21.09.2015 Views

democracia

2006-Contra-la-democracia

2006-Contra-la-democracia

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

16 Contra la <strong>democracia</strong><br />

respeto al sindicato legal, la lucha contra la subversión, la unidad contra los provocadores,<br />

el atentado a la seguridad nacional... No se trata de ninguna ruptura con la <strong>democracia</strong>,<br />

sino que por el contrario la represión es democrática, pues se hace cuando los trabajadores<br />

no se comportan como ciudadanos, sino que luchan por sus intereses, cuando no<br />

aceptan ser el ejército bien disciplinadito de valorización del capital para el cual se le<br />

habían otorgado esos derechos y libertades. Esto evidencia que, contrariamente a lo que<br />

dice la burguesía, ningún derecho se le otorga a la clase trabajadora como clase (sería<br />

absurdo y estúpido que su enemigo histórico le diera alguna ventaja en la pelea), sino<br />

que todos estos derechos son otorgados a los ciudadanos, como vendedores de mercancías.<br />

El terror represivo es absolutamente coherente con la aspiración burguesa al paraíso<br />

democrático, frente a aquellos que no aceptan comportarse como ciudadanos y se<br />

organizan como clase.<br />

Con el derecho de huelga presentado por la izquierda burguesa como teniendo un valor<br />

en sí antagónico con la superestructura jurídica burguesa pasa exactamente lo mismo. No<br />

es un derecho otorgado a la clase, sino a los vendedores de mercancías. No es ningún<br />

patrimonio proletario, sino un elemento clave de su consolidación como explotados.<br />

Siempre y cuando los trabajadores acepten mantenerse como simple fuerza de valorización<br />

del capital, tienen todo el derecho a adoptar la actitud de cualquier vendedor de mercancías,<br />

reclamar su justo valor, negarse a vender, suspender la entrega de sus valores de<br />

uso, etcétera. En contrapartida aceptan la libertad del comprador de no comprar, la libertad<br />

de trabajo (es decir, amarillismo, desocupación, lock-out, carneros, expulsiones...).<br />

Como con las otras libertades, el que sale con el cuero curtido es el trabajador. Y cuando<br />

se realiza una huelga en serio (haya o no derecho de huelga), donde realmente se atacan<br />

los intereses burgueses, no hay derecho que valga, todos los derechos y las libertades<br />

burgueses se utilizan para reprimir, enseguida nos tildan de «agentes provocadores y<br />

extranjerizantes»; la huelga –precisamente la que sirve a nuestra clase– es declarada ilegal,<br />

salvaje, antisindical. ¡Y en realidad lo es! Consciente o no, toda lucha de nuestra<br />

clase se sitúa contra la igualdad del reino de la mercancía y por su destrucción, y por ello<br />

no puede aceptar ni carneros, ni amarillos, ni libertad de trabajo, ni derecho de huelga,<br />

ni el convenio entre el sindicato y los patrones. Y en nuestro terreno, en el del enfrentamiento<br />

al capital, que hace indispensable la acción directa contra los carneros, los sindicalistas<br />

y los alcahuetes, no existe, ni nunca podrá existir ningún derecho burgués que<br />

nos ampare. Habría que ser terriblemente otario para creerse que la legalización de la<br />

huelga –que no la decidimos nosotros sino nuestro enemigo y la historia demuestra que<br />

la burguesía no da puntada sin hilo– ofrece alguna garantía para ganarla, o para creerse<br />

que el derecho de huelga nos garantiza contra la represión del estado.<br />

«Amnistía para los prisioneros políticos» grita Amnistía Internacional, junto con pacifistas<br />

de todo tipo, trotskistas, socialdemócratas, parlamentos y gobiernos. «Amnistía para<br />

los presos políticos» repiten a coro estalinistas, demócratas, humanistas, curas y «carteristas»<br />

(de Carter), de uno y otro campo imperialista, siempre que tales presos hayan sido<br />

encarcelados por estados del campo adverso –sus propios presos los tienen bien guardaditos<br />

tantos los unos como los otros–. Lo único que falta es que los comités de exiliados<br />

chilenos, uruguayos o argentinos se les ocurra pedir la firma de este señor Bokassa de<br />

África Central, que se dedica a matar niños; ya han conseguido la de la humanista social<strong>democracia</strong><br />

alemana, a la que casi no le quedan presos políticos, porque los está matando<br />

a todos (8). Negociado inmundo, lucha imperialista, se cambian secretarios generales por<br />

carne de clavo (9), espías rusos por sionistas declarados, socialdemócratas importantes<br />

por concesiones comerciales y en todo este repugnante tráfico de carne humana se mez-

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!