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voces 7 (pdf) - Revista Voces

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das por las “brigadas de respuesta rápida”que constituyen la exégesis castrista de losTonton Macoutes del Haití bajo la dinastíadéspota de Papa y Baby Duvalier [1956-86].Pero, según los recién llegados a quienes hemosentrevistado, a los médicos que accedierona atender a las Damas se les prohibióindicar en sus informes la causa legítima delos traumas de las pacientes.El tercer estrato de cuidado médico,el más popular, lo constituye una vasta redinformal a la que el cubano común y corrienterecurre al no poder depender del sistemaoficial. Hirschfeld describe cómo es típicoque profesionales de la medicina ejerzan deforma clandestina a cambio de efectivo o depagos en especie (por ejemplo, comestiblesy/o medicamentos y enseres domésticos, yasean malversados de agencias estatales oenviados por exilados). Esa red fantasma—un subgénero del mercado negro— está ligadaal “sociolismo”, en mofa al socialismooficial. O sea, el acceso a ese nivel subterráneode servicios médicos depende del amiguismoy de los recursos que uno puedaagenciarse para, como se dice allá, “resolver”(esto es, a corto plazo).En escritos anteriores comentábamossobre los paralelos entre algunos dictadorespasados y presentes, tanto de la “derecha”como de la “izquierda” ideológica que ridículamentepretenden ser á vie, vitalicios. Eshabitual que sus respectivos apologistas acomodadosen el extranjero encuentren pretextosque los justifiquen. Los trujillistas sejactaban de que, resonante de Mussolini,Trujillo había institucionalizado el nacionalismoy “puesto al país en el mapa mundial”.De igual modo, la dictadura revolucionariacubana —ahora con un toque de dinastía gerontocráticamonárquica (pasándose el poderde envejeciente hermano a hermano)—arguye que ha transformado a ese país-islaen una “potencia médica mundial”.Esa es la imagen que pretende presentarSCIENCE; y lo irónico es que esa revista espatrocinada por la Asociación Americana Parael Avance de la Ciencia (AAAS, por sus siglasen inglés). No obstante, un par de añosatrás, Hirschfeld había desmoronado ese mitoya con cuidadosas estadísticas y observacionesvivenciales propias; pero de poco valesi SCIENCE no reconoce esas investigaciones.Los datos de Hirschfeld confirman queun sinnúmero de servicios en Cuba sobrevivena cuenta de los envíos caritativos de loscubanos en la diáspora a través del mundo.Lo insólito es que el Exilio donante —que tácitamentesubvenciona esos servicios— esblanco constante de ataques histriónicos yllenos de inquina perversa por parte del régimeny de sus más estridentes partidariosen el extranjero, con insultos etnocéntricostales como “la mafia histérica de Miami”,etcétera.Por cierto, debemos observar que aunasí, en su estudio Hirschfeld quizá no le dasuficiente crédito a la Cuba de ayer. La erarepublicana (1902-59) —aunque imperfecta—alcanzó niveles socio-médicos muy altos encomparación con otras naciones, incluso europeas(como la propia España, la ex-metrópolis).Efectivamente, en las cinco décadasy media que siguieron a la intervención estadounidense(1898-1902) que puso fin a laGuerra de Independencia (1895-98), Cubaestaba a la cabeza en muchos renglones so-{ V●21 }

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