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216 ARcHIVO GENERAL DE LA NAcioN
del tremendo ejército haitiano en marcha; y Boyer, cuya
moderación y humanidad fué elevada hasta los cielos, fUé
indicado como último l'ecurso en que se podía poner la esperanza
de salvación.
Estos preliminares apoyados por la invasión de un
numeroso ejército veterano, bien disciplinado y bajo el inmediato
mando del mismo Boyer en 1822, pronto removieron
todos los obstáculos; y en el estadú indefenso en lJ.Lie
se encontl'aban los dominicanos no tuvieron más alternativa
sino sucumbir.
Algunos años después se hizo esfuerzo para justificar
e ta usurpación, y una porción ele correspondencia fué publicada
por el gobiel'llo Haitiano que toda ella no prueba
sino los efectos poderosos del temor solamente, es decir, el
temor de la más completa desesperación! _-i tampoco es
esta correspondencia toda genuina. Algunas cartas eran de
los propios emisarios de Boyer.
Habiendo Jos haitianos sofocado varios movimientos
revolucionarios de parte de los dominicanos, estos finalmente
se resignaron a esperar con paciencia la primera
favorable coyuntura para sacudir el yugo.
Fueron siempre tratados como un pueblo conquistado,
no concediéndosele ningún empleo de confianza ni de provecho,
hasta que finalmente se presentó la ocasión de dar
el grito de Dios, Patria y Libertad, el día 27 de Febrero
de 1844.
Capítulo 20.
Los Dominicanos 1'eivind/¿can sus derechos.- Siete
años de hostílidades no dan ningunas ventaias a los haitianos.-Mediación
emprendida.- Pretensiones de ?'eelamlJs
ele pa1·tes inte1'esadas.- Defensa de los derechos dominwrLnos.-
Razones p01' las cuales no deben sacrífica?' ninguna.
parte de su territorio pa1'a comprar ignominiosamente la
]Xl.z.
La umOll forzada de razas tan distintas, en idioma,
carácter, moral y propensiones, no podía ser permanente;