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Fahrenheit 451 Ray Bradbury Fuego Brillante - Educarchile

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Pero había llegado al río.<br />

Lo tocó para cerciorarse de que era real. Se metió en el agua, se desnudó por<br />

completo y se roció el cuerpo, los brazos, las piernas y la cabeza con el licor<br />

que llevaba; bebió un sorbo e inspiró otro poco por la nariz. Después, se vistió<br />

con la ropa y los zapatos de Faber. Echó su ropa al río y contempló cómo se la<br />

llevaba corriente. Luego, con la maleta en la mano, se metió agua adentro<br />

hasta perder pie, y se dejó arrastrar en la oscuridad.<br />

Estaba a unos trescientos metros corriente abajo cuando el Sabueso llegó al<br />

río. Arriba, las grandes aspas de los ventiladores giraban sin cesar. Un torrente<br />

de luz cayó sobre el río, y Montag se zambulló bajo la iluminación, como si el<br />

sol hubiese salido entre las nubes. Sintió que el río lo empujaba más lejos,<br />

hacia la oscuridad. Después, las luces volvieron a desplazarse hacia tierra, los<br />

helicópteros se cernieron de nuevo sobre ciudad, como si hubieran encontrado<br />

otra pista. Se alejaron. El Sabueso se había ido. Ya sólo quedaba el helado río<br />

y Montag flotando en una repentina paz, lejos de la ciudad, de las luces y de la<br />

cacería, 1ejos de todo.<br />

Montag sintió como si hubiese dejado un escenario lleno de actores a su<br />

espalda. Sintió como si hubiese abandonado el gran espectáculo y todos los<br />

fantasmas murmuradores. Huía de una aterradora irrealidad para meterse en<br />

una realidad que resultaba irreal, porque era nueva.<br />

La tierra oscura se deslizaba cerca de él, que se avanzando hacia campo<br />

abierto entre colinas. Por primera vez en una docena de años, las estrellas<br />

brillaban sobre su cabeza, formando una gigantesca procesión.<br />

Cuando la maleta se llenó de agua y se hundió, Montag siguió flotando boca<br />

arriba; el río era tranquilo y pausado, mientras se alejaba de la gente que<br />

comía sombras para desayunar, humo para almorzar y vapores para cenar. El<br />

río era muy real, le sostenía cómodamente y le daba tiempo para considerar<br />

este mes, este año, y todo un transcurso de ellos. Montag escuchó el lento latir<br />

de su corazón. Sus pensamientos dejaron de correr junto con su sangre.<br />

Vio que la luna se hundía en el firmamento. La luna allí, y su resplandor,<br />

¿producido por qué? Por el sol, claro. ¿Y qué iluminaba al sol? Su propio<br />

fuego. Y el sol sigue, día tras día, quemando y quemando. El sol y el tiempo. El<br />

sol, el tiempo y las llamas. Llamas. El río le balanceaba suavemente. Llamas.<br />

El sol y todos los relojes del mundo. Todo se reunía y se convertía en una<br />

misma cosa en su mente. Después de mucho tiempo de flotar en el río, Montag<br />

supo por qué nunca más volvería a quemar algo.<br />

El sol ardía a diario. Quemaba el Tiempo. El mundo corría en círculos, girando<br />

sobre su eje, y el tiempo se ocupaba en quemar los años y a la gente, sin<br />

ninguna ayuda por su parte. De modo que si él quemaba cosas con los<br />

bomberos y el sol quemaba el Tiempo, ello significaría que todo había de arder.

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