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borges-jorge-luis-manual-de-zoologia-fantastica

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En el libro XI <strong>de</strong> la Ilíada se lee que en el escudo <strong>de</strong> Agamenón había un dragón azul y<br />

tri-céfalo; siglos <strong>de</strong>spués los piratas escandinavos pintaban dragones en sus escudos y<br />

esculpían cabezas <strong>de</strong> dragón en las proas <strong>de</strong> las naves. Entre los romanos, el dragón fue<br />

insignia <strong>de</strong> la cohorte, como el águila <strong>de</strong> la legión; tal es el origen <strong>de</strong> los actuales<br />

regimientos <strong>de</strong> dragones. En los estandartes <strong>de</strong> los reyes germánicos <strong>de</strong> Inglaterra había<br />

dragones; el objeto <strong>de</strong> tales imágenes era infundir terror a los enemigos. Así, en el<br />

romance <strong>de</strong> Athis se lee:<br />

Ce souloient Romains porter,<br />

Ce nous fait moult a redouter.<br />

(Esto solían llevar los romanos, / Esto hace que nos teman muchísimo.)<br />

En el Occi<strong>de</strong>nte el dragón siempre fue concebido como malvado. Una <strong>de</strong> las hazañas<br />

clásicas <strong>de</strong> los héroes (Hércules, Sigurd, San Miguel, San Jorge)era vencerlo y matarlo.<br />

En las leyendas germánicas, el dragón custodia objetos preciosos. Así, en la gesta <strong>de</strong><br />

Beowulf, compuesta en Inglaterra hacia el siglo viii, hay un dragón que durante<br />

trescientos años es guardián <strong>de</strong> un tesoro. Un esclavo fugitivo se escon<strong>de</strong> en su caverna<br />

y se lleva un jarro. EL dragón se <strong>de</strong>spierta, advierte el robo y resuelve matar al ladrón; a<br />

ratos, baja a la caverna y la revisa bien. (Admirable ocurrencia <strong>de</strong>l poeta atribuir al<br />

monstruo esa inseguridad tan humana.) El dragón empieza a <strong>de</strong>solar el reino; Beowulf<br />

lo busca, com-bate con él y lo mata.<br />

La gente creyó en la realidad <strong>de</strong>l dragón. Al promediar el siglo XVI, lo registra la<br />

Historia animalium <strong>de</strong> Conrad Gesner, obra <strong>de</strong> carácter científico.<br />

El tiempo ha <strong>de</strong>sgastado notablemente el prestigio <strong>de</strong> los dragones. Creemos en el león<br />

como realidad y como símbolo; creemos en el minotauro como sím-bolo, ya que no<br />

como realidad; el dragón es acaso el más conocido pero también el menos afortunado <strong>de</strong><br />

los animales fantásticos. Nos parece pueril y suele contaminar <strong>de</strong> puerilidad las historias<br />

en que figura. Conviene no olvidar, sin embargo, que se trata <strong>de</strong> un prejuicio mo<strong>de</strong>rno,<br />

quizá provocado por el exceso <strong>de</strong> dragones que hay en los cuentos <strong>de</strong> hadas. Em-pero,<br />

en la Revelación <strong>de</strong> San Juan se habla dos veces <strong>de</strong>l dragón, "la vieja serpiente que es el<br />

Diablo y es Satanás". Análogamente, San Agustín escribe que el Diablo "es león y<br />

dragón; león por el ímpetu, dragón por la insidia". Jung observa que en el dragón están<br />

la serpiente y el pájaro, los elementos <strong>de</strong> la tierra y el aire.<br />

EL DRAGÓN CHINO<br />

La cosmogonía china enseña que los Diez mil seres (el mundo) nacen <strong>de</strong>l juego rítmico<br />

<strong>de</strong> dos principios complementarios y eternos, que son el Yin y el Yang. Correspon<strong>de</strong>n al<br />

Yin la concentración, la oscuridad, la pasividad, los números pares y el frío; al Yang, el<br />

crecimiento, la luz, el ímpetu, los números impares y el calor. Símbolos <strong>de</strong>l Yin son la<br />

mujer, la tierra, el anaranjado, los valles, los cauces <strong>de</strong> los ríos y el tigre; <strong>de</strong>l Yang, el<br />

hombre, el cielo, el azul, las montañas, los pilares, el dragón.<br />

El dragón chino, el Jung, es uno <strong>de</strong> los cuatro animales mágicos. (Los otros son el<br />

unicornio, el fénix y la tortuga.) En el mejor <strong>de</strong> los casos, el dragón occi<strong>de</strong>ntal es<br />

aterrador, y en el peor, ridículo; el hrng <strong>de</strong> las tradiciones, en cambio, tiene divinidad y<br />

es como un ángel que fuera también un león. Así, en las Memorias históricas <strong>de</strong> Ssu-Ma<br />

Ch'ien leemos que Confucio fue a cornsultar al archivero o bibliotecario Loo Tse y que,<br />

<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la visita, manifestó:<br />

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