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174 ARCHIVO GENERAL DE LA NACION
dos hOl'as de saqueo, como el único medio que emplean los
rebeldes para hacerse partidal'ios,
Vanamente el fratricida Pedro Santana conspira contra
el Gobierno legítimo y quiere saciar por medio de la
fuerza, la hidrópica sed de mando que le devora. La experiencia
de cuatro años os habrá hecho conocer ya que es
incapaz de gobernaros. Vosotros le viteis ingrato con el
mismo ejél'cito que le sostenía en el poder y autol'izar a los
ojos de todos los actos más despóticos y anguinarios. Vosotros
le visteis rasgar la Constitución del Estado, cuyo Código
venerando estaba refIDldido para él en el artículo 210;
Yvosotros en fin visteis la falange de Generale que levan-
Ó, mientras el soldado lleno de méritos y cicatrices que
esperaba la recompensa de sus servicios no era digno de
merecer su atención. He aquí los títulos con que el ambicioso
Peclro Santana se ha lanzado en el terreno de la guerra
chil a conquistar el poder.
La semana pasada se presentaron sus avanzadas en el
pueblo de San Carlos, de donde se llevaron varios individuos,
atropellando infamemente a uno de ellos; y antes de
ayer ha estafado la flotilla que está a sus órdenes una goleta
inglesa que venía de Curazao, quitándole veinte y nueve
sacos de frijoles, seis de café, y otros tantos de bacalao, después
de haberle disparado varios tiros, dando lugar con esta
conducta a que el Cónsul de su nación les haya enviado
un buque de guerra que les ha hecho devolver vergonzosamente
los efectos robados. De este modo ha dado principio
la facción de Santana a su vandálica empresa.
:81 Gobierno que sabe todos sus pasos, y que tiene tomadas
de antemano las medidas necesarias para destruir
el plan que se está fraguando hace días, los aguarda con impaciencia,
y vosotros no os sentiréis en verdad menos .ieseonos
de probarles que no se perturba impunemente la paz
de un pueblo pacifico como el vuestro. Una lucha entre la
anarquía y los defensores de la verdadera libertad no puede
ser dudosa, y vosotros triunfaréis ciertamente, porque
vuestra causa es la causa legítima, es la causa de Dios, y
este no podrá menos que manifestarse enojado y lleno de