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LECTURA, EXPRESIÓN ORAL Y ESCRITA II<br />
Diariamente te comunicas por medio de la expresión oral, ¿qué facilidad tienes para<br />
realizarlo?<br />
Platica una anécdota o experiencia a un familiar o amigo, y pídele que te comente<br />
cómo desarrollas tú lenguaje kinésico.<br />
FORMAS DE EXPRESIÓN ORAL<br />
LA DISERTACIÓN<br />
La disertación es una de las formas más habituales de realizar<br />
exámenes en filosofía y suele asimilarse a lo que más<br />
coloquialmente llamamos desarrollo de un tema. El tema sobre el<br />
que se realiza este ejercicio puede ser alguno de los más<br />
conocidos que se ha planteado la filosofía a lo largo de los<br />
tiempos, como la libertad, por ejemplo, o puede limitarse a la<br />
explicación de tal o cual teoría de cualquier filósofo, como sería la<br />
disertación sobre la teoría del conocimiento en Platón, por ejemplo.<br />
Cada una de estas opciones tiene sus propias variantes, por<br />
supuesto; pero nosotros vamos a comenzar por lo que sería la estructura básica de la<br />
disertación, que hemos de considerar común a los dos casos citados. (Claro que lo común,<br />
como veremos a continuación, suele resultar demasiado general y, con frecuencia,<br />
demasiado evidente).<br />
La disertación se suele dividir en tres partes claramente diferenciadas: la introducción, el<br />
desarrollo propiamente dicho, y la conclusión. Sobre la introducción y el desarrollo es<br />
válido lo que se ha explicado para el comentario. La introducción ha de ser proporcional a<br />
la extensión del ejercicio, pero partiendo siempre del principio de su necesaria brevedad; su<br />
objeto es situar al lector en el terreno adecuado para la mejor comprensión y valoración de<br />
lo que decimos a continuación. No se ha de anticipar, pues, nada que no sea estrictamente<br />
necesario para dicho fin.<br />
En virtud de esa relación, es fácil comprender que no podremos hacer una introducción<br />
adecuada sin saber lo que vamos a decir, por lo que la introducción, pese a ser lo primero<br />
que va a ser leído por el corrector es, realmente, lo último en lo que nosotros debemos<br />
pensar (de dónde se sigue, espero que se vea esto con claridad, que necesariamente<br />
hemos de elaborar al menos un guión previo de nuestro trabajo, lo que requiere utilizar una<br />
hoja como borrador).<br />
S A E T A 75<br />
NOVIEMBRE 2004