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voces 7 (pdf) - Revista Voces

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dero atragantamiento, un exorcismo, una especiede nudo del que debí deshacerme antesque me asfixiara. Lo escribí sin pretensionesy sin revisar siquiera sus realidadessintácticas. Sacarme ese estruendo de lamente era lo que me importaba, pues de locontrario, estallaría. O sea, que la literaturatambién puede ser un dolor de cabeza.Las <strong>voces</strong> que constituyen ese libro,sus seres, sus gritos, sus quejas, se habíanalojado dolorosamente en mi cabeza. AlNorte… se escribió sin tener en cuenta nilos modismos literarios, ni lo que desdealguna esquina me estaría dictando el canon:ese primer libro mío fue concebido yescrito sin siquiera detenerme a considerarlos parámetros que seguía la narrativa demi época. Tal vez sean estas las razonesque expliquen su relativo triunfo y su insólitasupervivencia.En los años 90, y tras el enorme estuporque produjo en mí la escritura de eselibro, ingresé en un centro de EnseñanzaSuperior en Nueva York. O sea, que no logréescapar a la estupidez de los títulos universitarios.En lo literario, he seguidovarado en un pasado que no logro trasponer.Y aunque con frecuencia anuncio –y yo mismoespero– el cambio hacia mi nuevo contextosocio-lingüístico, en realidad no lo llevoa cabo. Y no lo llevo a cabo porque no puedo.No me siento cómodo en una lengua paramí artificial e incapaz de recoger mi mundoy mis tragedias personales. No puedo deshacermede la experiencia del Mariel, ni siquieraen lo literario. Hace poco una editorialtradujo al inglés Al Norte del infierno.La traducción es excelente, pero nome reconozco en ella; los gritos de mispersonajes son tan diferentes a los queconcebí. En inglés no existen sino como caricaturasdel texto madre. Y aunque ya tengoun millar de experiencias inéditas enesta segunda parte de mi vida, no cuentoaún con un idioma que las identifique y delque me pueda servir para transferirlas a lapágina en blanco.En el 2006 se publicó mi segunda novela,Furia del discurso humano, otro textoestrechamente vinculado a mi vida. O mejordicho, a mi vida en Cuba. Porque tal pareceque en lo más profundo y permanente nuncahe logrado abandonar del todo esa Isla. Ysin embargo, no he vuelto a pisar la tierraque me vio nacer. No he querido hacerlo. Mirechazo a todo lo que dejé atrás se hacecada día mayor. "Pero las cosas allá hancambiado", me dicen algunos. "Ya no se respirala atmósfera que dejaste atrás", medicen otros. Ay, pero mi memoria –la malamemoria– no me abandona. No creo que hayancambiado las cosas al nivel que yo necesitoque cambien.[●revistacontratiempo.com●]r e i n a l d og a r c í ar a m o s :a ú nr e c o r d a m o sy s e g u i m o st r a b a j a n d oLA PRENSA MUNDIAL se estremeció hace 30años con las noticias asombrosas sobre unpuente marítimo masivo entre el puerto deMariel, en el noroeste de Cuba, y la penínsulade Florida, en Estados Unidos. Segúncifras del Departamento de Justicia,125 mil 262 refugiados cubanos ingresaronal territorio estadounidense por esa víaentre el 22 de abril y el 26 de septiembrede 1980. ¿Qué había pasado?Tras el asalto realizado por seis individuosa la embajada de Perú en La Habanaa principios de abril de ese año y la ulteriorocupación de esa sede diplomática pormás de 10 mil personas que pedían acogerseal derecho de asilo, el gobierno cubano habilitóel puerto de Mariel para que exiliadoscubanos de Estados Unidos fueran pormar a Cuba a recoger a sus parientes. Lassalidas definitivas del país por procedimientosnormales habían estado cerradasdesde 1971, y un amplio sector de la poblaciónse sentía decepcionado con la situaciónpolítica y económica de la isla y sehabía pasado largos años esperando que aparecieraun modo de escapar. Las condicionesestaban dadas para una emigración multitudinaria.Sin embargo, a medida que los refugiadoscubanos fueron llegando a tierrasestadounidenses, se fue perfilando un aspectodoloroso de ese éxodo: en la prensase empezó a difundir una imagen negativa delos recién llegados. Eso se debió mayormentea una argucia del gobierno de La Habana:el 3% de los refugiados (unos 3 mil700) habían sido sacados de las prisiones ode los manicomios por las autoridades cubanasy prácticamente forzados a emigrar. Comoes lógico, Estados Unidos los declaróindeseables, sin derecho a reclamar residencia,y los encerró en diversos campamentos.Muy pronto esos refugiados se empezarona sublevar, y muchos de ellos se escaparonde esos recintos y cometieron nuevosdelitos, con lo cual generaron en laprensa y en el público esa imagen negativa,que lamentablemente predominó en muchossectores cada vez que entonces se hablabade Mariel.{ V●57 }

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