un horizonte sin fin * <strong>Corte</strong> <strong>Suprema</strong> <strong>de</strong> <strong>Justicia</strong> • <strong>Revista</strong> 22 La in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l juez, La in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia, observó don ÁNGEL OSSORIO, “supone que el juez sea un soberano <strong>de</strong> su ministerio y esté creado para dar la razón a quien la tenga, sin preocuparse <strong>de</strong> nada, sin obe<strong>de</strong>cer a nadie y sin <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>r <strong>de</strong> ningún otro hombre o institución. De modo que la alternativa es tajante: o la justicia goza a plenitud su in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia, o no existe justicia”. Más que una cumbre conquistada, la tajante i<strong>de</strong>a <strong>de</strong>l autor <strong>de</strong> El alma <strong>de</strong> la toga es un punto <strong>de</strong> partida hacia la montaña <strong>de</strong> inquietu<strong>de</strong>s en que se <strong>de</strong>senvuelve el trazado, siempre inconcluso, <strong>de</strong>l sen<strong>de</strong>ro por el cual transita la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l juez. Partiendo, entonces, <strong>de</strong> su carácter <strong>de</strong> meta, es preciso preguntarnos cuál es el alcance actual <strong>de</strong> su concepto, cómo está estructurado y construido, cuáles son sus bases y qué vicisitu<strong>de</strong>s enfrenta cuando se transporta a la realidad. En últimas, la pregunta es: ¿Tiene la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l juez un horizonte <strong>de</strong>spejado? ¿Es un libro totalmente escrito y con todas sus páginas cerradas? Esta perspectiva requiere iniciar esta reflexión con un somero recorrido por las variables que bor<strong>de</strong>an la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia judicial; claro está, sumergida en el marco <strong>de</strong>l sistema jurídico–político en que históricamente se inscribe. Comprendida también como una figura propia <strong>de</strong>l constitucionalismo <strong>de</strong> los regímenes <strong>de</strong>mocráticos. Propósito que se acomete <strong>de</strong> entrada, para luego mirarnos brevemente frente al espejo <strong>de</strong> los hitos, los matices y las particularida<strong>de</strong>s colombianas. Al aspirar a una noción cumbre sobre justicia imparcial, RAWLS sostiene que un sistema jurídico <strong>de</strong>be tomar medidas para dirigir or<strong>de</strong>nadamente los juicios, así como prever reglas <strong>de</strong> prueba que garanticen unos procedimientos razonablemente proyectados para conocer la verdad por medios acor<strong>de</strong>s a los <strong>de</strong>más fines <strong>de</strong>l sistema legal. Y aunque haya diferencias en estos procedimientos, el imperio <strong>de</strong> la ley CARLOS ISAAC NADER PRESIDENTE CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, 2005 26 exige alguna forma <strong>de</strong> proceso. Los jueces <strong>de</strong>ben ser in<strong>de</strong>pendientes e imparciales, mientras los juicios <strong>de</strong>ben ser justos y abiertos y no han <strong>de</strong> ser prejuiciados por el clamor público1 . De sobra conocemos que para llegar a una concepción tan elaborada como está, el hombre ha escalado progresivos peldaños. Así, al amanecer <strong>de</strong>l tercer milenio <strong>de</strong> nuestra era no parece posible, ni saludable en un sistema jurídico que se precie <strong>de</strong> serlo, un juzgador que emita veredictos “sin preocuparse <strong>de</strong> nada, sin obe<strong>de</strong>cer a nadie y sin <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>r <strong>de</strong> ningún otro hombre o institución”. Un imaginario <strong>de</strong> este temperamento resulta extravagante porque nos remonta a épocas antiguamente superadas, como aquellas en que el príncipe o soberano estaba ‘absuelto’ <strong>de</strong>l <strong>de</strong>recho o suelto <strong>de</strong>l imperio <strong>de</strong> este. Sin embargo, es la prueba palpitante <strong>de</strong> la evolución; es el polo a tierra <strong>de</strong>l grado <strong>de</strong> conciencia con el cual sabemos que los tiempos que corren no son el comienzo y tampoco el fin <strong>de</strong> la historia. Por fortuna, son inmensos los avances alcanzados Las socieda<strong>de</strong>s han logrado, unas más que otras, niveles aceptables <strong>de</strong> convivencia pacífica, teniendo como hilo conductor ese elemento que Rawls sigue llamando el imperio <strong>de</strong> la ley. Principio rector <strong>de</strong> las actuales organizaciones políticas, estrechamente ligado al <strong>de</strong> in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia judicial, pero que para infortunio <strong>de</strong> los dos –o, más que para ellos, para la misma sociedad– es blanco <strong>de</strong> ataque permanente en la lucha por acumular po<strong>de</strong>r. * Ponencia <strong>de</strong> instalación <strong>de</strong>l VIII Encuentro <strong>de</strong> la Jurisdicción Ordinaria realizado en Barranquilla <strong>de</strong>l 13 al 15 <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 2005. 1 Rawls, John. Teoría <strong>de</strong> la <strong>Justicia</strong>. 1971. Fondo <strong>de</strong> Cultura Económica, primera reimpresión <strong>de</strong> la segunda edición en español. México, D.F., 1997.
La in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l juez no se está inventando ahora. Muy distinto es que sea el producto <strong>de</strong> una constante recreación y esté en el centro <strong>de</strong> las luchas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el interior y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> fuera <strong>de</strong>l Estado; porque no basta con <strong>de</strong>cir que los jueces son in<strong>de</strong>pendientes para que en verdad lo sean.