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City of Heavenly Fire ( PDFDrive.com )

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Cassandra Clare

City Of Heavenly Fire

―¿No lo crees tú?‖ dijo Alec, pero fue sin rencor; luego de un momento

sonrió un poco, esa sonrisa Lightwood que iluminó su rostro e hizo a

Simon pensar en Izzy. ―Ella es mi hermana pequeña. Creo que es

demasiado buena para cualquiera. Pero tú─ tú eres una buena persona,

Simon. Sin importar que seas un vampiro, también. Eres leal y eres

listo y tú─ tú haces feliz a Isabelle. No se por qué, pero lo haces. Sé que

no me gustaste cuando te conocí. Pero eso cambió. Y difícilmente juzgo

a mi hermana por salir con un Subterráneo.‖

Simon se quedó muy quieto. Alec estaba bien con los brujos, pensó.

Eso era bastante obvio. Pero los brujos nacieron siendo lo que eran.

Alec fue el más conservador de los niños Lightwood -que no era un

amante del caos-amoroso o un corredor de riesgos como Jace e

Isabelle─ y Simon siempre lo había sentido en él, esa sensación de que

un vampiro era un ser humano transformado en algo incorrecto.

"No estarías de acuerdo en ser un vampiro," dijo Simon. "Ni siquiera

para estar con Magnus siempre. ¿Cierto? Tú no quieres vivir para

siempre; quisiste quitarle su inmortalidad. Es por eso que él rompió

contigo.‖

Alec se estremeció. ―No,‖ dijo él. ―No, no querría ser un vampiro.‖

―Así que crees que soy menos que tú,‖ dijo Simon.

La voz de Alec se agrietó. "Estoy tratando," dijo, y Simon lo sintió,

sintió cuánto Alec quería decir que, tal vez incluso lo decía un poco

enserio. Y después de todo, si Simon no fuera un vampiro, él todavía

sería un mundano, todavía menor. Sintió el pulso en la muñeca que

sostenía. "Adelante," dijo Alec, exhalando sus palabras, claramente en

una agonía de espera. "Solo─ hazlo".

"Prepárate,‖ dijo Simon, y se llevó la muñeca de Alec a la boca. A pesar

de la tensión entre ellos, su cuerpo, hambriento y privado, respondió.

Sus músculos se tensaron y sus colmillos salieron con voluntad propia.

Vio los ojos de Alec oscurecerse por la sorpresa y el miedo. El hambre

se extendió como un incendio por el cuerpo de Simón, y el habló desde

las profundidades de esta, luchando por tratar de decir algo humano a

Amar es destruir y ser amado es ser destruido

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