La trampa de la indifer<strong>en</strong>ciadería infantil que estuviera al alcance de su limitado presupuesto. Después de<strong>un</strong>a búsqueda fr<strong>en</strong>ética de dos semanas, Nick <strong>en</strong>contró <strong>un</strong> lugar que t<strong>en</strong>ía plazaspara recién nacidos. Cuando fue a verlo, se <strong>en</strong>contró <strong>en</strong> la casa particular dedos señoras de edad qui<strong>en</strong>es cuidaban a dieciocho criaturas, cada <strong>un</strong>a más suciay desconsolada que la otra, amarradas a asi<strong>en</strong>tos de bebé (de los que se usan<strong>en</strong> el auto) mirando la televisión. A Susan, el lugar le disgustó tanto como aNick, pero no les quedaba otra opción: o bi<strong>en</strong> dejar el empleo, o inscribir aJ<strong>en</strong>ny. Hicieron lo seg<strong>un</strong>do.El dilema de Susan y Nick no es <strong>un</strong>a excepción; se repite <strong>en</strong> muchas partesy con <strong>un</strong> sinnúmero de variantes. Pero su frecu<strong>en</strong>cia no lo hace m<strong>en</strong>os vergonzosoni m<strong>en</strong>os frustrante. Si <strong>en</strong> <strong>un</strong>o de los países más ricos del m<strong>un</strong>do—y<strong>en</strong> <strong>un</strong>a de las décadas más prósperas que jamás hemos conocido—<strong>un</strong>a jov<strong>en</strong>pareja que desea t<strong>en</strong>er <strong>hijo</strong>s <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>ta obstáculos de tal magnitud, algo andamuy mal. Y no me refiero a la falta de planificación familiar.Sin duda, comparada con muchas niñas, J<strong>en</strong>ny es <strong>un</strong>a chiquilla privilegiada:su madre la quiere, ti<strong>en</strong>e padre y ti<strong>en</strong>e <strong>un</strong> hogar. Pero, cuando crezca,¿cómo será el m<strong>un</strong>do que le espera?Cada día, <strong>en</strong> los Estados Unidos, asesinan a veintidós niños; cada noche<strong>un</strong>os 100.000 niños duerm<strong>en</strong> <strong>en</strong> los parques, bajo los pu<strong>en</strong>tes o <strong>en</strong> alberguespara personas sin techo. Todos los días, 2.800 niños sufr<strong>en</strong> el divorcio de suspadres; y para <strong>un</strong> millón y medio, la única forma de ver a sus padres es visitarlos<strong>en</strong> la cárcel.A nivel global, las estadísticas son aún más inconcebibles. Diariam<strong>en</strong>temuer<strong>en</strong> de hambre casi 40.000 niños, y millones realizan trabajos forzados,incluso <strong>en</strong> los burdeles de Asia para satisfacer la demanda del turismo sexual.Además, se calcula que actualm<strong>en</strong>te <strong>un</strong> cuarto de millón de niños—alg<strong>un</strong>osde sólo cinco años de edad—son contratados para luchar <strong>en</strong> los conflictos armadosque se libran desde las Américas hasta África.Para J<strong>en</strong>ny y <strong>un</strong> sinnúmero de otros niños, el m<strong>un</strong>do <strong>en</strong> que nac<strong>en</strong> no es<strong>un</strong> lugar acogedor. Tarde o temprano, <strong>en</strong> el hogar no m<strong>en</strong>os que <strong>en</strong> el parque<strong>En</strong> <strong>Peligro</strong>
La trampa de la indifer<strong>en</strong>ciapúblico, se verán acosados por problemas que recuerdan a ficheros policiales:abandono y abuso infantil, abuso sexual y automutilación, acceso a drogas yarmas.Los padres, ¿qué podemos hacer? Valga la preg<strong>un</strong>ta. Bastante t<strong>en</strong>emos quehacer la mayoría de nosotros con nuestros propios <strong>hijo</strong>s sin preocuparnos porlos aj<strong>en</strong>os, ni hablar de las anónimas masas de Mozambique, Sao Paulo, Calcutao del Bronx. Las horas del día no alcanzan ni para vivir nuestras propiasvidas; <strong>en</strong> el mom<strong>en</strong>to decisivo, es evid<strong>en</strong>te a quiénes vamos a dar prefer<strong>en</strong>cia.Precisam<strong>en</strong>te por eso acabo de relatar la anécdota de Susan y Nick. Parece quesomos incapaces de ver más allá de las necesidades inmediatas, y nos esforzamospor resolverlas a exp<strong>en</strong>sas de todo lo demás. Así terminamos por quedar<strong>en</strong>trampados <strong>en</strong> la indifer<strong>en</strong>cia.<strong>En</strong> cuanto a las estadísticas: las cifras son horr<strong>en</strong>das, pero también conf<strong>un</strong>d<strong>en</strong>;y a<strong>un</strong>que no queramos admitirlo, suel<strong>en</strong> abrumar o aburrirnos <strong>en</strong> lugarde escandalizarnos. Tomemos, por ejemplo, la total aus<strong>en</strong>cia de indignaciónpública cuando, <strong>en</strong> 1998 (<strong>en</strong> <strong>un</strong>a <strong>en</strong>trevista televisada del programa 60 Minutes),<strong>un</strong> periodista preg<strong>un</strong>tó a la Secretaria de Estado de los Estados UnidosMadeleine Albright si opinaba que las sanciones impuestas a Irak “valían elprecio”. Después de admitir que <strong>en</strong> los ocho años preced<strong>en</strong>tes alrededor de750.000 niños habían muerto a consecu<strong>en</strong>cia directa de esas sanciones, la Secretariade Estado afirmó: “Creemos que es <strong>un</strong>a opción dura, pero p<strong>en</strong>samos—p<strong>en</strong>samos que sí, que vale ese precio”. Ex refugiada de guerra ella misma,Albright también es madre, y me resulta difícil creer que sea tan dura de corazóncomo la hac<strong>en</strong> aparecer sus palabras. Con todo, si ese s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to fuerasólo expresión de la política gubernam<strong>en</strong>tal y no reflejara la opinión pública,pi<strong>en</strong>so que las sanciones ya se habrían derogado hace mucho. <strong>En</strong> otras palabras,no estoy seguro de que la declaración de Albright pueda explicarse comoartimaña política y nada más.Resulta irónico que Washington, al justificar la estrangulación de Irak pormedio del hambre, simultáneam<strong>en</strong>te an<strong>un</strong>ció planes para inaugurar el nuevo<strong>En</strong> <strong>Peligro</strong>
- Page 2 and 3: En PeligroTu hijo en unmundo hostil
- Page 4 and 5: Cuando alguien me pregunta si debe
- Page 6 and 7: ÍndiceIntroducción ..............
- Page 8: Introducciónguen transformándola
- Page 13 and 14: La trampa de la indiferenciaNuestro
- Page 15 and 16: La trampa de la indiferenciatratamo
- Page 17 and 18: 2. El niño mercancíaDonde esté t
- Page 19 and 20: El niño mercancía13diariamente. A
- Page 21 and 22: El niño mercancía1mí y mis herma
- Page 23 and 24: El niño mercancía1o semanas—tra
- Page 25 and 26: El niño mercancía1era dejar el de
- Page 27 and 28: 3. Grandes expectativasSiempre he l
- Page 29 and 30: Grandes expectativas3fantasía u ot
- Page 31 and 32: Grandes expectativastanto ese hombr
- Page 33 and 34: Grandes expectativasviene repetir l
- Page 35 and 36: Grandes expectativaslas horas libre
- Page 37 and 38: 4. El poder de un abrazoAntes de te
- Page 39 and 40: El poder de un abrazo33no… Cuando
- Page 41 and 42: El poder de un abrazo3someten a los
- Page 43 and 44: El poder de un abrazo3para qué viv
- Page 45 and 46: El poder de un abrazo3los adultos d
- Page 47 and 48: Hechos sí, palabras no1optan por l
- Page 49 and 50: Hechos sí, palabras no3sembraron.
- Page 51 and 52: Hechos sí, palabras noHay padres q
- Page 53 and 54: Hechos sí, palabras nola violencia
- Page 55 and 56: Hechos sí, palabras noen autos, en
- Page 57 and 58: Hechos sí, palabras no1No obstante
- Page 59 and 60:
Hechos sí, palabras no3y Kareem ya
- Page 61 and 62:
La solución cómodamaternidad es o
- Page 63 and 64:
La solución cómodasi piensan que
- Page 65 and 66:
La solución cómodaDurante todo es
- Page 67 and 68:
La solución cómoda1incluso para r
- Page 69 and 70:
La solución cómoda3la educación
- Page 71 and 72:
Elogio de la oveja negradefecto, si
- Page 73 and 74:
Elogio de la oveja negraAún si no
- Page 75 and 76:
Elogio de la oveja negramisma. Me t
- Page 77 and 78:
Elogio de la oveja negra1simplement
- Page 79 and 80:
Elogio de la oveja negra3afirmaría
- Page 81 and 82:
Elogio de la oveja negracompleto. E
- Page 83 and 84:
Elogio de la oveja negraporte bien
- Page 85 and 86:
Reverenciade escepticismo salado po
- Page 87 and 88:
Reverencia1de educar ni a uno solo
- Page 89 and 90:
Reverencia3Haga usted el experiment
- Page 91 and 92:
Reverenciajuzgamos una práctica er
- Page 93 and 94:
ReverenciaLoren tenía las mismas m
- Page 95 and 96:
Despegarsede lo que el individuo ha
- Page 97 and 98:
Despegarse1en su libertad”.Por su
- Page 99 and 100:
Despegarse3que piensen nuestros hij
- Page 101 and 102:
Despegarseser interpretada por el n
- Page 103 and 104:
Despegarseflote. Servir a los demá
- Page 105 and 106:
Despegarsecuestión de eficiencia,
- Page 107 and 108:
Epílogo 101niño en peligro—que
- Page 109:
AgradecimientosAl mismo tiempo de d