democracia
2006-Contra-la-democracia
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La mistificación democrática<br />
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forma absoluta la sociedad, había posibilidad de distorsión. En el estado fascista, la realidad<br />
somete a la idea para hacerla una idea real. En el estado democrático la idea somete a la<br />
realidad para hacerla una realidad imaginaria. La <strong>democracia</strong> de los esclavos del capital<br />
suprime la mistificación para realizarla mejor. Los demócratas quieren ponerla en evidencia<br />
cuando creen poder conciliar al proletariado con el capital.<br />
La sociedad ha encontrado al ser de su opresión (el que elimina la dualidad, la distorsión<br />
realidad-pensamiento); es necesario oponerle el ser libertador que representa la comunidad<br />
humana: el partido comunista.»<br />
Una primera dificultad de comprensión de esta tesis estriba en que por un lado se presenta<br />
como opuesto lo que no es (estado democrático y estado fascista), se parte aparentemente<br />
de las formas políticas (<strong>democracia</strong> política) y no de lo esencial<br />
(<strong>democracia</strong> social), pero en el fondo se está afirmando la tesis de que el desarrollo del<br />
capital lo conduce a la <strong>democracia</strong> social que se corresponde con el fascismo. Es decir,<br />
que en el fondo se llega a percibir que el fascismo, aunque aparezca como negación de<br />
la <strong>democracia</strong>, es una de las formas en que la misma se realiza, porque al liquidar, en<br />
base al terrorismo de estado, toda contraposición global al estado, éste realiza el objetivo<br />
democrático de transformar cada ser humano en un átomo de la reproducción del<br />
capital, en un ciudadano, en un patriota (15).<br />
Pero nuestro desacuerdo con la tesis sigue siendo importante. La propia reproducción<br />
de la sociedad del capital es la reproducción de los antagonismos de clase, y ese<br />
mundo idílico de la <strong>democracia</strong> social que Camatte llama (para nosotros arbitrariamente<br />
como dijimos en la tesis 7) «estado fascista» se hace añicos nuevamente y,<br />
tarde o temprano, se vuelve a una nueva polarización de clases. De lo contrario, no<br />
podría entenderse de donde sale lo que habría que «oponerle el ser libertador que<br />
representa la comunidad humana: el partido comunista». O, dicho de otra manera, si<br />
el proletariado no continuase siendo el enemigo irreconciliable del orden establecido<br />
que necesariamente resurgirá, no podría hablarse de partido comunista, ni tampoco de<br />
comunidad humana.<br />
Tesis 15<br />
«Esto explica por qué la mayoría de los teóricos del siglo XIX eran estatistas. Pensaban<br />
resolver los problemas sociales al nivel del estado. Eran mediatistas. No comprendían que<br />
el proletariado debía no solamente destruir la vieja máquina estatal, sino que debía poner<br />
otra en su lugar. Muchos socialistas creyeron que era posible conquistar el estado desde el<br />
interior, los anarquistas creyeron poder abolirlo de un día para otro.<br />
Los teóricos del siglo XX son corporativistas porque piensan que se trata solamente de organizar<br />
la producción, de humanizarla para resolver todos los problemas. Son inmediatistas.<br />
Es una confesión indirecta de la validez de la teoría del proletariado. Afirmar que sería necesario<br />
conciliar el proletariado con el movimiento económico es reconocer que sólo en este<br />
terreno puede surgir la solución. Este inmediatismo viene del hecho de que la sociedad<br />
14. Ver también sobre este tema el número 31 de la revista Comunismo, «Contra el estado».<br />
15. Claro está que la realización de la <strong>democracia</strong> no coincide nunca con el paraíso ideal de la <strong>democracia</strong> que<br />
se imagina el burgués (ver en este mismo libro «El mito de los derechos y las libertades democráticos»), donde<br />
ya no existe lucha de clases, por la simple razón de que la destrucción-desaparición del proletariado como<br />
clase sólo puede ser relativa. Téngase en cuenta, además, que no sólo el fascismo puede lograr estos objetivos<br />
(relativos), sino que también otras estructuras estatales muy similares, como por ejemplo el «frente popular<br />
antifascista», intentan lo mismo.