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2006-Contra-la-democracia

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De la libertad<br />

49<br />

La verdadera libertad pasa por la destrucción de todo estado<br />

La liberación del ser humano sólo puede pasar por su constitución en ser colectivo, en<br />

comunidad humana. Denominamos «comunismo» a esta libertad absoluta, ese reino de<br />

la libertad (2) resultante de la dictadura de las necesidades y el placer humano contra la<br />

libertad de empresa del individuo privado. O, dicho de otra manera, el comunismo es<br />

la única negación positiva posible de la dictadura secular de la mercancía sobre el hombre,<br />

y evoca positivamente, en su misma terminología, la comunización (la puesta en<br />

común) de todo lo que somos, la realización del verdadero ser común de los hombres. La<br />

verdadera libertad es el ser común, es la afirmación de la comunidad humana mundial.<br />

Dejamos, entonces, a nuestro enemigo su miserable apología metafísica de la «libertad»,<br />

una libertad que el mundo del dinero hace rimar con comercio, competencia, economizar;<br />

una libertad que existe para el explotador como valor determinante en la afirmación<br />

de su poder. Dejemos a los burgueses desfilar, solos, detrás de la bandera de la libertad de<br />

comprar y vender.<br />

Ya Blanqui en su época había advertido a los proletarios acerca de las inevitables consecuencias<br />

que implica la adhesión a ese valor burgués:<br />

«Pero para los proletarios que se dejan entretener con ridículos paseos por las calles, plantaciones<br />

de árboles de la libertad, frases sonoras de abogados, habrá primero agua bendita,<br />

luego insultos, al fin la metralla, la miseria siempre.»<br />

AUGUSTE BLANQUI, 1851.<br />

La auténtica libertad, por la que los comunistas luchan apasionadamente, es una libertad<br />

que encuentra su fuerza y su infinito desarrollo en el goce y el placer humano, sólo<br />

mediante la destrucción de todo estado y el advenimiento de una comunidad de hombres,<br />

una comunidad solidaria, liberada de toda división social. La especie humana, reunificada<br />

y finalmente consciente de su existencia como especie, es la única que permitirá a sus<br />

miembros actuar con toda libertad, es decir, en armonía con y por la comunidad.<br />

Sólo cuando la humanidad forme un solo cuerpo, «cada ser» que la constituya planteará<br />

cada acción como un momento libre del desarrollo del ser colectivo, de la comunidad<br />

humana. En ese sentido, la verdadera libertad es indisociable de un verdadero proyecto<br />

común, de una sociedad comunista; y esta libertad de cada uno en la comunidad reunificada<br />

se contrapone, en todos sus aspectos, a la libertad individual burguesa tal como existe<br />

en la actualidad. El individuo privado, como célula del capital, es un individuo sacrificado<br />

en cuya frente se ha estampado la palabra «libre» para que acepte voluntariamente su martirio<br />

en el altar de la guerra mercantil. Magnificado como vencedor o sublimado como vencido<br />

de esa guerra de todos contra todos en la que se le precipitó, el individuo privado<br />

actual ha sido desposeído del otro, separado de su hermano humano, transformado en un<br />

ser extraño a su propia especie –extraño a su propia naturaleza humana–, es decir, negado<br />

2. Es muy difícil expresarse con los límites del lenguaje actual. Las palabras «absoluto» y «reino», como atributos<br />

de esta libertad que queremos redefinir cuando nos referimos a la revolución y el comunismo, contienen<br />

demasiadas connotaciones diferentes (y hasta opuestas) a lo que queremos expresar, e indudablemente impiden<br />

reapropiarse plenamente de la realidad dialéctica del mundo. No debe olvidarse que todo el lenguaje actual<br />

es el desarrollado y el impuesto por el capitalismo, por la necesidad burguesa de reproducir la opresión, la<br />

dominación y liquidar todo lo que puede ponerla en cuestión. En nuestro ejemplo, las palabras absoluto y reino,<br />

además de los problemas histórico etimológicos, presentan la cosa como acabada, cuando precisamente se<br />

trata de expresar lo contrario: el comunismo no es más que el comienzo de una historia verdaderamente humana,<br />

que sin lugar a dudas pasará por muchos otros cambios, revoluciones, saltos cualitativos...

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