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2006-Contra-la-democracia

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De la libertad<br />

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a las que lo sometieron las relaciones capitalistas, a intercambiar su fuerza de trabajo por<br />

un salario. Estas relaciones sociales, y la reproducción de sus encuentros y relaciones en<br />

el interior de esas relaciones sociales, son las que determinan, piensen lo que piensen los<br />

ideólogos de la <strong>democracia</strong>, el contenido general de esta seudo independencia de los<br />

individuos. Estas condiciones de existencia son las que transforman a cada ser humano<br />

en un individuo despiadado tanto dentro del mercado de negocios, como en el de las<br />

otras relaciones «humanas». Luego, Marx subraya brevemente la indiferencia, con respecto<br />

a los otros, que contiene la libertad del individuo:<br />

«Esta independencia que en sí misma, desde todo punto de vista, no es más que una<br />

ilusión y que podría designarse más exactamente como indiferencia tomada en su sentido de<br />

insensibilidad».<br />

KARL MARX, Fundamentos de la crítica de la economía política (Grundrisse), 1857-1858.<br />

Competencia, egoísmo, insensibilidad, éstas son las bases fundamentales de la tan cacareada<br />

libertad individual; la que comienza o se detiene frente a la propiedad de su vecino,<br />

como ya lo expresaba la Declaración de los derechos del hombre de 1791: «La<br />

libertad consiste en poder hacer todo lo que no perjudica a otro».<br />

«O sea que la libertad es el derecho de hacer y deshacer todo lo que no perjudique a otro.<br />

Los límites en los que cada uno puede moverse sin perjudicar a otro se hallan determinados<br />

por la ley, lo mismo que la linde entre dos campos por la cerca. Se trata de la libertad del<br />

hombre en cuanto nómada, aislada y replegada en sí misma.»<br />

KARL MARX, La cuestión judía, 1843.<br />

Cada uno para sí y todos para el capital.<br />

Enterrado, determinado, condicionado, subsumido por la fuerza de la atomización propia<br />

a la acción que ejerce la libertad sobre los intercambios que se hacen entre los hombres,<br />

en este cuadro las relaciones sociales que se entretejen concretizan la brutal ruptura<br />

con el hombre como ser colectivo. El individuo libre manifiesta su egoísmo a través de<br />

las mismas categorías con las que se le somete. El intercambio como medio, la propiedad<br />

como ley, el dinero como fin, dividen la sociedad y la hacen reventar en miles de<br />

individuos atomizados y separados por el libre arbitrio.<br />

«Pero el derecho humano de la libertad no se basa en la vinculación entre los hombres, sino<br />

al contrario en su aislamiento. Es el derecho a este aislamiento, el derecho del individuo restringido,<br />

circunscrito a sí mismo.»<br />

KARL MARX, La cuestión judía.<br />

Transfiguradas en «contratos», las relaciones sociales dominadas por el capital transforman<br />

a los individuos en cosas. En el intercambio mercantil, el hombre se separa de<br />

los otros hombres y de su propia humanidad. Objetos de las relaciones capitalistas, los<br />

compradores y los vendedores dialogan en tanto que mercancías que se encuentran<br />

libremente; pero esta libertad se concreta en la abstracción del carácter social de toda<br />

actividad productiva vital, en la ausencia de humanidad, en el vacío humano más absoluto:<br />

los «agradecimientos» comerciales que se intercambian tenderos y clientes no<br />

son más desencarnados e inhumanos que los apretones de manos que se dan los patrones<br />

con los empleados, camuflados por sonrisas forzadas impuestas por el contrato que

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