Elogio de la oveja negra0recía aum<strong>en</strong>tar, y los médicos se preg<strong>un</strong>taban si el cambio obedecía a algúnpatrón.El procedimi<strong>en</strong>to normal consistía <strong>en</strong> llevar a cabo <strong>un</strong>a serie de consultas<strong>en</strong> las cuales me limitaba a observar a Michael y su conducta, y a tomar notasexactas de sus actividades, reacciones etc. El caso de Michael era notable,ya que es poco frecu<strong>en</strong>te ver patrones de estímulo y reacción tan claros,incluso <strong>en</strong> niños autistas m<strong>en</strong>os afectados. Más sorpr<strong>en</strong>d<strong>en</strong>te aún era, pues,<strong>en</strong>contrarlos <strong>en</strong> <strong>un</strong> niño a qui<strong>en</strong> se consideraba totalm<strong>en</strong>te desconectadodel m<strong>un</strong>do real. No cabía duda: <strong>en</strong> ciertas situaciones, Michael era capaz decom<strong>un</strong>icarse, de razonar y de responder con cierto fr<strong>en</strong>o propio.Al principio s<strong>en</strong>tí cierta cautela <strong>en</strong> compartir mis observaciones con elresto del personal de la clínica. Nadie hubiera creído que <strong>en</strong> aquella sala sehabría internado a <strong>un</strong> niño con capacidad “normal” de apr<strong>en</strong>der. Iniciamos,pues, varios meses de exhaustiva labor de diagnóstico, que incluyó <strong>un</strong>a visitaa la familia de Michael. Esa visita siempre será <strong>un</strong>o de mis peores recuerdos.El padre, farmacéutico, estaba muy orgulloso de su <strong>hijo</strong> mayor, <strong>un</strong> niñomodelo de desarrollo acelerado. Cuando se dieron cu<strong>en</strong>ta de que Michael,comparado con su hermano, tardó <strong>en</strong> apr<strong>en</strong>der a hablar, su padre lo llevó a<strong>un</strong> logopeda. Siguieron años de continuas mediciones y comparaciones conel hermano mayor, e int<strong>en</strong>sas terapias para que Michael alcanzara el niveldeseado. A partir de <strong>un</strong> mom<strong>en</strong>to dado, Michael com<strong>en</strong>zó a rebelarse contraesas expectativas y contra las terapias, y a <strong>en</strong>cerrarse <strong>en</strong> sí mismo. Sus arranquesde viol<strong>en</strong>cia, pues, no eran síntomas de agresividad, sino <strong>un</strong> mecanismopara def<strong>en</strong>der su derecho de ser el muchachito que era. Cierto fin de semanase puso tan viol<strong>en</strong>to que sus padres ya no pudieron dominarlo y solicitaronayuda médica. Michael ingresó <strong>en</strong> la clínica a los ocho años de edad y nosalió más. Resulta trágico, pero no hubo manera de conv<strong>en</strong>cer a los padresde Michael de que había esperanza para su <strong>hijo</strong>. Incluso durante nuestraconversación, lo comparaban constantem<strong>en</strong>te con su hermano. Ya no erancapaces de ver a Michael mismo. <strong>Tu</strong>ve que resignarme a que el niño n<strong>un</strong>caregresaría a su hogar. Lo mejor que pudimos hacer por él fue trasladarlo aotra sección de la clínica, donde recibiría terapia y at<strong>en</strong>ción individual.A m<strong>en</strong>udo me preg<strong>un</strong>to cuántos niños cuyos problemas son emocionales<strong>En</strong> <strong>Peligro</strong>
Elogio de la oveja negra1simplem<strong>en</strong>te están desplegando <strong>un</strong>a saludable reacción contra las presionesa las cuales los somet<strong>en</strong> sus padres…Seguram<strong>en</strong>te es más bi<strong>en</strong> reducido el número de niños que sufr<strong>en</strong> tal clase demaltrato. Sin embargo, la historia de Michael constituye <strong>un</strong> alerta per<strong>en</strong>toriopara todo padre. Nuestros <strong>hijo</strong>s no son propiedad nuestra, y cualquier int<strong>en</strong>tode conseguir que se destaqu<strong>en</strong> o alcanc<strong>en</strong> el nivel de otros niños, tarde o tempranoterminará por destruirlos. A<strong>un</strong> <strong>en</strong> casos m<strong>en</strong>os catastróficos, socavar laconfianza que el niño ti<strong>en</strong>e <strong>en</strong> sí mismo es as<strong>un</strong>to grave; <strong>en</strong> alemán, esto se hallamado Seel<strong>en</strong>mord, asesinato del alma.Cuando se ejerce constante presión sobre <strong>un</strong> niño, se terminará por quebrarlo,y puede resultar <strong>en</strong> viol<strong>en</strong>cia tanto emocional como física. Recordemos tansólo la oleada de tiroteos desatada <strong>en</strong> los últimos años <strong>en</strong> escuelas primarias ysec<strong>un</strong>darias de los Estados Unidos. <strong>En</strong> <strong>un</strong> caso, el pistolero (<strong>en</strong> realidad <strong>un</strong> niñono más) había sido acosado por su madre porque era demasiado gordo; <strong>en</strong> otro,el asaltante se veía constantem<strong>en</strong>te comparado con su hermano popular y atlético.Nada de esto justifica ni explica <strong>un</strong> horrible crim<strong>en</strong>; sin embargo las heridasque han persistido forman parte del panorama y no deb<strong>en</strong> desconocerse.Por suerte, <strong>en</strong> gran mayoría madres y padres sab<strong>en</strong> cuando han exigidodemasiado de sus <strong>hijo</strong>s. Tal fue el caso de la pareja que cu<strong>en</strong>ta la sigui<strong>en</strong>tehistoria.Cuando p<strong>en</strong>sábamos <strong>en</strong> adoptar a Sandy, <strong>un</strong>a niña de tres años que naciócon el síndrome de alcoholismo fetal (hoy es mujer adulta y lleva vida indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te),nos advirtieron que no era “normal”. No obstante, desde elmom<strong>en</strong>to que la vimos, estábamos seguros de que los médicos se habíanequivocado. Es cierto que manifestaba <strong>un</strong> retraso <strong>en</strong> el desarrollo del l<strong>en</strong>guaje,pero esto podía corregirse —al m<strong>en</strong>os así p<strong>en</strong>sábamos…A los pocos meses de t<strong>en</strong>erla <strong>en</strong> nuestra familia, inscribimos a Sandy <strong>en</strong><strong>un</strong> programa de logopedia individual <strong>en</strong> la <strong>un</strong>iversidad cercana, pero no resultóser lo que necesitaba. Se negó a cooperar; había <strong>en</strong> ella algo que serebelaba contra nuestros int<strong>en</strong>tos de “ayudarle a progresar”. La sacamos delprograma…<strong>En</strong> <strong>Peligro</strong>
- Page 2 and 3:
En PeligroTu hijo en unmundo hostil
- Page 4 and 5:
Cuando alguien me pregunta si debe
- Page 6 and 7:
ÍndiceIntroducción ..............
- Page 8:
Introducciónguen transformándola
- Page 11 and 12:
La trampa de la indiferenciapúblic
- Page 13 and 14:
La trampa de la indiferenciaNuestro
- Page 15 and 16:
La trampa de la indiferenciatratamo
- Page 17 and 18:
2. El niño mercancíaDonde esté t
- Page 19 and 20:
El niño mercancía13diariamente. A
- Page 21 and 22:
El niño mercancía1mí y mis herma
- Page 23 and 24:
El niño mercancía1o semanas—tra
- Page 25 and 26: El niño mercancía1era dejar el de
- Page 27 and 28: 3. Grandes expectativasSiempre he l
- Page 29 and 30: Grandes expectativas3fantasía u ot
- Page 31 and 32: Grandes expectativastanto ese hombr
- Page 33 and 34: Grandes expectativasviene repetir l
- Page 35 and 36: Grandes expectativaslas horas libre
- Page 37 and 38: 4. El poder de un abrazoAntes de te
- Page 39 and 40: El poder de un abrazo33no… Cuando
- Page 41 and 42: El poder de un abrazo3someten a los
- Page 43 and 44: El poder de un abrazo3para qué viv
- Page 45 and 46: El poder de un abrazo3los adultos d
- Page 47 and 48: Hechos sí, palabras no1optan por l
- Page 49 and 50: Hechos sí, palabras no3sembraron.
- Page 51 and 52: Hechos sí, palabras noHay padres q
- Page 53 and 54: Hechos sí, palabras nola violencia
- Page 55 and 56: Hechos sí, palabras noen autos, en
- Page 57 and 58: Hechos sí, palabras no1No obstante
- Page 59 and 60: Hechos sí, palabras no3y Kareem ya
- Page 61 and 62: La solución cómodamaternidad es o
- Page 63 and 64: La solución cómodasi piensan que
- Page 65 and 66: La solución cómodaDurante todo es
- Page 67 and 68: La solución cómoda1incluso para r
- Page 69 and 70: La solución cómoda3la educación
- Page 71 and 72: Elogio de la oveja negradefecto, si
- Page 73 and 74: Elogio de la oveja negraAún si no
- Page 75: Elogio de la oveja negramisma. Me t
- Page 79 and 80: Elogio de la oveja negra3afirmaría
- Page 81 and 82: Elogio de la oveja negracompleto. E
- Page 83 and 84: Elogio de la oveja negraporte bien
- Page 85 and 86: Reverenciade escepticismo salado po
- Page 87 and 88: Reverencia1de educar ni a uno solo
- Page 89 and 90: Reverencia3Haga usted el experiment
- Page 91 and 92: Reverenciajuzgamos una práctica er
- Page 93 and 94: ReverenciaLoren tenía las mismas m
- Page 95 and 96: Despegarsede lo que el individuo ha
- Page 97 and 98: Despegarse1en su libertad”.Por su
- Page 99 and 100: Despegarse3que piensen nuestros hij
- Page 101 and 102: Despegarseser interpretada por el n
- Page 103 and 104: Despegarseflote. Servir a los demá
- Page 105 and 106: Despegarsecuestión de eficiencia,
- Page 107 and 108: Epílogo 101niño en peligro—que
- Page 109: AgradecimientosAl mismo tiempo de d