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City of Heavenly Fire ( PDFDrive.com )

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Cassandra Clare

City Of Heavenly Fire

frío presentimiento estaba goteando por su espalda como hielo. "Usted

no entiende a los Ocurecidos; usted no entiende cómo son–"

Él se dobló. Algo caliente atravesó dentro de él, a través de su hombro

bajando a través de sus intestinos, como una lanza de fuego. Él cayó al

suelo de rodillas, llorando.

"¡Alec–Alec!" Las manos de la cónsul estaban en sus hombros. Él fue

lejanamente consciente de sus padres corriendo hacia él. Su visión

nadó con agonía. Dolor, superposicionado y duplicado, ya que no era

su dolor en absoluto; la chispas bajo su caja torácica no se esataban

quemando en su cuerpo, sino en el de alguien más.

"Jace" gimió entre dientes.

"Algo ha pasado–el fuego. Tienen que abrir un portal, rápido."

Amatis, estaba tumbada de espaldas en el suelo, riendo. "No me vas a

matar" dijo. "No tienes las agallas".

Clary, respirando con dificultad, dio un codazo a la punta de la espada

bajo la barbilla de Amatis. "Tu no sabes de lo que soy capaz."

"Mírame." Los ojos de Amatis brillaron. "Mírame y dime lo que ves."

Clary miró, sabiendolo de antemano. Amatis no se veía exactamente

igual que su hermano, pero ella tenía la misma línea de la mandíbula,

los mismos ojos azules dignos de confianza, el mismo pelo castaño con

un toque de gris.

"Misericordia" dijo Amatis, levantando las manos como para

protegerse del golpe de Clary. "¿Me la darías dar a mí?"

Misericordia. Clary se quedó congelada, así como Amatis la miraba

con obvia diversión. La bondad no es amabalidad, y no hay nada más

cruel que la virtud. Sabía que debía cortar la garganta de Amatis,

Amar es destruir y ser amado es ser destruido

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