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Cosas del tango y del lunfardo - edUTecNe

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<strong>edUTecNe</strong><br />

COSAS DEL TANGO Y EL LUNFARDO- Eduardo Giorlandini<br />

que de las palabras de aquellos parientes que nos llegaron a nosotros hay que recordar muchas,<br />

generadas en remotos tiempos y transmitidas con algunos cambios, pero no los suficientes como<br />

para que se hayan tornado irreconocibles. En casos, son restos de viejas lenguas desaparecidas,<br />

como medio general de expresión, pero que en cierta medida subsisten e influyen en la formación<br />

y unidad fonética de las hablas modernas. Y, finalmente:<br />

¨Aparte de esos substratos existe lo que los lingüistas llaman ´adstratos´, que es el influjo que<br />

ejercen dos lenguas viviendo en vecindad, sin triunfar una sobre la otra, en tanto se ayudan con<br />

préstamos, enriqueciéndose mutuamente. Este es un fenómeno bien conocido, y actúa con lenguas<br />

vivas y contemporáneas en forma horizontal...¨.<br />

Actualmente, el escenario ecuménico presenta un plexo de relaciones internacionales frecuentes,<br />

fluidas y diversificadas, con intenso intercambio, migraciones de ritmo rápido y fuertes influjos de<br />

los medios de comunicación social, lo que produce rápidas transformaciones en el idioma, particularmente<br />

en los países de habla española.<br />

2. La inmigración italiana<br />

Al amparo de la Constitución de la Nación Argentina llegaban los hombres <strong>del</strong> mundo, los inmigrantes,<br />

en vigorosas oleadas de españoles e italianos. Se había dictado la Constitución para<br />

constituir la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer a la defensa<br />

común, promover el bienestar general, y asegurar los beneficios de la libertad, para nosotros,<br />

para nuestra posteridad, y para todos los hombres <strong>del</strong> mundo que quisieran habitar en el suelo<br />

argentino.<br />

Más, el suelo argentino -no es superfluo señalarlo- se había ido habitando con la conquista y la<br />

colonización y, después de la fundación de la nacionalidad, con inmigrantes, colonos, venidos<br />

de muchos sitios <strong>del</strong> mundo. Pero a pocos años de sancionarse la Constitución, el 15 de abril de<br />

1857, se suscribe una ¨Convención sobre Inmigración con su Majestad el Rey <strong>del</strong> Reino de las<br />

Dos Sicilias¨, en la que el Presidente de la Confederación Argentina ofrecía recibir, y el Rey aceptaba,<br />

a súbditos detenidos o condenados por <strong>del</strong>itos políticos, proveyéndoles el Reino los medios<br />

para su instalación en la Argentina, con el compromiso de que durante los primeros cinco años se<br />

les aplicara en nuestro territorio la legislación de Nápoles.<br />

Por ese tiempo se inició una vigorosa política de inmigración de italianos, se crearon organismos,<br />

se sancionaron normas como la ¨Ley Avellaneda¨, porque, en mi opinión, la oligarquía rural necesitaba<br />

mano de obra barata. El historiador siciliano Gaetano Falzone recuerda que solamente en<br />

1905 emigraron desde Sicilia hacia América 120.000 sicilianos, dato con el cual destaco la relevancia<br />

de este aporte humano. Probablemente, esto nos induce a pensar que este fuerte influjo<br />

histórico ha puesto una impronta en el modo de ser <strong>del</strong> argentino y, con mayor razón, en quienes<br />

somos descendientes directos <strong>del</strong> las gentes <strong>del</strong> mediodía italiano:<br />

Hábitos, costumbres, gestos, idioma, vida afectiva, estilos y modalidades, todo lo cual reflejé en<br />

un artículo que intitulé ¨<strong>Cosas</strong> de Argentinos y Sicilianos¨. Se extendió el flujo a la literatura, a la<br />

poesía popular, cuando no a la gauchesca, al sainete, a la letrística tanguera. De tal modo que el<br />

personaje de uno de los cuentos de Verga se asemeja a otro de una milonga argentina, alrededor<br />

de la muerte, <strong>del</strong> homicidio por infi<strong>del</strong>idad conyugal.<br />

Estos inmigrantes trajeron su tristeza, sus corazones rotos y sus miedos. Casi todos fueron laboriosos<br />

y abnegados, pero el impacto habrían de recibirlo, inconscientemente, sus propios hijos,<br />

algunos de los que no siguieron el derrotero <strong>del</strong> trabajo. Como se describe en el poema de Carlos<br />

de la Púa, ¨Los Bueyes¨:<br />

¨Vinieron de Italia, tenían veinte años,<br />

con un bagayito por toda fortuna...¨<br />

(De paso, señalo que en este poema el autor utiliza el diminutivo de la voz bagayo, que significa<br />

´bulto´, ´envoltorio´; <strong>del</strong> genovés bagaggio, o <strong>del</strong> italiano bagaggio, o <strong>del</strong> italiano bagaglio, que,

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