Rever<strong>en</strong>cianiño, por breve que sea, es capaz de transformarnos, siempre que lo permitamos.Hace <strong>un</strong>os cuantos años quedé prof<strong>un</strong>dam<strong>en</strong>te impresionado cuandovino al m<strong>un</strong>do <strong>un</strong> bebé cuyo hermano gemelo había nacido muerto. Eseacontecimi<strong>en</strong>to (relatado aquí por Joe, el padre) muestra que incluso <strong>un</strong> niñoque nace muerto puede ayudarnos a descubrir el prof<strong>un</strong>do significado de larever<strong>en</strong>cia.Al poco tiempo de <strong>en</strong>terarnos de que <strong>un</strong>o de nuestros gemelos no iba asobrevivir, Deborah y yo concertamos <strong>un</strong>a cita con nuestro obstetrapara hablar con él de lo sucedido y del futuro. El doctor no sabía explicarpor qué había muerto in utero el bebé; quizás n<strong>un</strong>ca lo sabríamos…Una observación <strong>en</strong> particular nos conmovió. “Cuando llegue el bebémuerto”, dijo, “puede estar descolorido, fláccido, arrugado, pero no nosimportará su apari<strong>en</strong>cia. Para nosotros será hermoso”. Y después, dirigiéndosea Deborah: “Fue <strong>un</strong> alma vivi<strong>en</strong>te d<strong>en</strong>tro de ti. Lo s<strong>en</strong>tistemoverse, le hablaste, lo quisiste como sólo puede querer <strong>un</strong>a madre, ylo querrás no importa cómo se vea”. La al<strong>en</strong>tó a tomar <strong>en</strong> sus brazos a ambosbebés.Al principio, la perspectiva de <strong>en</strong>terrar a <strong>un</strong>o de nuestros pequeños nosresultaba extremadam<strong>en</strong>te difícil, sobre todo cuando p<strong>en</strong>sábamos <strong>en</strong> lo p<strong>en</strong>osoque sería el parto. Pero <strong>en</strong> los días subsigui<strong>en</strong>tes nos dimos cu<strong>en</strong>ta decuán precioso sería ese día —t<strong>en</strong>dríamos muy poco tiempo para ver y tomar<strong>en</strong> brazos al bebé, y podríamos hacer muy poco por él. De manera que empezamosa ansiar que llegara ese día, a<strong>un</strong> sabi<strong>en</strong>do que sería muy duro…Cuando por fin llegó el mom<strong>en</strong>to del parto, Lloyd, nuestro niño vivo, fueel primero <strong>en</strong> nacer. Deborah lo tuvo <strong>en</strong> sus brazos durante <strong>un</strong>os minutos.Mi<strong>en</strong>tras tanto continuaban las contracciones y esperábamos nerviosos, preparadospara <strong>un</strong>a larga batalla. Al final todo transcurrió sin complicaciones,y de rep<strong>en</strong>te el doctor an<strong>un</strong>ció la llegada del otro bebé.Lor<strong>en</strong>, nuestro querido seg<strong>un</strong>do gemelo, estaba muy bi<strong>en</strong> formado, a<strong>un</strong>quesus huesitos se habían reblandecido y su pequeño cráneo se había desintegradocasi por completo. Pero eso no t<strong>en</strong>ía la m<strong>en</strong>or importancia; pronto<strong>un</strong>a gorrita de p<strong>un</strong>to lo cubrió. Coloqué <strong>un</strong>a de sus manitas sobre <strong>un</strong>o demis dedos y me quedé s<strong>en</strong>tado así con él durante quince o veinte minutos.<strong>En</strong> <strong>Peligro</strong>
Rever<strong>en</strong>ciaLor<strong>en</strong> t<strong>en</strong>ía las mismas manchitas blancas que Lloyd <strong>en</strong> la nariz.La <strong>en</strong>fermera lavó el cuerpito de Lor<strong>en</strong>, su abuela tomó impresiones desus pequeñas manos y pies. Deborah le cortó <strong>un</strong> mechoncito de pelo parapegarlo <strong>en</strong> su álbum. Después lo vistió con <strong>un</strong>a batita y lo <strong>en</strong>volvió <strong>en</strong> <strong>un</strong>afrazada. Luego lo colocamos <strong>en</strong> <strong>un</strong> minúsculo ataúd blanco que t<strong>en</strong>íamospreparado <strong>en</strong> la pieza contigua.Más tarde acostamos a Lor<strong>en</strong> j<strong>un</strong>to a su hermano <strong>en</strong> la pequeña c<strong>un</strong>a.Lloyd había estado inquieto, pero <strong>un</strong>a vez que estuvieron <strong>un</strong>o al lado delotro, se tranquilizó y se durmió. ¿Habrá sabido que era la última vez queestarían j<strong>un</strong>tos? <strong>En</strong>tonces volvimos a colocar a Lor<strong>en</strong> <strong>en</strong> su féretro y pusimos<strong>un</strong> ramito de flores <strong>en</strong>tre sus manitas.<strong>En</strong> ese mom<strong>en</strong>to nuestros otros <strong>hijo</strong>s <strong>en</strong>traron para ver a sus dos hermanitos.Les habíamos dicho lo que había sucedido, pero no sabíamos cómoiban a reaccionar. Se arremolinaron <strong>en</strong> torno al pequeño ataúd y lo contemplaron<strong>en</strong> <strong>un</strong> sil<strong>en</strong>cio absoluto. No parecían ni confusos ni temerosos de suapari<strong>en</strong>cia…Lor<strong>en</strong> n<strong>un</strong>ca llegó a respirar, n<strong>un</strong>ca abrió sus ojos, n<strong>un</strong>ca emitió <strong>un</strong> sonido.Murió antes de salir del s<strong>en</strong>o de su madre. N<strong>un</strong>ca conoceremos la causani el mom<strong>en</strong>to exacto de su muerte. Pero sí sabemos que Lor<strong>en</strong> nos fue confiadopara que cuidáramos de él, a<strong>un</strong>que fuera por breve tiempo. T<strong>en</strong>emos lacerteza de que Dios tuvo <strong>un</strong> propósito, y que ese propósito se realizó.Qui<strong>en</strong>es no lo compr<strong>en</strong>d<strong>en</strong>, podría t<strong>en</strong>tarles decir que Lor<strong>en</strong> n<strong>un</strong>ca vivió.<strong>En</strong> cuanto a nosotros, Lor<strong>en</strong> transformó nuestras vidas. Y Lloyd recordarásiempre a su primer compañero de juegos; a lo largo de toda su vida seráconsci<strong>en</strong>te de la pres<strong>en</strong>cia de su gemelo. Casi todos los días nos dice quesu hermanito “lo mira desde el cielo”. A<strong>un</strong>que fuera por esta única razón,sabemos que Lor<strong>en</strong> no vivió <strong>en</strong> vano.<strong>En</strong> <strong>Peligro</strong>
- Page 2 and 3:
En PeligroTu hijo en unmundo hostil
- Page 4 and 5:
Cuando alguien me pregunta si debe
- Page 6 and 7:
ÍndiceIntroducción ..............
- Page 8:
Introducciónguen transformándola
- Page 11 and 12:
La trampa de la indiferenciapúblic
- Page 13 and 14:
La trampa de la indiferenciaNuestro
- Page 15 and 16:
La trampa de la indiferenciatratamo
- Page 17 and 18:
2. El niño mercancíaDonde esté t
- Page 19 and 20:
El niño mercancía13diariamente. A
- Page 21 and 22:
El niño mercancía1mí y mis herma
- Page 23 and 24:
El niño mercancía1o semanas—tra
- Page 25 and 26:
El niño mercancía1era dejar el de
- Page 27 and 28:
3. Grandes expectativasSiempre he l
- Page 29 and 30:
Grandes expectativas3fantasía u ot
- Page 31 and 32:
Grandes expectativastanto ese hombr
- Page 33 and 34:
Grandes expectativasviene repetir l
- Page 35 and 36:
Grandes expectativaslas horas libre
- Page 37 and 38:
4. El poder de un abrazoAntes de te
- Page 39 and 40:
El poder de un abrazo33no… Cuando
- Page 41 and 42: El poder de un abrazo3someten a los
- Page 43 and 44: El poder de un abrazo3para qué viv
- Page 45 and 46: El poder de un abrazo3los adultos d
- Page 47 and 48: Hechos sí, palabras no1optan por l
- Page 49 and 50: Hechos sí, palabras no3sembraron.
- Page 51 and 52: Hechos sí, palabras noHay padres q
- Page 53 and 54: Hechos sí, palabras nola violencia
- Page 55 and 56: Hechos sí, palabras noen autos, en
- Page 57 and 58: Hechos sí, palabras no1No obstante
- Page 59 and 60: Hechos sí, palabras no3y Kareem ya
- Page 61 and 62: La solución cómodamaternidad es o
- Page 63 and 64: La solución cómodasi piensan que
- Page 65 and 66: La solución cómodaDurante todo es
- Page 67 and 68: La solución cómoda1incluso para r
- Page 69 and 70: La solución cómoda3la educación
- Page 71 and 72: Elogio de la oveja negradefecto, si
- Page 73 and 74: Elogio de la oveja negraAún si no
- Page 75 and 76: Elogio de la oveja negramisma. Me t
- Page 77 and 78: Elogio de la oveja negra1simplement
- Page 79 and 80: Elogio de la oveja negra3afirmaría
- Page 81 and 82: Elogio de la oveja negracompleto. E
- Page 83 and 84: Elogio de la oveja negraporte bien
- Page 85 and 86: Reverenciade escepticismo salado po
- Page 87 and 88: Reverencia1de educar ni a uno solo
- Page 89 and 90: Reverencia3Haga usted el experiment
- Page 91: Reverenciajuzgamos una práctica er
- Page 95 and 96: Despegarsede lo que el individuo ha
- Page 97 and 98: Despegarse1en su libertad”.Por su
- Page 99 and 100: Despegarse3que piensen nuestros hij
- Page 101 and 102: Despegarseser interpretada por el n
- Page 103 and 104: Despegarseflote. Servir a los demá
- Page 105 and 106: Despegarsecuestión de eficiencia,
- Page 107 and 108: Epílogo 101niño en peligro—que
- Page 109: AgradecimientosAl mismo tiempo de d