control de los medios. La esencia cerrada delas dictaduras es, paradójicamente, su puntomás vulnerable, habida cuenta que cualquierdispositivo que altere el monolitismodel sistema puede horadar su estructura yprecipitar su caída. Así, Internet es actualmentela grieta por la que podría escurrirseel hasta ahora omnímodo poder totalitariode medio siglo, lo que fuerza a las autoridadesa implementar una campaña urgentecontra “el libre flujo de información”. Comosi la crítica posición del régimen no estuvierasuficientemente comprometida, la recientellegada del cable de fibra óptica al territorionacional —vía Venezuela— permitirámultiplicar exponencialmente las capacidadesde acceso a la red de redes. Urge, pues,al gobierno cubano crear un clima social quejustifique el sostenimiento de los controlessobre el uso de las tecnologías, estableciendoun riguroso sistema de selección para determinarquiénes son merecedores (revolucionarios-fieles-confiables)de recibir dichoservicio y a la vez excusar su generalizacióna nivel social.Se puede afirmar, entonces, que la serieque pasa por la TV cubana —de la cual sehan producido varios programas— no es másque la expresión externa, fenoménica, de lacreciente debilidad del gobierno, así comouna escandalosa muestra de su incapacidadpara renovar sus métodos y su discurso, loque lo obliga a mantenerse parapetado detrásde fórmulas obsoletas y probadamenteineficaces. Resulta obvio que existen razonesobjetivas no solo para que las autoridadesobstaculicen sistemáticamente el accesoa Internet, sino para que traten de convencera las masas de la alta nocividad que dimanade la libre información. Es por estoque todo el espectro informativo debe pasarpor la mano purificadora del gobierno y susservidores más leales que seleccionan lapertinencia o no de cada noticia, antes deser consumido por la población. Para orquestarsu campaña —una cruzada medieval contralo que han dado en llamar “ciberguerra”—,las autoridades cuentan con los medios dedifusión, de su propiedad absoluta, y con larelativa orfandad tecnológica e informativade las masas.r a z o n e s . . . . . . . . . .. . . . . . p a r a . . . . . . .u n a . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . s i n r a z ó nr a z o n e s . . . . . . . . . .. . . . . . p a r a . . . . . . .u n a . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . s i n r a z ó nLos efectos de la sinrazónCon lo que, obviamente, no contaron las autoridades,es con el efecto de la fatiga ideológicade la población, originada por la decadenciageneral del sistema a todos los niveles,y que se manifiesta mayoritariamenteen la nula repercusión de los programas yadifundidos o en el resultado contrario al quepretendían lograr. El cubano común tiende arechazar a los delatores, de ahí la antipatíaque despiertan los “agentes” real o supuestamenteinfiltrados en la disidencia. Porotra parte, la premura y la chapucería de losrealizadores de la serie se revelan de maneraflagrante al presentar un producto tanmal elaborado que ofende la inteligencia naturalde la gente común.{ V●3 }
A raíz de estos cuestionables estrenos,algunos cubanos que conozco tienen máspreguntas que respuestas, entre las cualesse encuentran con más frecuencia las siguientes:¿A quién se le puede ocurrir a estasalturas presentar como “prueba” demercenarismo los testimonios de los “agentes”de la Seguridad del Estado y algún papelgarabateado con números para demostrarsupuestos pagos a los disidentes? ¿Cómosostener que los disidentes buscan acogerseal amparo de la Oficina de Intereses de EstadosUnidos si la serie de TV está mostrandocómo precisamente un pretendido agentedel gobierno cubano fue quien condujo afuncionarios del país “enemigo” a contactarcon ciudadanos de este país? ¿Es que la Seguridaddel Estado ahora se dedica a estimularel surgimiento de mercenarios nacionaleso “contrarrevolucionarios”? ¿Quién está “fabricando”nuevos villanos, el Imperio o elgobierno de la Isla? Otra pregunta retórica,que dimana de una lógica aplastante: Cuandoun agente del gobierno cubano reportauna falacia desde Radio Martí, ¿es la emisorala que miente?La manipulación de los medios oficialesque se presenta en “Las razones de Cuba”es tan manifiesta que la gente la ha incorporadorápidamente al repertorio de choteoque caracteriza al pueblo cubano. “¿Visteya la tercera temporada de la telenovelade espionaje de los Castro?”, pregunta unamigo a otro. Y no faltan vendedores de periódicoque aprovechan el momento para incentivarla venta: “¡Vaya, el agente en Granma!”,pregón que, a la vez, expresa una disimuladaironía: el verdadero “agente” es laprensa oficial.No obstante, más allá del malogradointento de “embutir” a los televidentes, elprecio de la puesta en escena se les encareceen otros sentidos igualmente contrapro-ducentes, porque al pretender fabricar enemigosimaginarios desde la pantalla tambiénhan hecho la promoción de un activismo disidenteque está cobrando mayor reconocimiento.En un país donde los medios estánen manos de la clase en el poder, podríaafirmarse que los hechos no existen hastaque son divulgados por esos medios. Si a estose suma la acelerada pérdida de credibilidadde dicha clase y la necesidad social debúsqueda de nuevos espacios de expresión—como se refrenda en el sostenido crecimientode nichos alternativos de la sociedadcivil—, podría afirmarse que la desinformacióncomo nueva política del gobierno estácondenada a la derrota.Habrá que esperar las nuevas entregasde la televisión cubana que ya se estánanunciando. Seguramente en alguno de lospróximos capítulos tratarían de cumplir lapromesa, tantas veces pospuesta, de mostrarnosel cobro de los emolumentos imperialespor parte de los muy envilecidos mercenariosdel patio, sea un dirigente de laoposición, un periodista independiente o unblogger. Para ello necesitarán algo más quelos fidedignos testimonios de sus socorridosagentes y, por supuesto, se impone tambiénuna renovación completa del equipo de realizaciónde la serie, a ver si nos regalan unproducto más acabado. Tampoco hay quecrearse muchas expectativas, el género desuspense requiere en principio de un abanicode posibles finales que el gobierno cubanoestá imposibilitado de ofrecer. Resultaque el final de todo este proceso —capítulosmás, capítulos menos— ya se lo sabe casi todoel mundo. En definitiva, los artíficesideológicos de la enmienda a la Constitucióntenían razón en el año 2002 cuando decidieronque el socialismo en Cuba tiene carácterirreversible: era cierto; precisamente en esaíndole estática radica su sentencia. [●]{ V●4 }
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