City of Heavenly Fire ( PDFDrive.com )

Cassandra Clare
City Of Heavenly Fire
El viento en el lago era frío; lo sintió golpeando su cara, helado contra
sus mejillas, y sólo entonces se dio cuenta que estaba llorando y su
rostro se había congelado con las lágrimas. Se había preguntado desde
que se había enterado de que Jonathan estaba vivo por qué su madre
había llorado cada año en el día de su nacimiento. ¿Por qué llorar, si lo
había odiado? Pero Clary la comprendía ahora. Su madre lloraba por el
hijo que nunca tendría, por todos los sueños que había tenido en su
imaginación sobre un hijo, lo que ese niño hubiese sido. Ella había
llorado por la amargura de la destrucción de ese niño siquiera antes de
haber nacido. Y así, como Jocelyn estuvo durante años, Clary se ubicó
al lado del Espejo Mortal y lloró por el hermano que nunca tendría, por
el niño que nunca se le había dado oportunidad de vivir, y lloró, por
las pérdidas en la Guerra Oscura, por su madre y la pérdida que había
sufrido, por Emma y los Blackthorn, recordando cómo habían
contenido las lágrimas cuando les contó que vio a Mark en los túneles
de las hadas y que pertenecía a la Caza, lloró por Simon y el agujero
que había dejado en su corazón donde había estado, y la forma en que
lo echaría de menos todos los días desde que murió, lloró por sí
misma, por los cambios que había tenido, porque incluso cambias para
mejor con una pequeña muerte.
Jace se mantuvo de pie a su lado mientras lloraba, y le tomó la mano en
silencio, hasta que las cenizas de Jonathan se hundieron en el fondo del
lago sin dejar rastro.
— No escuches a escondidas —dijo Julian.
Emma lo miró. Bien, así se podía oír las voces que se alzaban a través
de la, ahora, cerrada puerta de la Cónsul. Y tal vez si ella se inclinaba
Amar es destruir y ser amado es ser destruido