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DOCUMENTOS PARA LA HISTORIA DOMINICANA 25
la Junta, los infrascritos, muy atentos y obedientes servidores.
Firmados. José Patín. A. Mauri. J. P. Diez. Teófilo
E. Rojas. Lucas de Coba. Mariano Diez. Hipólito Pichón.
M. L. de Umeres. María Ruiz. Pedro Núñez de Cáceres.
Antonio D. Madrigal (hijo). Antonio Madrigal y J. Antonio
Troncoso.
Gaceta de Gobierno, S. D., No. 57, 27 febrero 1855.
7.-EI dominicano en el desierto. 9 julio 1844 (a)
Escapado de la enturbiada corriente de la revolución
de Praslin, después de haber sufrido cuantos males se 1'evolcaban
en sus ondas impurísimas, vagaba YO de desierto
en desierto buscando algún asilo donde ocultar mis miserias
y que me ocultase el oprobio y desgracia de mi Patria...
(6) Pero ¡ah!, el huracán desolador que se levantó
(a) Un compatriota de los departamentos del Cibao me ha honrado
dirigiéndome la anterior producción, que me parece digna de la luz pública,
no sólo por el objeto a que termina, que es la unión que debe reinar entre
nosotros, sino porque con palabras escogidas y Boreadas, y con mucho
juicio y moderación, el autor (que aun no conozco) dice cosas útiles, dignas
de aprecio. Por lo que a mí pueda tocarme, agradezco el noble y generoso
proceder de este patriota; mi sola ambición se cifra en ver mi Patria
libre, eu verla feliz y en bajar a la tumba. si es posible, con la gratitud y
reconocimiento de mis conciudadanos. Plegue al cielo que se satisfagan
mis deseos.-Tomás Eobadilla.
(6) En unos Apuntes de don Carlos Nouel (Mss. Archivo de la Nación),
se dice que este escrito "se atribuye con fundamento a Nicolás Heredia".
Y en uno de los Cuadernos de Apuntes del historiador nacional José
Gabriel García, se lee lo siguiente: "1844. Cuando el teniente coronel Lorenzo
Santamal'Ía se vió obligado a abandonar a San Juan que estaba ya
amenazado por Riviere, Valentín Sánchez se quedó ocuÍto en los montes
corriendo tantos peligros, que dió motivo a unos versos titulados El Dominicano
en el Desierto con cuyo nombre quedó distinguiéndose. Ya coronel,
fué quien tuvo la honra de entrar triunfante en Hincha y enarbolar el
pabellón dominicano. Murió en 1852. En los 5 pueblos ocupados no pudo