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voces 7 (pdf) - Revista Voces

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( y o a n i s á n c h e z )( y o a n i s á n c h e z )En el aeropuerto José Martí, el día de lapartida, los destellos de las cámaras impidieronque viéramos con claridad la expresión quellevaba Carter a su regreso. Raúl Castro tratóde hacer de su visita un gesto de simpatía paravalidar el gobierno que ha heredado —por víasanguínea— de manos de su hermano y paradarle luz verde a las tímidas reformas que planeaanunciar en el VI Congreso del Partido Comunista.Pero el delgado anciano de pelo blancole jugó una mala e inesperada pasada frentea las cámaras de la televisión nacional al confirmarla inocencia del contratista estadounidenseAlan Gross, condenado a 15 años de privaciónde libertad por el simple hecho de traertecnología de conexión a internet para gruposjudíos. También mencionó la necesidad de quelos cubanos pudieran entrar y salir librementede territorio nacional, cada vez que habló desimilar derecho para que los norteamericanosvisiten la Isla. A cada cucharada de cal le pusosu correspondiente cantidad de arena. Hastacolocó en un trance difícil a la periodista oficialistaque lo entrevistó, cuando afirmó queuna parte de su visita era confidencial y sólo lanarraría frente al señor Barack Obama. Cercadel oído presidencial, dirá entonces todo aquelloque se calló en el palacio de gobierno de LaHabana.Aquella cálida mañana de marzo, algunosde los invitados a intercambiar con Carter leregalamos una colección de recetas populareshechas a partir del maní. Adjunta, una brevenota explicaba: “A lo largo de medio siglo elmaní ha sido uno de los pocos productos que haescapado del control planificador de nuestroestado (…) Este transgresor alimento popular,al alcance de todos los bolsillos, se ha erigidoen emblema de la resistencia ciudadana antelas pretensiones totalitarias, en un reducto decreatividad e ingenio ante el centralismo y elcontrol. He aquí el maní, un vencedor de lasdificultades, un porfiado desobediente transformadoahora en símbolo de unión, en puntode confluencia entre su pueblo y el nuestro”.El veterano de mil batallas políticas sonrió,agradeciendo la simpática alusión a susorígenes como comerciante de cacahuetes, surostro se iluminó y nos dejó ver al hombre, a ladiminuta persona tratando de lidiar con losgrandes obstáculos que enfrenta en ésta, su últimabatalla política. [●]{ V●60 }

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