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DOCUMENTOS PARA LA HISTORIA DOMINICANA 81
dalismo me acogí a las aras del dios Harpócrates, i aonspi­
'rado7'!, ipam destrui1' el sistema establecido!.,. Empasquinado,
proclamado en público, proscrito y señalado con
el dedo del terror, he visto con desprecio el huracán de las
pasiones bramar a mi rededor sin amedrentarme y sin que
mi indomable cerviz se doblegase ante la soberanía usurpada,
i En qué país vivimos!. " He visto cosas extraordinarias
y que me han avergonzado del nombre de que me
glorificaba. He visto sacudir el yugo de oprobio e ignominia
que pesara sobre nosotros por el concurso de muchas
circunstancias reunidas, y he visto y sufrido el fé;rreo
a que se nos uncía de nuevo. Y yo, miserable insecto, sin
mezclarme en nada de eso que llaman política y gobierno,
he permanecido callado, viese lo que viese, u oyese lo que
oyese, pues por fas o por nefas los míos me zurraban siempre
lindamente la badana, como si un grillo fuese insecto
de tanta importancia,
Para complemento aparece una hoja suelta, imitando
mi lenguaje y apropiándose el nombre que me cuadró tomar
el año 43, para despertar de su letargo a la Parte del Este,
hacerle COnocer sus derechos imprescriptibles y el lugar
que debía ocupar entre los pueblos americanos.. i En qué
país vivimos, que ni aun el nombre es propiedad sagrada!
La costumbre de verme estrujado de un año acá entre
tantos cuerpos duros, me ha hecho perder el temor al zapato
viejo o nuevo y a aquella simpleza de ir a donde no se
vuelve, y ya que se me obliga por un robo a salir de donde
yo estaba y a cantar, lo haré como Grillo atrabiliario, pues
no es una bobería estar más de un año en reclusión y esperando
de un instante a otro la deportación o la emigración
al otro barrio por medios violentos.
Parodiando al Grillo de 1844 (y esa es grilla), le diré
con la atención que merece el sexo, a menos que sea herl11afl'Odita:
que el Grillo Dominicano, a pesar de haber visto
mucho más, no saltó ni chilló, y que aun con su mortal silencio
creyó allá en su interior no se escaparía de un bota­
20 a algo acabado en azo ni en la cueva de San Pacomio:
que después de haber visto tramar la revolución y poner