A p r o i n • 40juegos de luz, natural y artificial, proporcionaa la Catedral un color único.Para el canto y la música, que paraél representaban un elemento litúrgicode primer orden, diseñó las tribunaspara los cantores con unas escalerasde piedra para el acceso, con rejasy barandillas que las cierran.La barandilla de entrada al presbiterio,es una de las más bellas obras de hierroforjado del muestrario gaudiniano.Desde todos los puntos de vista, elaltar mayor es el monumento más notablede la Catedral. Sostenido por nuevecolumnas, la central bizantina y las otrasocho románicas tardías, cistercienses ymudéjares, probablemente formaronparte del antiguo altar de la catedralmezquitaexistente. Campins y Gaudícomprendieron desde el inicio de la reforma,que el altar mayor no podía permanecerescondido al fondo de la capillareal, ni adosado a un retablo como lo habíansituado el arte gótico y el barroco.Así pues, ya en 1904 Gaudí nos dejó elaltar a punto para la celebración de lasmisas posconciliares. Hasta en eso fueun hombre enormemente adelantado asu tiempo. Como remate de su obra, elbaldaquino, tapiz que cubre el altar, esde una originalidad impensable.Cinco lampadarios-coronas constituyenjunto al baldaquino y la decoraciónalrededor del altar, el más purogrito que define el especial conceptodel modernismo que aporta AntonioGaudí a la catedral mallorquina.Finalmente y dejando a parte muchasotras intervenciones, destacar el muestrariooriginalísimo de mobiliario litúrgico:confesionario, bancos para los fieles,faldistorio (para cuando el pontífice sesentaba delante del altar para conferirlas ordenes sagradas), el banco de los oficiantes(destinado al sacerdote celebrantede la misa solemne, asistido entoncespor el diácono y el subdiácono, y si eracanónigo, por un presbítero asistente), elbanco de los sochantres (directores delcoro), el candelabro del cirio pascual,los cuatro taburetes (para el presbíteroy para los diáconos de honor en la misapontifical), la escalera para la exposicióndel Santísimo en el altar mayor (el muelitúrgicomás auténtico, redistribuiría lacatedral como el avance mejor anunciadode las nuevas tendencias posconciliares,que habrían de tener lugar muchoslustros después. Solo un adelantado a sutiempo como era Gaudí, podía concebirentonces tamaña intervención.Cuando Gaudí llega a Palma, sealoja en el Palacio Episcopal, al queempieza a dotar de pequeños toquespropios en su decoración, remates yelementos externos, casi todo en hierroforjado, material que junto a la cerámica,dominaba a la perfección.En cuanto a la Catedral, dos eran lasprincipales preocupaciones del ObispoCampins y por tanto de Gaudí, el trasladodel Coro y la iluminación natural de laCatedral, con todo lo que ello comportara.La Catedral era oscura, con gran partede sus ventanales tapiados, mientras elcoro del clero catedralicio se ubicaba enel centro de la nave desde el siglo XVI,dificultando así la visión del presbiterio ydel altar que quedó hundido en el ábsidede la capilla real. Toda la obra se ciño aun Plan litúrgico elaborado por el obispoCamping, que consistía en hacer que laluz fuerte del sol mediterráneo entrara através de los vitrales, restaurar la capillareal y la antigua cátedra, la silla o sedepontifical, para que el obispo presidierala liturgia, trasladando el coro para quelos presbíteros, colaboradores del obispo,lo ocuparan a ambos lados de la sedeepiscopal y finalmente preparar los dospúlpitos (de la epístola y del evangelio)para que la palabra escrita por un lado,y predicada por otro, llegara de la mejormanera (proyectó tornavoces sobre ellos)al pueblo ubicado en las naves.También fuera de la Catedral,Gaudí y su más directo colaborador,Josep M. Jujol dejaron una improntafácilmente reconocible, en una buenamuestra de distintos objetos de forja.La misión encomendada de la luz fuecompletada por Gaudí a base de la implantaciónde la más moderna tecnología,la luz eléctrica. Para él, hijo de uncalderero, el hierro no tenía secretosconvirtiéndose en un elemento absolutamentefiel a su arte anticonvencionalpor naturaleza, algo que con los distintos
41 • Ap r o i nble más suntuoso que Gaudí diseño parala catedral), generalmente plegada, losfacistoles (para el canto coral), el canopeo(uno de los dos símbolos de las basílicas)y el tintinábulo (el otro símbolo basilical),una campana que anuncia la llegada dela procesión del clero de la basílica. Unavisita imprescindible.En cuanto al Palau de la Almudaina,decir que junto con la catedral sonlos dos símbolos principales de Palma.Se yergue sobre lo que fue una construcciónmegalítica, un castro romano,una fortaleza bizantina y un alcázar,residencia de los emires, para pasar aser posteriormente residencia real. Novoy a entrar en mayores descripciones,pero es otra visita inexcusable.Palma da para mucho, la Llotja, elconsolat del mar, etc., pero vamos adejar la capital para iniciar un viajepor la isla.Saliendo temprano de Palma haciael oeste por la autopista nos dirigimos aPortals Nous (Puerto Portals), la pequeñaNiza de la isla (pequeña visita de díay volver más relajadamente por la noche).Pasear por su puerto al anochecerentre una multitud de espléndidos yates,descapotables ultimo modelo, cuerposesculturales y personajes del relumbrón,nos sumerge en lo más manido del¡Hola! o de cualquier otra publicacióndel colorín. Precios en consonancia.Interesante seguir para ver la granplaya de Magaluf y Santa Ponça, Pegueray desde el cap de sa Mola divisarla bonita isla de Sa Dragonera, todoello en el área de influencia de Andratx,otrora una maravilla y hoy bastantedesvirtuada por mor de un urbanismobastante estúpido, con alcalde en “chirona”incluido. En el interior Calviá,al parecer la localidad española conmás alto nivel de renta per capita.Otro lugar desde el que divisar SaDragonera y a la vez disfrutar de bonitasplaya es Sant Elm.Ya adentrándonos en la costa noroeste,entre la montaña y el mar y antesde llegar a Estellencs, no podemosperdernos la vista que se divisa desdeel mirador de Ricard Roca o del de laTorre de ses Animas, antes de llegar aBanyalbufar. El recorrido por la costaes sencillamente espectacular.Y llegamos a Valldemossa, posiblementeel pueblo más conocido de Mallorca,pero a mi modo de ver, aunqueimprescindible, no es el más interesante.La presencia de Chopin y George Sandes constante, viven de su recuerdo aunquecuando los tuvieron cerca nada queríansaber de ellos, quizá con bastanterazón. Al parecer, ¡Menuda tropa!.De ahí a Deiá, un pueblo encantador,sobre una colina, con trazado musulmány visitantes de todos los paisesque llenan sus bares. Vale la pena bajarhasta Cala Deiá para disfrutar desus acreditadas aguas cristalinas.Tras Deiá quizá sea el momento