21.09.2015 Views

democracia

2006-Contra-la-democracia

2006-Contra-la-democracia

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

106 Contra la <strong>democracia</strong><br />

Luego de lo cual Engels, como Marx, se declara globalmente en contraposición con la<br />

totalidad del programa, anunciando que deslindarán responsabilidades públicamente, lo<br />

que como se sabe y vimos más arriba por razones de oportunidad, totalmente condenables,<br />

nunca llevaron a cabo, de la misma manera que tampoco efectuaron una verdadera<br />

crítica pública de la social<strong>democracia</strong> y su programa, lo que perpetuaría hasta el presente<br />

la amalgama que ya se hacía en la época entre Marx y Engels y la social<strong>democracia</strong>.<br />

«Y termino aquí, aunque habría que criticar casi cada palabra de este programa, redactado<br />

además sin jugo y sin brío. Hasta tal punto que, caso de ser aprobado, Marx y yo jamás podríamos<br />

militar en el nuevo partido erigido sobre esta base y tendríamos que meditar muy seriamente<br />

qué actitud habríamos de adoptar frente a él, incluso públicamente. Tenga usted en<br />

cuenta que, en el extranjero, se nos considera a nosotros responsables de todas y cada una<br />

de las manifestaciones y los actos del Partido Obrero Socialdemócrata Alemán. Así, por ejemplo,<br />

Bakunin en su obra Política y anarquía nos hace responsables de cada palabra irreflexiva<br />

pronunciada y escrita por Liebknecht desde la fundación de la Democratisches Wochenblatt<br />

(Semanario democrático, publicado en Leipzig de 1868 a 1869 bajo la dirección del propio<br />

Liebknecht). La gente se imagina, en efecto, que nosotros dirigimos desde aquí todo el asunto,<br />

cuando usted sabe tan bien como yo que casi nunca nos hemos mezclado en lo más mínimo<br />

en los asuntos internos del partido... Pero usted comprenderá que este programa representa<br />

un viraje, el cual fácilmente podría obligarnos a declinar toda responsabilidad respecto al partido<br />

que lo adopte.» Engels a Bebel, 18-28 de marzo de 1875.<br />

Como se ve en esta carta, así como en toda la correspondencia de Marx y Engels de<br />

esos años, la potente y correcta crítica de Bakunin a toda la práctica de la social<strong>democracia</strong><br />

y a su concepción del estado libre tuvo mucha influencia en Marx y Engels, así<br />

como coincidencias decisivas y ello a pesar de que en esos años las divergencias políticas<br />

típicas de la ola de derrotas que se vivía y del invariante renacimiento sectario que<br />

lo acompaña estaba en pleno apogeo; el odio y las luchas fratricidas entre ambos grupos<br />

de militantes abarcaba a todo el movimiento.<br />

No es éste el lugar para entrar en el detalle de esa polémica, ni en la enorme falsificación<br />

que de la misma han hecho las diferentes fracciones del partido socialdemócrata (desde<br />

los «anarquistas» republicanos a los «comunistas» democrático populares); lo que sí<br />

interesa afirmar es que lo que de la misma se ha dicho y hecho vox populi como una división<br />

entre marxistas y anarquistas es profundamente falsa. En efecto, el caso de Bakunin<br />

criticando a un Marx populista y demócrata que no existía se completaba con la visión<br />

que de Bakunin tenía Marx en la que lo veía en permanente alianza disolutiva (y populista)<br />

con todo tipo de organización burguesa, como la famosa Liga por la Paz y la<br />

Libertad, y con un proyecto claramente reformista de «abolir las diferencias de clases»<br />

en vez de las clases mismas. Un estudio –que es posible en la actualidad– más serio de<br />

Bakunin muestra que nunca fue tan populista, demócrata, ni antiautoritario como luego<br />

el «anarquismo» oficial (¡que sí llegaría a ser hasta republicano!) haría de él; que siempre<br />

fue partidario de estructuras organizativas internacionalistas con un programa claramente<br />

revolucionario. Además, como todo revolucionario sincero, fue determinado por<br />

el movimiento mismo a asumir la necesidad de la dictadura para acabar con el capitalismo,<br />

aunque, a diferencia de Marx y Engels que siempre lo reivindicaron abiertamente<br />

como dictadura del proletariado, Bakunin tenía una concepción mucho más conspirativa,<br />

secreta y elitista de la dictadura revolucionaria: «Pilotos invisibles en medio de la<br />

tempestad popular, nosotros debemos dirigirla, no gracias a un poder ostensible sino gracias

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!