borges-jorge-luis-manual-de-zoologia-fantastica
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seis ojos están en el lugar <strong>de</strong> los ojos y dos en la punta <strong>de</strong> la cabeza y dos en la cerviz;<br />
con la penetración <strong>de</strong> los seis ojos rin<strong>de</strong> y <strong>de</strong>s-truye.<br />
De las nueve bocas tres están en la cabeza y tres en la cerviz y tres a<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los ijares.<br />
. . cada casco, puesto en el suelo, cubre el lugar <strong>de</strong> una majada <strong>de</strong> mil ovejas, y bajo el<br />
espolón pue<strong>de</strong>n maniobrar hasta mil jinetes. En cuanto a las orejas, son capaces <strong>de</strong><br />
abarcar a Mazandarán (1). El cuerno es como <strong>de</strong> oro y hueco, y le han crecido mil<br />
ramificaciones. Con ese cuerno vencerá y disipará todas las corrupciones <strong>de</strong> los<br />
malvados.<br />
Del ámbar se sabe que es el estiércol <strong>de</strong>l asno <strong>de</strong> tres patas. En la mitología <strong>de</strong>l<br />
maz<strong>de</strong>ismo, rdte monstruo benéfico es uno <strong>de</strong> los auxilios <strong>de</strong> Ahura Mazdha (Ormuz),<br />
principio <strong>de</strong> la Vida, <strong>de</strong> la Luz y <strong>de</strong> la Verdad.<br />
EL AVE FÉNIX<br />
EN EFIGIES monumentales, en pirámi<strong>de</strong>s <strong>de</strong> piedra y en momias, los egipcios<br />
buscaron eternidad; es ra. .zonable que en su país haya surgido el mito <strong>de</strong> un pájaro<br />
inmortal y periódico, si bien la elaboración ulterior es obra <strong>de</strong> los griegos y <strong>de</strong> los<br />
romanos. Erman escribe que en la mitología <strong>de</strong> Heliópolis, el Fénix (benu) es el señor<br />
<strong>de</strong> los jubileos, o <strong>de</strong> los largos ciclos <strong>de</strong> tiempo; Heródoto, en un pasaje famoso (11,<br />
73), refiere con repetida incredulidad una primera forma <strong>de</strong> la leyenda:<br />
Otra ave sagrada hay allt que sólo he visto en pintura, cuyo nombre es el <strong>de</strong> Fénix.<br />
Raras son, en efecto, las veces que se <strong>de</strong>ja ver, y tan <strong>de</strong> tar<strong>de</strong> en tar<strong>de</strong>, que según los <strong>de</strong><br />
Heliópolis, sólo viene a Egipto cada quinientos años, a saber cuándo fallece su padre. Si<br />
en su tamaño y confor-mación es tal como la <strong>de</strong>scriben, su mole y figura son muy<br />
parecidas a las <strong>de</strong>l águila, y sus plumas, en parte dora-das, en parte <strong>de</strong> color carmesí.<br />
Tales son los prodigios que <strong>de</strong> ella nos cuentan, que aunque para mí poco dignos <strong>de</strong> fe,<br />
no omitiré el referirlos. Para trasladar el cadáver <strong>de</strong> si' padre <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Arabia hasta el<br />
templo <strong>de</strong>l Sol, se vale <strong>de</strong> la siguiente maniobra: forma ante todo un huevo sólido <strong>de</strong><br />
mirra, tan gran<strong>de</strong> cuanto sus fuerzas alcancen para llevar-lo, probando su peto <strong>de</strong>spués<br />
<strong>de</strong> formado para experimen-tar si es con ellas compatible; va <strong>de</strong>spués vaciándolo hasta<br />
abrir un hueco don<strong>de</strong> pueda encerrar el cadáver <strong>de</strong> su padre, el cual ajusta con otra<br />
porción <strong>de</strong> mirra y atesta <strong>de</strong> ella la concavidad, hasta que el peso <strong>de</strong>l huevo pre-ñado<br />
con el cadáver iguale al que cuando sólido tenía; cierra <strong>de</strong>spués la abertura, carga con su<br />
huevo, y lo lleva al templo <strong>de</strong>l Sol en Egipto. He aquí, sea lo que fuere, lo que <strong>de</strong> aquel<br />
pájaro refieren.<br />
Unos quinientos años <strong>de</strong>spués, Tácito y Plinio re-tomaron la prodigiosa historia; el<br />
primero rectamente observó que toda antigüedad es oscura, pero que una tradición ha<br />
fijado el plazo <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong>l Fénix en mil cuatrocientos sesenta y un años (Anales, VI,<br />
28). También el segundo investigó la cronología, <strong>de</strong>l Fénix; registró (X, 2) que, según<br />
Manilio, aquél vive un año platónico, o año magno. Año platónico es el tiempo que<br />
requieren el Sol, la luna y los cinco planetas para volver a su posición inicial; Tácito, en<br />
el Diálogo <strong>de</strong> los oradores, lo hace abarcar doce mil novecientos noventa y cuatro años<br />
comunes. Los antiguos creyeron que, cumplido ese enorme ciclo astronómico, la<br />
historia universal se repetiría en to-dos sus <strong>de</strong>talles, por repetirse los influjos <strong>de</strong> los planetas;<br />
el Fénix vendría a ser un espejo o una imagen <strong>de</strong>l universo. Para mayor analogía,<br />
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