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City of Heavenly Fire ( PDFDrive.com )

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Cassandra Clare

City Of Heavenly Fire

para usted en la Ciudadela Adamant la otra noche. He oído que los

aullidos de los Nephilim rasgaron el cielo mientras morían‖

Clary sintió que los cazadores de sombras a su alrededor se tensaron.

Recordó estar tumbada junto a Jace en un barco en Venecia y viendo la

Caza Salvaje ir por encima de su cabeza; un torbellino de llantos y

gritos de batalla, los caballos cuyos cascos brillaban escarlata,

martillando a través del cielo.

"Eso he oído, mi señora," dijo Gwyn con una voz tan ronca, que apenas

era comprensible. Sonaba como el roce de una hoja contra la áspera

corteza. "La Caza Salvaje llega cuando los cuervos de la batalla gritan

por sangre: Reunimos a nuestros corredores de entre los moribundos.

Pero no estábamos en la Ciudadela de la Adamant. Los juegos de

guerra de Nephilim y Seres Oscuros son demasiado ricos para nuestra

sangre. El pueblo de las Hadas se mezcla mal con los demonios y los

ángeles‖

"Me decepcionas, Gwyn," dijo la Reina, haciendo un mohín. "Este es un

momento de poder para las hadas; ganamos, nos levantamos,

alcanzamos el mundo. Pertenecemos a los tableros de ajedrez del

poder, tanto como los Nephilim. Tenía la esperanza de que me dieras

tu consejo.‖

"Perdóname, señora", dijo Gwyn. "El ajedrez es un juego demasiado

delicado para nosotros. Yo no te puedo aconsejar.‖

"Pero te di un gran regalo." La reina puso mala cara. "El muchacho

Blackthorn. Cazador de sombras y de la sangre de las hadas; es raro. Él

cabalgará en tu espalda, y los demonios te temerán. Un regalo mío y de

Sebastian.‖

Sebastian. Lo dijo con comodidad, familiaridad. Había cariño en su

voz, si es que la Reina de Hadas puede decirse que es cariñosa. Clary

podía oír la respiración de Jace a su lado: aguda y rápida; las otras eran

tensas, así, el pánico persiguiendo la realización en sus rostros cuando

las palabras de la Reina de las Hadas se hundieron.

Amar es destruir y ser amado es ser destruido

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