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160 ARCHlVO GENERAL DE LA NACION
del año pasado; de de entonces Jl1e habéis visto en el seno
de mi familia entregado a mis ocupaciones domésticas;
pero lamentando de antemano las desgracias que para el
país habían de preparar un in ondable abismo. Así lo predije
al alir de Santo Domingo: ¡a í sucedió 1
La noticia de los primeros desa tres de La Matas vino
a agravar mis padecim,ientos; entonces, i cuánto no fué mi
'De ar en llresel1cia de la fatal situación que tan de cerca
amenazaba la República! La mía también era la má crítica;
me hallaba colocado en la cruel alternación de dejar
de ofrecer mis servicios, o aparecer sospechoso al mismo
Gobierno. No obstante, cumplía en cuanto me era dable
mi deber de buen patriota, ya animando a 10 soldados a
que marchasen, ya empleando mis esfuerzos para reunirlos.
Mas la suerte todavía conspiraba contra nosotros: el enemigo
se avanzaba el arma al brazo, y su triunfo parecía
casi eguro.
Un. decreto del Congreso acional me llamó para que
me pusiese a la cabeza del ejército; obedecí al in tante, creyendo
todavía remediar algo de nuestros males; mas como
prueba de una indiscreta desconfianza, el Presidente anula
ese decreto, y me manda retroceder; manifestando así escandalosamente
una desobediencia a la voluntad del poder
soberano. Mas tarde, y cuando el enemigo amenazaba las
mal seguras puertas de la capital, permitió el Presidente,
sin anular aún su primera disposición, que siguiese yo mi
marcha para jas fronteras,.. lo Y dónde estaba entonces
el ejército de las fronteras1 No existía ninguno, y las reliquias
del que se derrotó en Azua, andaban errantes sin jefes
y espantadas. Sin embargo, Azua poseyó al General Jimenes
por algunos días; acercóse el en.emigo hasta el río Jura,
y él mismo con su numeroso estado mayor dió el ejemplo
de la evacuación. Alli, ni él, ni el jefe de las fronteras,
nada dispusieron que inspirase confianza, ni a las tropas
ni a las poblaciones, todo era desorden y anarquía.
En tan desesperada situación, el enemigo en Azua y
empeñado en someter la República, después que nuestras
fuerrz.as .."ól0 constaban en 335 hombres reunidos, me atreví