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City of Heavenly Fire ( PDFDrive.com )

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Cassandra Clare

City Of Heavenly Fire

Todavía. Un buen problema para tener. El oscuro cielo convirtió la

ventana en un espejo. Simon sonrió a su reflejo en el cristal. Pelo

revuelto, jeans, una playera vintage; podía ver la habitación detrás de

él, vastas hectáreas de suelo de madera y relucientes muebles de acero

y cuero, un solo cuadro elegante de marco dorado en la pared. Un

Chagall—el favorito de Clary, rosas suaves, azules y verdes, absurdo

contra la modernidad del departamento.

Había un jarrón de hortensias en la mesa de la cocina, un regalo de su

madre, felicitándolo por haber tocado con Stepping Razor la semana

antes. Te amo, decía la nota pegada. Estoy orgullosa de ti.

Él parpadeó; eso era extraño. Si tuviera una flor favorita, serían las

rosas, y su madre sabía eso. Se giró de la venta y miró más de cerca el

jarrón. Eran rosas. Movió su cabeza para aclararlas. Rosas blancas.

Siempre lo habían sido. Cierto.

Escuchó el sonido de las llaves, y la puerta se abrió, dejando entrar a

una pequeña chica con cabello rojizo largo y una brillante sonrisa.

―Oh, dios mío,‖ dijo Clary, medio riendo, medio sin aliento. Cerró la

puerta detrás de ella y se recargó contra esta. ―El lobby es un

zoológico. Prensa, fotógrafo; será loco está noche‖

Ella cruzó la habitación, dejando sus llaves en la mesa. Estaba usando

un vestido largo, seda amarilla impresa con mariposas coloridas, y un

clip de mariposa en su gran cabello rojo. Se veía cálida, abierta y

amorosa, mientras se acercaba a él, alzó sus brazos y él fue a besarla.

Así como lo hacía todos los días cuando ella llegaba a casa.

Olía como Clary, perfume y tiza y sus dedos estaban sucios con color.

Ella entrelazó sus dedos entre sus cabellos mientras se besaban, tirando

de él hacia abajo, riendo contra su boca cuando él casi pierde el

equilibrio.

―Vas a tener que empezar a usar zapatillas, Fray,‖ él dijo, sus labios

contra su mejilla.

Amar es destruir y ser amado es ser destruido

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