclamo para el máxime responsable político e ideológico
del grupo, representante de una concepción de acción revolucionaria de la cual La Tablada no fue un
1 ) Aun vigente en el momento de redactar este trabajo.
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