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Lee la entrevista y el cuadro anexo al final.
Embajadora de la paz
LECTURA, EXPRESIÓN ORAL Y ESCRITA II
Hablar de paz significa hablar de Rigoberta Menchú y de un trabajo dedicado a los derechos
humanos durante más de una década.
Esta mujer guatemalteca, Premio Nobel de la Paz, recorrió durante los últimos años diferentes
regiones, para escuchar la situación de sus hermanos indígenas y encontrar una solución al
problema de la violencia que viven muchos sectores sociales, quienes no fueron escuchados ni
tomados en cuenta dentro de las decisiones de los gobiernos.
Su trabajo tiene como principal propósito devolverle a la gran comunidad indígena de Latinoamérica
sus derechos como seres humanos, el derecho a ejercer la libertad de pensamiento y de creencias,
y el derecho a ser tratados como ciudadanos. Menchú asegura: "Nuestro problema no es de
religión. Nuestro problema tiene origen en la insensibilidad que se genera entre los seres humanos,
divorciando los valores éticos y la moral pública que depende de la conciencia y de la actuación
correcta sobre la tierra, de la persona, indígena o no. El ser humano no debe tener un pretexto para
ser racista o excluyente; simplemente para mí, las diferencias que se remarcan son para reafirmar
la discriminación contra los pueblos que reivindican sus raíces históricas".
Esta mujer fuerte y de rostro cobrizo, es una autodidacta de la vida, dispuesta a aprender a través
de su trabajo en cada región que conoce y de cada sector que escucha. Para ella poder hablar una
lengua diferente ha significado un gran esfuerzo extra y una realización personal. Asimismo,
asegura que el conocimiento de la vida lo recibió de sus antepasados, que fueron grandes
maestros y personalidades indígenas. Gracias a las enseñanzas de ellos, su vida no terminó
cuando su madre y uno de sus hermanos fueron torturados, su padre quemado vivo y su otro
hermano fusilado.
Con la voz entrecortada, Rigoberta Menchú enfatiza en la importancia de seguir adelante, aun con
las adversidades que se presentan. Considera que debe seguir conociendo gente que trabaja en el
camino de la paz, no porque necesite sensibilizarse, sino porque desea conocer los problemas
sociales que atañen a sus raíces. Afirma: "No soy científica, porque no estudio al ser humano, y no
necesito sensibilizarme para entender lo que ocurre en determinado país". Para ella, cada país
tiene una historia específica y considera la situación de todos los pueblos indígenas en todo el
continente como plural y diversa. En cuanto a los derechos humanos, existen patrones comunes
relacionados con la violación de los mismos, entre ellos el despojo de la tierra y el maltrato a estas
comunidades.
A esto se le suma el desplazamiento interno que sufren y la pérdida, en un alto porcentaje, de sus
valores culturales debido a que ciertos planes económicos no consideran su diversidad cultural y
étnica.
S A E T A 50
NOVIEMBRE 2004