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En Peligro - Tu hijo en un mundo hostil - Plough

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La solución cómoda0La mayoría de mis niños vi<strong>en</strong><strong>en</strong> de hogares de clase media acomodada, y anadie se le ocurriría p<strong>en</strong>sar que los traerían al c<strong>en</strong>tro sin haberles dado desay<strong>un</strong>o.Pero es algo que pasa muy a m<strong>en</strong>udo. Llegan muertos de hambre.<strong>Tu</strong>ve <strong>un</strong>a n<strong>en</strong>a de tres años a la cual le dieron <strong>un</strong> poco de chocolatepara el desay<strong>un</strong>o y otro poco para el almuerzo. ¡Eso fue todo! Y la madre esdirectora de <strong>un</strong>a empresa y gana <strong>un</strong> bu<strong>en</strong> sueldo. La niña t<strong>en</strong>ía el vi<strong>en</strong>trehinchado y muy poca <strong>en</strong>ergía…Hablé con los padres, pero no hubo ningún cambio. Le han diagnosticado<strong>un</strong> trastorno del metabolismo del azúcar y todavía sufre los efectos:letargo, hinchazón y grandes ojeras. Ti<strong>en</strong>e pocas ganas de apr<strong>en</strong>der y quiereque la mim<strong>en</strong> constantem<strong>en</strong>te. Me parte el corazón…Oigo cada vez a más madres decir: “¡Ojalá que llegue el l<strong>un</strong>es!”, como sipasar <strong>un</strong> fin de semana <strong>en</strong>tero con sus <strong>hijo</strong>s fuera el límite de lo que pued<strong>en</strong>aguantar. Han elegido cierto estilo de vida y están decididas a mant<strong>en</strong>erlo.Y los niños no se sab<strong>en</strong> queridos; están <strong>en</strong>ojados y frustrados, porque, segúncreo yo, se les hace s<strong>en</strong>tir culpables por querer estar con sus padres.Últimam<strong>en</strong>te hemos llegado a considerar la niñez como <strong>un</strong>a fase que debetratarse con ciertas reservas. No sólo les hacemos s<strong>en</strong>tirse culpables hasta a losmás pequeños. <strong>En</strong> clase y <strong>en</strong> el recreo, aplastamos a niños, grandes y pequeños,ricos y pobres, no porque sean rebeldes o indisciplinados, sino porque secomportan como los chiquillos que son. Lo que hoy llamamos “problemas”,solía aceptarse como rasgos normales de la infancia. Al niño impulsivo, exuberante,espontáneo o audaz ahora lo diagnosticamos como hiperactivo, y leadministramos medicam<strong>en</strong>tos para domarlo. Me refiero, por supuesto, al usog<strong>en</strong>eralizado del Ritalín 6 y otros fármacos semejantes, y a la fascinación delpúblico por las medicinas como si fueran la panacea <strong>un</strong>iversal.No hay dudas de que el Ritalín es <strong>un</strong> medicam<strong>en</strong>to adecuado para tratarciertos trastornos muy específicos. No obstante, <strong>en</strong> los últimos diez años se hatriplicado su uso. Cabe preg<strong>un</strong>tarse si no se abusa del Ritalín como <strong>un</strong> curalotodocontra, <strong>en</strong>tre otros, el trastorno del déficit de at<strong>en</strong>ción e hiperactividad, e6Marca registrada de <strong>un</strong>a medicina cuyo nombe químico es metilf<strong>en</strong>idato.<strong>En</strong> <strong>Peligro</strong>

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