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Mesa 5: Pasado y presente del pensamiento de izquierda - CeDInCI

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<strong>Mesa</strong> 5 — <strong>Pasado</strong> y Presente <strong><strong>de</strong>l</strong> Pensamiento <strong>de</strong> Izquierda<br />

Blas <strong>de</strong> Santos<br />

Subjetividad, memoria y polítca<br />

vanguardias <strong>de</strong> la tradición –partidos, movimientos y referentes <strong>de</strong> la <strong>izquierda</strong> convencional--, a las mismas<br />

i<strong>de</strong>as que llevaron a la crisis contemporáneas y la ausencia <strong>de</strong> nuevos criterios que podrían dar fe <strong><strong>de</strong>l</strong> buen<br />

uso <strong>de</strong> la memoria, es <strong>de</strong>cir, <strong><strong>de</strong>l</strong> buen olvido <strong>de</strong> las causas que explican el <strong>presente</strong>. Este mal recordar, no sólo<br />

impi<strong>de</strong> la formulación <strong>de</strong> nuevos interrogantes anteponiendo sus anacronismos al planteo <strong>de</strong> los problemas,<br />

sino que <strong>de</strong> esa manera también cierra la chance <strong>de</strong> recordar sus fracasos pasados.<br />

Cualquiera pue<strong>de</strong> reproducir en su propia experiencia, el malestar (por culposo, inconfesado y vergonzante)<br />

que inva<strong>de</strong> a los participantes en los eventos ritualizadores <strong>de</strong> la memoria forzados por el imperativo <strong>de</strong> no olvidar<br />

la historia, convidando a los sentidos coagulados <strong>de</strong> sus espectros. El sinsentido <strong>de</strong> esos “actos oficiales”<br />

<strong>de</strong> la <strong>izquierda</strong> y el progresismo en general, traduce la falta <strong>de</strong> futuro <strong>de</strong> una política consagrada a la<br />

eterna vuelta sobre sí misma en la veneración <strong>de</strong> su i<strong>de</strong>ntidad: esa que en la atemporalidad <strong>de</strong> las consignas<br />

revela la fijeza <strong>de</strong> las ilusiones cuando se han vuelto coartadas <strong>de</strong> la vetustez <strong>de</strong> los <strong>de</strong>seos.<br />

VII.<br />

“La exigencia [a los sujetos] <strong>de</strong> superar las ilusiones sobre su situación es<br />

la exigencia <strong>de</strong> superar una situación necesita ilusiones”. (Marx, 1847)<br />

Una subjetividad se entrega a los consuelos <strong>de</strong> la ilusión cuando es impotente frente a los <strong>de</strong>safíos <strong>de</strong> la realidad.<br />

La condición que mejor <strong>de</strong>scribe este estado <strong>de</strong> la subjetividad es la <strong>de</strong> trauma psíquico. Una patología<br />

que Freud <strong>de</strong>scribió, estableciendo la incapacidad <strong><strong>de</strong>l</strong> psiquismo para dar sentido al embate <strong>de</strong> una experiencia<br />

que ha <strong>de</strong>sbordado sus sentidos habituales encargados <strong>de</strong> integrarla. Para el psicoanálisis esta contingencia,<br />

causante <strong>de</strong> sufrimientos, es pensable en función <strong>de</strong> su concepción <strong><strong>de</strong>l</strong> psiquismo humano como entidad<br />

escindida en instancias concientes e inconcientes y al dinamismo entre ellas. La contingencia traumática<br />

es un acontecimiento que se inscribe en continuidad con una brecha constitutiva, el “trauma originario”, <strong>de</strong><br />

la que esa subjetividad parte. Como toda respuesta que toma sus recursos <strong>de</strong> los efectos posteriores a eso<br />

mismo que preten<strong>de</strong> explicar, ese origen <strong><strong>de</strong>l</strong> sujeto tiene estructura <strong>de</strong> mito. La explicación se vale <strong><strong>de</strong>l</strong> relato:<br />

“había una vez” una existencia a disposición <strong>de</strong> una subjetividad potencial que acuerda ser arrancada <strong><strong>de</strong>l</strong> seno<br />

<strong>de</strong> la naturaleza con la que se confundía y que adquiere forma propia exilándose en otra, su segunda, la<br />

<strong>de</strong> la cultura. Como es obvio, ese mundo <strong>de</strong> representaciones, en el que se encontró asilo, resultaba extraño<br />

a los atributos (instintos, reflejos, humores, etc.) <strong>de</strong> los que estaba dotado y con los que contaba para asimilarlo<br />

como propio. La naturaleza fallada <strong><strong>de</strong>l</strong> hombre, lo había arrojado “prematuro” para ese medio, al que <strong>de</strong>bió<br />

adaptarse sin contar con el perfecto acabamiento <strong><strong>de</strong>l</strong> cachorro <strong>de</strong> cualquier especie animal. Como suce<strong>de</strong><br />

con tantos conflictos, éste se resuelve también en una división que lo escin<strong>de</strong> en campos con exigencias y<br />

medios distintos. Por un lado, la experiencia <strong>de</strong> un goce sin restricciones, registro y conservación <strong>de</strong> esa totalidad<br />

que integraba con lo real-natural, hace al recuerdo como nostalgia <strong>de</strong> algo efectivamente gozado cuando,<br />

en verdad, su existencia nace <strong><strong>de</strong>l</strong> a-posteriori <strong>de</strong> una subjetividad que surge merced a su imposibilidad.<br />

Es <strong>de</strong>cir, instala el recuerdo <strong>de</strong> algo que jamás le sucedió como sujeto. De ahí surge su carácter imborrable:<br />

inolvidable.<br />

Inútil o aun dañino para la sobrevivencia orgánica y la vida social, ese dato <strong><strong>de</strong>l</strong> pasado originario, incoercible a<br />

las <strong>de</strong>mandas <strong><strong>de</strong>l</strong> sentido común, permanece activo y vigente en esa otra escena: el inconciente. Su or<strong>de</strong>n es<br />

el <strong>de</strong> sus exigencias <strong>de</strong> satisfacción sin concesión a cálculo ni transacción y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el cual puja por realizarse<br />

transfiriendo su imperativo a esa otra dimensión <strong>de</strong> la subjetividad adaptada y funcional a las restricciones <strong>de</strong><br />

la realidad. El resultado es un equilibrio entre los impulsos <strong>de</strong> ambas que da lugar a las totalizaciones sintomáticas<br />

o a los <strong>de</strong>sconocimientos <strong>de</strong> alguna <strong>de</strong> ellas: su supresión represiva o su realización <strong><strong>de</strong>l</strong>irante.<br />

VIII.<br />

Lo que importa para nuestro problema es que todo trauma posterior al que inaugura la subjetividad tiene posibilidad<br />

<strong>de</strong> <strong>de</strong>senca<strong>de</strong>nar su evocación y, junto con ella, la <strong>de</strong> la euforia <strong>de</strong> haber sido asistido en el origen<br />

por una potencia hacedora <strong>de</strong> todo, <strong>de</strong> la nada. La imposibilidad <strong>de</strong> <strong>de</strong>sistir <strong>de</strong> esa razón omnipotente es que<br />

su recuerdo, hecha ecuación fantasmática, perdura y acu<strong>de</strong> a la invocación <strong>de</strong> la subjetividad cuando los sen-<br />

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