El niño mercancía1notaba sobre todo <strong>en</strong> <strong>un</strong> hospital, donde se trata a jóv<strong>en</strong>es paci<strong>en</strong>tes de cáncerori<strong>un</strong>dos de Chernobil. El <strong>en</strong>tusiasmo y la alegría de aquellos niños—y elexcel<strong>en</strong>te cuidado que recib<strong>en</strong>—son inolvidables.Algo les falta a los colegios adinerados y hogares prósperos de nuestro país.¿Qué es ese algo? A pesar de t<strong>en</strong>er a su alcance amplios fondos y más que sufici<strong>en</strong>tesrecursos materiales, no se logran los mismos resultados positivos connuestros <strong>hijo</strong>s. Por lo pronto, según opina el psiquiatra Robert Coles, falta <strong>un</strong>propósito <strong>en</strong> la vida que va más allá de aspirar a <strong>un</strong>a casa grande o al últimomodelo de automóvil.Creo que cada niño… desesperadam<strong>en</strong>te necesita <strong>un</strong> propósito moral <strong>en</strong>la vida, pero no se lo impartimos a <strong>un</strong> gran número de nuestros <strong>hijo</strong>s. <strong>En</strong>su lugar, les damos padres demasiado preocupados por matricularlos <strong>en</strong> las<strong>un</strong>iversidades apropiadas, por comprarles la mejor vestim<strong>en</strong>ta, brindarles laoport<strong>un</strong>idad de vivir <strong>en</strong> <strong>un</strong> barrio acomodado, ofrecerles vacaciones interesantesy <strong>un</strong> montón de otras cosas más.No defi<strong>en</strong>do la pobreza. Tampoco desconozco la exist<strong>en</strong>cia, <strong>en</strong> el “m<strong>un</strong>dodesarrollado”, de millones de niños pobres, desde los huertos de Californiay Washington hasta las favelas de Río de Janeiro y el East <strong>En</strong>d de Londres.<strong>En</strong> esos lugares y <strong>en</strong> tantos otros se les niega a los niños las necesidades másper<strong>en</strong>torias; ni hablemos de los lujos que nos damos nosotros porque creemosmerecerlos. Pero creo firmem<strong>en</strong>te que, <strong>en</strong> última instancia, el bi<strong>en</strong>estar de <strong>un</strong>niño no dep<strong>en</strong>de de la prosperidad de sus padres. Qui<strong>en</strong>es están aferrados aesta m<strong>en</strong>talidad tan miope, han sucumbido a <strong>un</strong> mito peligroso.A la vuelta de <strong>un</strong>a visita a los Estados Unidos, la Madre Teresa com<strong>en</strong>tóque n<strong>un</strong>ca había visto tal ab<strong>un</strong>dancia de cosas. Pero tampoco había observado“tanta pobreza de espíritu, tanta soledad y tantos s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>tos de rechazo…Ésta, y no la tuberculosis o la lepra, es la peor <strong>en</strong>fermedad del m<strong>un</strong>do actual…Es la pobreza nacida de la falta de amor”.¿Qué significa brindarle amor a <strong>un</strong> niño? Para muchos padres—<strong>en</strong> especialaquellos cuyo trabajo los obliga a estar fuera de casa durante varios días<strong>En</strong> <strong>Peligro</strong>
El niño mercancía1o semanas—traer regalos a la vuelta es <strong>un</strong>a forma de sobreponerse a sus s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>tosde culpa. Por bu<strong>en</strong>a que sea su int<strong>en</strong>ción, olvidan que <strong>en</strong> realidad sus<strong>hijo</strong>s pid<strong>en</strong>, y necesitan, su tiempo y su interés, <strong>un</strong> oído at<strong>en</strong>to y <strong>un</strong>a palabraal<strong>en</strong>tadora. Muchos niños rara vez recib<strong>en</strong> eso.Gina, <strong>un</strong>a amiga de mis hijas, aceptó <strong>un</strong> puesto de maestra preescolar <strong>en</strong><strong>un</strong> colegio del estado de Georgia. Al principio tuvo muy bu<strong>en</strong>a impresión.La escuela era pequeña, ord<strong>en</strong>ada y bi<strong>en</strong> provista; había pocos niños <strong>en</strong> cadaclase y todos parecían prov<strong>en</strong>ir de hogares acomodados. Sin embargo, al pocotiempo su <strong>en</strong>tusiasmo se transformó <strong>en</strong> espanto.Los padres de los niños que están a mi cuidado ti<strong>en</strong><strong>en</strong> todo lo que desean—autos de lujo, ropas caras, casas <strong>en</strong>ormes y dinero de sobra para gastar—peromuchos de ellos están tramitando su divorcio, <strong>en</strong>gañan a sus cónyuges, sonadictos al alcohol y las drogas, o pelean y se insultan <strong>en</strong> casa… Y todo eso serefleja <strong>en</strong> sus <strong>hijo</strong>s.Amanda, <strong>un</strong>a n<strong>en</strong>ita de tres años de edad, parece dedicarse exclusivam<strong>en</strong>tea t<strong>en</strong>er accesos de rabia, tal es la ira y frustración que descarga <strong>en</strong> sus padres.A m<strong>en</strong>udo dice cosas como: “Odio a mi papá”, o “¡Que mi mamá no v<strong>en</strong>gaa buscarme hoy!”Los padres de Amanda viv<strong>en</strong> separados; <strong>en</strong> realidad, n<strong>un</strong>ca estuvieroncasados. Compart<strong>en</strong> la custodia de la niña, de modo que Amanda pasa ciertonúmero de días por semana con el padre e igual número con la madre. Sinfalta, los días cuando la transfier<strong>en</strong> de papá a mamá y viceversa son <strong>un</strong>a calamidad.Se orina <strong>en</strong> el catre a la hora de la siesta, muerde, pega y araña a otrosniños, y <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral interrumpe la clase cada vez que ti<strong>en</strong>e <strong>un</strong>a oport<strong>un</strong>idad.Hace poco, la madre de Amanda empezó a salir con otro hombre, y ledijo a la niña que t<strong>en</strong>ía que llamarlo “papá”, de modo que ahora Amandati<strong>en</strong>e dos papás. ¡Está totalm<strong>en</strong>te desori<strong>en</strong>tada! Para colmo, su madre quiereque se porte bi<strong>en</strong> y se vea linda todo el tiempo. He apr<strong>en</strong>dido a fijarme queesté limpiecita y peinada cuando su madre vi<strong>en</strong>e a buscarla por la tarde.Hay otro niño extremadam<strong>en</strong>te inseguro, sobre todo a la hora de la siesta.Se llama Jared. Todos los días t<strong>en</strong>go que s<strong>en</strong>tarme j<strong>un</strong>to a su catrecito y acariciarlela espalda o la cabeza y cantar —y eso no para que se duerma, sino<strong>En</strong> <strong>Peligro</strong>
- Page 2 and 3: En PeligroTu hijo en unmundo hostil
- Page 4 and 5: Cuando alguien me pregunta si debe
- Page 6 and 7: ÍndiceIntroducción ..............
- Page 8: Introducciónguen transformándola
- Page 11 and 12: La trampa de la indiferenciapúblic
- Page 13 and 14: La trampa de la indiferenciaNuestro
- Page 15 and 16: La trampa de la indiferenciatratamo
- Page 17 and 18: 2. El niño mercancíaDonde esté t
- Page 19 and 20: El niño mercancía13diariamente. A
- Page 21: El niño mercancía1mí y mis herma
- Page 25 and 26: El niño mercancía1era dejar el de
- Page 27 and 28: 3. Grandes expectativasSiempre he l
- Page 29 and 30: Grandes expectativas3fantasía u ot
- Page 31 and 32: Grandes expectativastanto ese hombr
- Page 33 and 34: Grandes expectativasviene repetir l
- Page 35 and 36: Grandes expectativaslas horas libre
- Page 37 and 38: 4. El poder de un abrazoAntes de te
- Page 39 and 40: El poder de un abrazo33no… Cuando
- Page 41 and 42: El poder de un abrazo3someten a los
- Page 43 and 44: El poder de un abrazo3para qué viv
- Page 45 and 46: El poder de un abrazo3los adultos d
- Page 47 and 48: Hechos sí, palabras no1optan por l
- Page 49 and 50: Hechos sí, palabras no3sembraron.
- Page 51 and 52: Hechos sí, palabras noHay padres q
- Page 53 and 54: Hechos sí, palabras nola violencia
- Page 55 and 56: Hechos sí, palabras noen autos, en
- Page 57 and 58: Hechos sí, palabras no1No obstante
- Page 59 and 60: Hechos sí, palabras no3y Kareem ya
- Page 61 and 62: La solución cómodamaternidad es o
- Page 63 and 64: La solución cómodasi piensan que
- Page 65 and 66: La solución cómodaDurante todo es
- Page 67 and 68: La solución cómoda1incluso para r
- Page 69 and 70: La solución cómoda3la educación
- Page 71 and 72: Elogio de la oveja negradefecto, si
- Page 73 and 74:
Elogio de la oveja negraAún si no
- Page 75 and 76:
Elogio de la oveja negramisma. Me t
- Page 77 and 78:
Elogio de la oveja negra1simplement
- Page 79 and 80:
Elogio de la oveja negra3afirmaría
- Page 81 and 82:
Elogio de la oveja negracompleto. E
- Page 83 and 84:
Elogio de la oveja negraporte bien
- Page 85 and 86:
Reverenciade escepticismo salado po
- Page 87 and 88:
Reverencia1de educar ni a uno solo
- Page 89 and 90:
Reverencia3Haga usted el experiment
- Page 91 and 92:
Reverenciajuzgamos una práctica er
- Page 93 and 94:
ReverenciaLoren tenía las mismas m
- Page 95 and 96:
Despegarsede lo que el individuo ha
- Page 97 and 98:
Despegarse1en su libertad”.Por su
- Page 99 and 100:
Despegarse3que piensen nuestros hij
- Page 101 and 102:
Despegarseser interpretada por el n
- Page 103 and 104:
Despegarseflote. Servir a los demá
- Page 105 and 106:
Despegarsecuestión de eficiencia,
- Page 107 and 108:
Epílogo 101niño en peligro—que
- Page 109:
AgradecimientosAl mismo tiempo de d