democracia
2006-Contra-la-democracia
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APÉNDICE: Acerca del estado libre de la social<strong>democracia</strong><br />
101<br />
«Es preciso ser imbécil, ignorante o loco para imaginarse que una constitución cualquiera,<br />
incluso la más liberal y la más democrática, puede mejorar las relaciones del estado con respecto<br />
al pueblo...» MIJAIL BAKUNIN, Estatismo y anarquía, páginas 127 y 128.<br />
Al mismo tiempo que se denuncian esas formas liberales y democráticas de dominación,<br />
se denuncia el hecho de que las mismas no sólo no limitan la dictadura ni el despotismo,<br />
sino que los hacen más potentes.<br />
«Nadie sospechaba entonces la verdad, hoy reconocida por los déspotas más tontos, que<br />
las formas llamadas constitucionales o representativas no son de ningún modo un obstáculo<br />
al despotismo estatista, militar, político y financiero; al contrario, legalizan el despotismo<br />
y, dándole el aspecto de administración por el pueblo, pueden acrecentar<br />
considerablemente su fuerza y potencia interior.»<br />
MIJAIL BAKUNIN, Estatismo y anarquía, página 190.<br />
Por su parte, Marx (y en cierta medida Engels) hará esa misma crítica del estado libre<br />
y popular. Habiendo desde muy temprano criticado la concepción de la libertad a<br />
través del estado, así como la que pretende que el hombre se libere haciendo libre el estado<br />
–«el estado puede ser un estado libre sin que el hombre sea un hombre libre», KARL<br />
MARX, La cuestión judía, 1843 (7)–, desde que Marx conoce el programa de Gotha lanza<br />
una furibunda crítica de toda la concepción que sustenta económica y socialmente ese<br />
programa, centrando luego la misma en el famoso «estado libre».<br />
«Ante todo, según el capítulo II, el Partido Obrero Alemán aspira “al estado libre”. ¿Qué es el<br />
estado libre?<br />
La misión del obrero, que se ha librado de la estrecha mentalidad del humilde súbdito, no<br />
es, en modo alguno, hacer “libre” el estado. En el Imperio alemán el “estado” es casi tan<br />
“libre” como en Rusia (8). La libertad consiste en convertir el estado de órgano que está<br />
por encima de la sociedad en un órgano completamente subordinado a ella y las formas<br />
de estado siguen siendo hoy más o menos libres en la medida en que limitan la “libertad<br />
del estado”.<br />
6. Contrariamente a lo que se cree de que el partido socialista alemán habría sido representado por Marx y<br />
Engels en la Internacional, Bakunin tiene razón no sólo real y programáticamente en la medida en que la social<strong>democracia</strong><br />
es un partido nacional burgués opuesto a la Internacional, sino incluso en lo que respecta a la práctica<br />
organizativa. En efecto, la adhesión de la izquierda de ese partido, representado por Bebel y Liebnecht, a<br />
la Internacional (porque el resto ni siquiera simpatizaba con la Internacional obrera) fue meramente formal.<br />
Como dice Engels en una carta a T. Cuno del 7-8 marzo de 1872: «La posición del Partido Obrero Alemán con<br />
respecto a la Internacional nunca fue clara. Sólo hubo una relación meramente platónica, nunca hubo una verdadera<br />
adhesión, ni siquiera de personas aisladas (salvo algunas excepciones)». Y luego de decir que nunca<br />
hubo formación de secciones porque estaba legalmente prohibido, Engels insiste que «en Alemania se limitan<br />
a reivindicar los derechos de miembro [de la Internacional, NDR] sin soportar los deberes».<br />
7. En ese mismo texto, Marx agrega: «Pero a fin de cuentas la actitud del estado, sobre todo del estado libre,<br />
para con la religión es sólo la de los hombres que lo componen. Por tanto el hombre se libera por medio del<br />
estado políticamente de una barrera, elevándose sobre ella de una forma parcial, abstracta y limitada».<br />
8. Véase como Marx ridiculiza la reivindicación del estado libre, diciendo que en Alemania es casi tan «libre»<br />
como en Rusia, lo que, teniendo en cuenta la frase siguiente y la comprensión de Marx de la realidad europea<br />
de entonces, quiere decir que en Alemania el gobierno es casi tan despótico como el de Rusia, considerado<br />
entonces como el despotismo por excelencia. Obsérvese que Marx se guarda bien de indicar esta «libertad» del<br />
«estado» entre comillas, contraponiéndola a la verdadera libertad que comienza ahí donde se limita la «libertad<br />
del estado», o más profundo aún cuando el estado no existe más.